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Activistas en Colombia a merced de sicarios; incrementan asesinatos

Tan solo en un periodo de dos días, a mediados de este año, fueron asesinados diez activistas en ocho provincias distintas

Escrito en MUNDO el

Después de la firma del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la tasa de homicidios cayó al punto más bajo en décadas. Pero los asesinatos de activistas, concejales, líderes indígenas y ambientalistas se han incrementado en todo el país.

En 2016, el gobierno colombiano declaró de manera oficial el fin de un conflicto armado que duró más de cinco décadas, al firmar un acuerdo de paz con el principal grupo guerrillero del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

Así, en el plazo de un año la tasa de homicidios alcanzó su nivel más bajo desde 1975, un cambio impresionante para un país donde murieron más de 200,000 personas a causa de la guerra.

Sin embargo, hay un elemento de la violencia que definitivamente no ha disminuido: los asesinatos de activistas, incluidos sindicalistas, concejales, líderes indígenas y ambientalistas que han sido atacados en todo el país.

Por el contrario, pareciera que estos asesinatos más bien han aumentado durante el periodo de paz.

Por lo menos 190 líderes comunitarios han sido asesinados en lo que va del año, con lo cual el país parece encaminado a sobrepasar la cifra total de homicidios de activistas en 2017, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, un grupo de investigación.

Sólo algunos casos han sido resueltos por el gobierno colombiano, aunque se ha detectado un patrón: casi todos los asesinatos han sucedido en zonas que dejaron los exguerrilleros de las Farc cuando se desmovilizaron después del acuerdo de paz.

En un principio, la salida de los guerrilleros fue positiva para activistas y organizadores comunitarios; les dio la oportunidad de impulsar proyectos de infraestructura que habían sido necesarios desde hace décadas, como caminos, acueductos u otros servicios para las zonas.

Sin embargo, el gobierno aún no ha tomado el control de muchas zonas abandonadas por los rebeldes. En vez de eso han llegado narcotraficantes, grupos paramilitares y facciones rebeldes.

Estos grupos ven los proyectos de desarrollo de los activistas como una amenaza que atrae atención no deseada y que podría interferir con las actividades ilegales, según los residentes.

Eso ha dejado a los activistas a merced de los grupos criminales.

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“En esas regiones las Farc se fueron y el Estado nunca llegó”, dijo Carlos Guevara, director de Somos Defensores, grupo de investigación que monitorea los ataques contra activistas.

Tan solo en un periodo de dos días, a mediados de este año, fueron asesinados diez activistas en ocho provincias distintas; entre las víctimas figuran un organizador político de izquierda, un líder campesino y dos representantes de un grupo indígena que fueron baleados el 6 de julio.

Adam Isacson, analista del grupo de derechos humanos Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por su sigla en inglés), dijo que los asesinatos de líderes comunitarios y sociales representan los inicios de un desmoronamiento social más generalizado en Colombia, a pesar del acuerdo con las Farc.

Hubo un periodo de tranquilidad en el que la gente estaba en espera conforme los concejos y líderes sociales por primera vez hacían política libremente”, dijo. “Pero eso ya se terminó. Se abrió una ventana por un tiempo y el Estado no pasó por ahí, lo hicieron otros grupos armados”.

Los asesinatos representan un importante desafío para el nuevo presidente colombiano, Iván Duque, quien llegó al poder el 7 de agosto y ha prometido hacer cambios al acuerdo de paz, pues dice que requiere correcciones.

mlmt