Tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, la Iglesia católica se prepara para uno de sus momentos más trascendentales: la elección de su próximo pontífice. El cónclave, compuesto por 137 cardenales con derecho a voto, será el escenario donde se definirá el futuro inmediato de la Iglesia, y la balanza parece inclinarse hacia una continuidad del legado de Francisco.
La Capilla Sixtina del Vaticano cerrará al público a partir del lunes 28 de abril para los preparativos del cónclave en el que se elegirá un sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. "Aviso. Se comunica que la Capilla Sixtina será cerrada al público a partir del lunes 28 de abril de 2025 por las exigencias del cónclave", se lee en el portal oficial de los Museos Vaticanos.
El 26 de abril tendrá lugar el funeral del papa Francisco, fallecido el lunes 21 de abril, y tras un periodo de luto de nueve días se convocará el cónclave, en un plazo máximo de 20 días desde la muerte, por lo que su inicio se estima entre el 5 y el 10 de mayo.
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La mayoría de los actuales cardenales electores son provenientes de Europa (54), seguidos por los asiáticos (24), los sudamericanos (18), norteamericanos (16), africanos (18), centroamericanos (4) y de Oceanía (4). Francisco descentralizó la iglesia con diez consistorios en los que creó purpurados "de las periferias".
SUCESIÓN EN EL VATICANO – COBERTURA COMPLETA
La elección se hará por escrutinio secreto. Para que sea válida la elección del Romano Pontífice se requieren dos tercios de los votos. El primer día de encierro se realizará una sola votación y en los días posteriores, en caso de fracasar, dos por la mañana y dos por la tarde.
El 'scrutinium' contará con tres cardenales encargados de escrutar el proceso y tres de revisarlo. Las papeletas serán rectangulares y en ellas se lee "Eligo in Summum Pontificem", mientras que en la parte inferior habrá un espacio para escribir el nombre del elegido. Luego, cada purpurado llevará su papeleta hasta la urna y, ante los escrutadores.
Una vez que todos han votado se procede al recuento. Los escrutadores leerán en alto cada papeleta mientras otro toma nota y un tercero las perfora con una agua e hilo, uniéndolas en ristra.
Tras cada votación, se quemarán los votos en una estufa instalada para la ocasión en la Capilla Sixtina. El color del humo que salga por la chimenea anunciará al exterior el resultado: si es blanco, significará que se ha alcanzado un acuerdo. Si es negro, el cónclave deberá seguir.
Una vez un cardenal se imponga al resto, el decano, Giovanni Battista Re (en febrero de 2025), preguntará al elegido: "¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?". De asentir, le preguntará cómo quiere ser llamado.
El último paso será anunciar la elección al mundo: "Habemus Papam" (tenemos papa) es la fórmula que el protodiácono exclamará desde el balcón de la basílica vaticana. El nuevo pontífice se presentará entonces al mundo e impartirá su primera bendición 'Urbi et orbi'.
Las ideologías dentro del cónclave
El grupo más numeroso dentro del Colegio Cardenalicio es el de los bergoglianos, con 53 miembros, quienes siguen la doctrina y enfoque pastoral impulsado por Francisco durante su pontificado. Este bloque, caracterizado por una visión relativamente liberal y moderada, podría tener un papel clave en la elección del próximo papa.
Le siguen los moderados, con 39 cardenales, un grupo más difícil de prever, ya que si bien mantienen posturas conservadoras en algunos temas sociales, suelen fluctuar en otros. Su voto podría ser decisivo si se genera una alianza con los bergoglianos.
Los conservadores suman 25 miembros y se alinean con la moral tradicional de la Iglesia, defendiendo posiciones doctrinales más rígidas y una interpretación clásica del catolicismo.
En el extremo progresista se ubican 15 cardenales, quienes promueven una mayor inclusión en la Iglesia y posiciones socialmente liberales, mientras que los tradicionalistas, con apenas 5 miembros, critican la dirección actual de la Iglesia, considerando que se ha alejado de sus raíces por ser "demasiado progresista".
La composición del cónclave sugiere que el próximo pontífice podría ser una figura de continuidad con el pontificado de Francisco, aunque el papel de los moderados podría abrir espacio a nuevas dinámicas en la elección.
La mirada del mundo católico está ahora puesta en la Capilla Sixtina, donde pronto se encenderá la fumata blanca que anunciará a un nuevo líder espiritual para más de mil millones de fieles.
¿Qué es un cónclave?
Contexto: Del latín "cum clave" (bajo llave), se trata de una reunión en la que los cardenales menores de 80 años se reúnen en la Capilla Sixtina, a puerta estrictamente cerrada, para elegir un sucesor al difunto, y no volverán a la "libertad" hasta completar su misión.
La "sede vacante" sigue un ritual claramente estipulado en el que "nada se ha de innovar", según obliga el Derecho Canónico.
El cónclave se celebra con los cardenales encerrados para animar al acuerdo y evitar interferencias. Esta práctica surgió en el 1270, cuando los habitantes de Viterbo, entonces sede pontificia, hartos de años de indecisión, encerraron a los 'príncipes de la iglesia' hasta elegir sucesor. Funcionó y el designado fue Gregorio X.
Así, en la fecha elegida, se encerrarán en la Capilla Sixtina para debatir el nombre del futuro papa, aunque solo podrán votar o ser elegidos los menores de 80 años.