El papa Francisco atraviesa un estado de salud delicado debido a diversas afecciones médicas que han debilitado su organismo, ya que desde el 5 de febrero comenzó a sufrir una recaída bronquial que, con el paso de los días, ha ido deteriorando progresivamente su salud, afectando su capacidad respiratoria y generando complicaciones adicionales en su sistema inmunológico.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO
SÍGUENOS EN EL SHOWCASE DE LA SILLA ROTA DE GOOGLE NEWS
Te podría interesar
Ante esta situación, el pasado 14 de febrero fue ingresado al Hospital Policlínico Agostino Gemelli, en Roma, donde ha permanecido bajo estricta observación médica. Sin embargo, este sábado 22 de febrero, su estado se agravó tras una crisis respiratoria severa.
¿Cuál es el estado de salud del papa Francisco?
El pontífice continúa hospitalizado en el Gemelli y su estado ha sido calificado como "crítico" tras una crisis asmática prolongada que requirió el uso de oxígeno a flujos elevados. Además, presenta trombocitopenia derivada de una anemia, por lo que ha necesitado transfusiones de sangre, según el último informe médico.
Días atrás, trascendió que el papa Francisco podría considerar su renuncia si su salud le impidiera cumplir con sus funciones. Sin embargo, el cardenal Gianfranco Ravasi aseguró que su intención es mantenerse en el cargo al menos hasta el Jubileo.
"Si tuviera serias dificultades para cumplir su servicio, tomará su propia decisión. Será él quien decida, por supuesto, tal vez pida consejo, pero la última palabra la evaluará por sí mismo, en conciencia", declaró Ravasi al diario Corriere della Sera.
No obstante, en caso de que el papa decida renunciar, el Colegio Cardenalicio asumiría temporalmente la administración de la Iglesia Católica y convocaría un cónclave para elegir a su sucesor, conforme a la tradición.
¿Qué ocurriría en caso de fallecimiento?
Si el papa Francisco falleciera, se activaría el protocolo Sede Vacante, que regula la transición de un pontificado a otro. El camarlengo, máxima autoridad en este periodo, confirmaría oficialmente el deceso. Mientras tanto, se suspenderían todas las audiencias y comenzarían los preparativos para las exequias, que deben realizarse entre el cuarto y el sexto día después de su muerte.
Durante este periodo, el Colegio Cardenalicio también asumiría la administración provisional de la Iglesia y convocaría un cónclave en la Capilla Sixtina, donde los cardenales menores de 80 años elegirían al nuevo pontífice. El proceso podría extenderse varios días hasta que un candidato obtenga al menos dos tercios de los votos.
La elección se anunciaría al mundo con la tradicional fumata blanca, señal de que la Iglesia tiene un nuevo Papa.