Francisco Oropesa, hombre de origen mexicano sospechoso de ser el autor del asesinato de 5 hondureños este fin de semana en Cleveland, Texas, fue detenido por las autoridades de Estados Unidos este martes. Tras la captura, el padre del niño de 9 años que fue víctima mortal del arma del mexicano declaró: "Qué sufra... lo van a hacer pedazos en la prisión".
Esas fueron las palabras de Wilson García, padre de Daniel Enrique, de 9 años, quien murió durante el ataque armado del pasado 28 de abril, en entrevista para Grupo Fórmula.
Este 2 de mayo el FBI anunció la detención del sospechoso del tiroteo, un ciudadano mexicano de 38 años de edad, quien fue detenido al interior de una casa ubicada en la ciudad de Cut and Shoot, Texas, a unos 16 km de donde ocurrió el incidente. Las autoridades lo encontraron escondido debajo de un montón de ropa.
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Durante una rueda de prensa en la que se dio a conocer el arresto de Francisco, el sheriff del condado de San Jacinto, Greg Capers dijo que la comunidad "puede estar tranquila” porque Oropesa “permanecerá tras las rejas el resto de sus días".
El FBI detalló que el arresto se había dado gracias a la colaboración de un miembro de la comunidad que había llamado a la línea que la agencia federal abrió para recibir información que llevara a la captura del presunto asesino. Conviene recordar que las autoridades ofrecían una recompensa de 80,000 dólares por información sobre el paradero del sospechoso.
¿Quién es Francisco, el mexicano que disparó contra hondureños en EU?
Francisco había sido deportado cuatro veces desde Estados Unidos antes de volver a entrar irregularmente en el país la última vez, informaron las autoridades estadounidenses.
La primera de las ocasiones en que Francisco fue deportado se registró el 16 de marzo de 2009, cuando un juez estadounidense de inmigración ordenó la expulsión de Oropesa Pérez-Torres, de 38 años, quien un día después fue devuelto a México, de acuerdo con información que una fuente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) dijo a la agencia EFE.
Francisco, no obstante, volvió a ingresar a Estados Unidos "en una fecha y desde una localización desconocida", pero fue detenido y deportado "varias veces" por el ICE en septiembre de 2009, así como en enero de 2012 y julio de 2016.
La fuente agregó que el sospechoso recibió una sentencia de prisión en el condado de Montgomery, en Texas, por conducir "ebrio" en enero de 2012, aunque no precisó si finalmente fue encarcelado.
Como consecuencia del suceso del viernes pasado, la oficina del Alguacil de Cold Spring (Texas) emitió una orden de arresto contra Oropesa por "homicidio", y que es buscado por la Oficina del Alguacil de San Jacinto, en el mismo estado, por su presunta conexión con el tiroteo.
Contexto
Las autoridades estadounidenses buscan todavía a Francisco Oropesa, quien la noche del 28 de abril estaba disparando en el jardín de su casa con un fusil AR-15 cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de hacer ruido porque era muy tarde y la familia, incluidos unos niños, no podía conciliar el sueño.
Oropesa respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una "ejecución", según ha descrito la oficina del alguacil. Dentro de la casa había diez personas y cinco perdieron la vida. Los fallecidos son Daniel Enrique Lazo, de 9 años; Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velásquez Alvarado, de 21; Obdulia Molina Rivera, de 31, y José Jonathan Cáceres, de 18 años.
Wilson García, superviviente de la masacre que perdió a su hijo y a su esposa, declaró este lunes ante la prensa que la escena "fue horrible" y que ahora se siente como estar muerto en vida.
Según relató, las víctimas murieron protegiendo de las balas a sus dos otros hijos, de un año y medio y de un mes, respectivamente. García tuvo que escapar por la ventana y el agresor fue tras él, pero no lo encontró dado que se escondió entre unos pinos.
La oficina del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, rectificó este lunes las palabras del mandatario en las que tachó de "inmigrantes ilegales" a las cinco víctimas hondureñas de la masacre del fin de semana en la localidad de Cleveland, aun cuando una de ellas era residente en el país. Su comentario había generado el rechazo del Gobierno de Honduras, de activistas y de usuarios en redes sociales que consideran que estigmatizaba a los fallecidos.