Moscú.- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó un decreto para condecorar al actor estadounidense Steven Seagal con la Orden de la Amistad, según el portal oficial de información legal rusa en una fecha histórica que se recuerda por el inicio de la invasión del ejército ruso a Crimea, parte de Ucrania que anexó al mapa de la Federación Rusa.
El galardón se le concede a Steven Seagal, que recibió la ciudadanía rusa en 2016, por su "gran aporte" a la cooperación "cultural y humanitaria internacional", dice el texto del decreto sin ofrecer más detalles.
Dos años después de recibir la ciudadanía rusa, Seagal se convirtió en representante especial del Ministerio de Exteriores ruso para los asuntos de cooperación en los ámbitos de la cultura y el arte.
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El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, recibió a Seagal el pasado 17 de febrero, tras lo cual ambos destacaron la importancia de la conservación de "contactos no gubernamentales" en medio de las confrontaciones que se agravan en el mundo.
La Orden de la Amistad también le fue concedida hoy al embajador de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammad Al-Jaber y el embajador de Rusia en Irlanda, Yuri Filatov.
ANIVERSARIO DE TOMA DE CRIMEA RECUERDA INICIO DE INTERVENCIÓN RUSA EN UCRANIA
Poco después del primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania a gran escala, otra efeméride recuerda que la intervención armada de Moscú en el país comenzó hace ya nueve años en la península de Crimea.
En la madrugada del 27 de febrero de 2014 los entonces denominados "hombres verdes", que según admitió más tarde el presidente ruso Vladímir Putin eran soldados rusos, tomaron el control del Consejo Supremo y del Gobierno de Crimea.
Ésta fue la primera señal pública de la operación rusa para tomar la península, según subraya el periodista y analista Andrii Klymenko en su reconstrucción de los hechos publicada por "Istorychna Pravda", un medio especializado en cuestiones históricas y sociológicas.
Rusia ya contaba con bases bilitares en Crimea en base a un acuerdo con Ucrania, pero el 20 de febrero de ese año cuando Moscú comenzó a trasladar a la península tropas y equipos adicionales, así como fuerzas paramilitares.
Rápidamente levantaron barreras en las vías que conectaban Crimea con el resto de Ucrania y comenzaron a tomar bases militares y aeropuertos.
La operación ocurrió justo cuando Ucrania estaba conmocionada por la muerte masiva de manifestantes en Kiev a manos de las fuerzas gubernamentales y después de que el entonces presidente Viktor Yanukovych fuera depuesto por el Parlamento y huyera a Rusia, como hicieron muchos otros altos cargos en el Ejército y la policía.
En Crimea, soldados rusos capturaron el parlamento regional tras enfrentamientos entre el miles de tártaros crimeanos partidarios de Ucrania y miembros de la formación pro-Moscú "Unidad Rusa".
Una parte de los diputados, en presencia de las fuerzas armadas rusas, eligió como líder al responsable de ese partido, Sergey Aksionov y tomaron la decisión de celebrar un referéndum para adherirse a la Federación Rusa.
El gobierno ucraniano perdió el control de la península en las semanas subsiguientes y en la votación, que tuvo lugar el 16 de marzo de 2014 y fue declarada inválida en la Asamblea General de la ONU por 100 contra 11 votos, un 97 % de los participantes votó supuestamente a favor de la unificación con Rusia.
"La preparación del 'referéndum', el procedimiento, la cobertura mediática y la votación tuvieron un sesgo tan evidente que pueden servir como ejemplo de manual para la manipulación de una votación", escribió al respecto el analista germano-ucraniano Andreas Umland.
En Ucrania está comúnmente reconocido que un número significativo de residentes de Crimea apoyaron la anexión de la península pero, según Umland, las encuestas anteriores a ese momento indican que el porcentaje de población prorrusa se aproximaba más bien a un tercio del total.
En el referéndum de independencia de 1991, el 54 % de la población de Crimea había votado a favor de la separación de la Unión Soviética.
Emine Dzhaparova, viceministra ucraniana de Asuntos Exteriores, declaró a Efe en 2022 que parte de los residentes de Crimea aceptaron la anexión porque esperaban que atrajera inversiones a las infraestructuras turísticas de la península, pero que, cuando ello no ocurrió, el entusiasmo se redujo.
En los últimos tiempos, las banderas rusas se han vuelto menos visibles en este territorio, contó a Efe una mujer de la minoría tártara de Crimea que tuvo que dejar la península debido a la represión que sufre este grupo étnico.