El mes pasado, espectadores se reunieron alrededor de un carruaje de caballos que se había derrumbado en una calle del centro de Manhattan, mientras el conductor del caballo trataba frenéticamente de despertarlo, y los policías lo rociaban con mangueras para enfriarlo.
Como era de esperarse, la multitud capturó el momento con sus teléfonos celulares y ahora, el video del caballo, delgado y boca abajo en el pavimento, ha reavivado las peticiones de residentes, celebridades y políticos para prohibir la industria de los carruajes que existe en la ciudad de Nueva York desde hace más de 150 años.
Actualmente, el caballo caído, llamado Ryder, se está recuperando en una granja cubierta de hierba, con una pequeña cabra como compañía.
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Tras virilizarse el video, el fiscal de distrito de Manhattan está investigando el incidente, por lo que un proyecto de ley ante el Ayuntamiento reemplazaría los carruajes con versiones eléctricas.
¿POR QUE PROHIBIR LOS CARRUAJES?
Las batallas existenciales no son nuevas para la industria de carruajes turísticos de la ciudad, que lleva a los visitantes en paseos por Central Park por alrededor de 165 dólares la hora.
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Sin embargo, las amenazas actuales parecen ser más potentes, pues existe un público que pierde el gusto por los animales de trabajo, desde los circos hasta los rodeos y un público urbanizado que no está familiarizado con las realidades de la cría de animales grandes.
Incluso, aquellos que podrían admirar a los grandes caballos, están armados con dispositivos de grabación que pueden amplificar la vista de un caballo con cólicos o asustado, condiciones que, según los expertos, pueden ocurrirle a cualquier equino, ya sea en un pastizal o en una calle de la ciudad.
Al respecto, los conductores y sus simpatizantes insisten en que cuidan a sus animales, de quienes depende su sustento.
También, dicen que sólo hay un puñado de accidentes y enfermedades cada año, y que son inevitables, incluso dentro de una industria altamente regulada.
QUEJAS SOBRE LOS CARRUAJES
Los detractores dicen que:
- La industria es intrínsecamente explotadora y abusiva, empeñada en evadir las muchas regulaciones de la ciudad diseñadas para mantener seguros a los caballos, aunque la cantidad de infracciones registradas parece relativamente pequeña.
- Los carruajes están pasados de moda e instan a Nueva York a unirse a Chicago, Montreal y varias otras ciudades que los han prohibido.