Main logo

“Vine al Centro de Cómputo Puma, me preocupaba mi eficiencia escolar"

Actualmente hay cinco centros de cómputo de la UNAM con un total de mil máquinas para que estudiantes y profesores puedan acceder a las clases a distancia

Escrito en METRÓPOLI el

Lisette Ponce acudió al Centro de Cómputo de la UNAM en Tlatelolco, por la necesidad de no bajar su eficiencia escolar y tener una mejor conexión con el internet.

La estudiante de 22 años está en su último año en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,  y como toda la comunidad universitaria, toma clases a distancia, debido a la pandemia de la covid-19 y a las medidas sanitarias para evitar contagios. 

Pero en su casa el internet falla, porque no es la única que se conecta ahí y además siente que se distrae más. Por eso cuando supo que la Máxima Casa de Estudios abrió diversos centros de cómputo, decidió aprovechar la oportunidad y tomar clases en uno de ellos.

“En mi casa me preocupaba mi eficiencia escolar. Soy dispersa y en casa como todos están conectados, el internet no alcanza para todos y debíamos sacrificarnos. En un momento mi mamá tenía juntas y yo debía desconectarme, acá no tengo problema en ese sentido”, dijo a La Silla Rota, sentada en un escritorio rodeado de mamparas transparentes.

SIN MIEDO

Otro alumno que decidió acudir es Luis Ángel Fernández, quien afirmó que no le da miedo ir al centro de cómputo, aunque tenga que salir de su casa.

“Tomo precauciones y entiendo el riesgo, intento no exponerme y cargo gel y cubrebocas. Me sirve para distraerme, conozco otro lugar y es un ambiente diferente, a estar encerrado en casa”.

Aunque reconoció el esfuerzo de sus maestros por adaptarse a las clases a distancia, prefiere las clases presenciales.

“Me siento más cómodo teniendo un profesor de tú a tú que me explique al momento”. 

EX SEDE DIPLOMÁTICA

El Centro de Cómputo Tlatelolco está en el viejo edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ahora propiedad de la UNAM. Ubicado al lado de la Plaza de las Tres Culturas, uno de los salones donde antes se hacían eventos diplomáticos, ahora es usado como salón de clases. 

La entrada es por Ricardo Flores Magón, pero no por la principal que es enorme, sino por una adjunta. Antes de entrar, se les toma la temperatura a los visitantes, si no están por arriba de los 37.5 grados centígrados, se les permite entrar, se les pide ponerse gel antibacterial, registrarse y responder la siguiente pregunta. 

“¿Ha tenido enfermedades respiratorias en los últimos 8 días?”, si la respuesta es positiva, se le impide la entrada. 

CON CITA Y SIN CITA

Después se sigue un camino marcado con señalética, y se suben unas escaleras y se ingresa al edificio. Hay dos modalidades para poder pedir máquina portátil, una por cita y otra sin cita, porque hay jóvenes a los que se les complica hacer una cita a distancia, dijo a La Silla Rota Francisco López Suárez, coordinador de Proyectos Tecnológicos de la Secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM.

Quienes agendaron una cita ya llevan un código QR con el que podrán pedir el equipo de cómputo, pero antes deberán volver a ser medidos de su temperatura y ponerse gel. Quienes no llevan cita, se registran y les dan un código QR impreso que deberán conservar hasta salir. 

Después de ahí, siguiendo la señalética se deben dirigir al área de préstamo, donde en tres cajas metálicas hay en cada una, 36 computadoras portátiles, las cuáles son entregadas por un conducto, para evitar contacto, además de que están separados de quien la recibe. 

CINCO CENTROS DE CÓMPUTO

Actualmente hay cinco centros de cómputo, que en total suman mil máquinas, y se espera haya más, dijo López Suárez. De acuerdo con una encuesta, el que está en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, podría ser el que tuviera mayor afluencia. A ellos pueden acudir alumnos y también maestros. Todos deben cumplir con medidas sanitizantes, que se cumplen incluso en la entrega de la máquina, recibida por un empleado a través de un conducto que permite que haya distancia entre él y quien se la entrega. 

Después, el empleado la pasa a una compañera, mediante una caja. Ella la recibe con las manos enguantadas. Toma una toalla húmeda desechable y comienza a limpiarla. También tiene spray desinfectante a la mano.

López Suárez explicó que todos los detalles se han cuidado. Para ventilar adecuadamente el espacio, se sustituyeron algunos de los extractores que ya no servían.

Tanto para profesores o estudiantes pueden acudir al Centro de Cómputo. En el caso de Tlatelolco fue abierto el miércoles y en estos primeros tres días han acudido unas 12 personas por préstamos. 

CONEXIÓN RÁPIDA

Una de ellas es Lisette, quien no oculta su satisfacción por contar con una máquina con una conexión rápido y una versión de Word que está actualizada. También se siente contenta porque le da oportunidad de salir de casa, con las debidas precauciones, como su mascarilla KN95

La salida le permite apoyar su estabilidad mental, además de que se siente segura en ese espacio accesible, tranquilo y sanitizado y con la obligación de que todos entren con cubrebocas, expresó. 

“No siento que corra un riesgo y vale la pena venir para sacar un mejor trabajo”, dijo a La Silla Rota.

Otro de los estudiantes que acudió al Centro de Cómputo es Luis Ángel Fernández, curiosamente también de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. El joven explicó a La Silla Rota que se enteró del sitio a través de las redes sociales.

“Me decidí a venir porque tengo problemas en la calle que me dificultan el trabajo en casa”.


(Sharira Abundez)