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Villafán, el narco que vendía helados

Este fin de semana fue atacado a balazos; su esposa fue asesinada, mientras que Carlos Raúl recibió un tiro que le cruzó el cachete

Escrito en METRÓPOLI el

Era la tarde del 21 de octubre de 2012 y cuatro presuntos narcomenudistas bajo arresto posaban para los fotógrafos.

Sonreían, hacían con los dedos el signo de amor y paz, apenas incómodos por los candados de mano. Eran los protagonistas de una conferencia de prensa en la Procuraduría capitalina.

De sudadera naranja con vivos negros e incipiente barba, estaba Carlos Raúl Villafán Ríos, miembro de un longevo y poderoso clan dedicado a la venta de drogas en Tepito.

Saludaba, hacía bromas y parecía gustarle la atención. Pese a que fue acusado de posesión con fines de comercio de 326 dosis de cocaína, Carlos Raúl fue liberado posteriormente.

Este fin de semana fue atacado a balazos en el transitado Circuito Interior, a la altura del Arenal, Azcapotzalco, consta en la indagatoria FAZ/AZ-4/UI-2S/D/01328/02-2019.

Su esposa, Lucina, de 53 años de edad, fue asesinada, mientras que Carlos Raúl recibió un tiro que le cruzó el cachete.

Estuvo dos días sedado, pero sobrevivió.

Tepito, el barrio bravo donde un día se vive y al siguiente se muere

La agresión tuvo lugar por la noche del sábado, cuando la pareja iba en un Chevrolet Malibú de modelo reciente.

Aseguró que, desde hace cinco años, su madre y Carlos Raúl administran una heladería en el 54 de Peralvillo, en Tepito.

No obstante, en ese lugar hay solamente una vecindad flanqueada por una panadería y un local de “garnachas”.

De acuerdo con la testigo, la familia obtiene hasta 30 mil pesos mensuales por la venta de helados.

Luego afirmó que también comerciaban zapatos y que Carlos Raúl era líder de un sindicato de trabajadores.

Un hermano suyo, recordó, fue asesinado el año pasado en la colonia Peralvillo, pero se negó a ahondar sobre ello.

El propio Carlos Raúl fue secuestrado dos años después de su captura.

En mayo de 2014 fue interceptado en Peralvillo Carvajal, en Tepito, por hombres armados que llevaban uniformes de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).

Para liberarlo querían 200 mil pesos, pero la esposa de Carlos Raúl negoció 30 mil y un automóvil deportivo.

Cuando el trato estaba por cerrarse y Carlos Raúl estaba cautivo dentro de una camioneta sin placas, policías llegaron y detuvieron a los sospechosos, uno de los cuales, Manuel V., se identificó como funcionario federal.

A la esposa de Carlos Raúl le dijeron que los 200 mil pesos era por no cumplimentar una orden de aprehensión que tenían en su contra. Lo cierto es que, desde 2006, conforme al expediente 186/2006-IV, el propio miembro de los Villafán sigue un proceso penal por secuestro.

LAS PESQUISAS

Horas antes del atentado contra Carlos Raúl Villafán, integrante de una familia presuntamente dedicada a la venta de drogas desde la década de los 90, hubo tres baleados en Tepito.

Allí comenzó la indagatoria de los detectives.

Con base en el expediente FCH/CUH-3/UI-3S/D/00127/03-2019, en esa calle fueron emboscados tres jóvenes, justo frente al 2 de Bartolomé de las Casas.

Una lluvia de balazos quedó marcada en un muro, tres cuerpos tendidos en el piso y dos cartulinas con mensajes amenazantes.

Para cuando llegaron policías, vecinos de la zona recogieron las cartulinas y agredieron a los oficiales, según expusieron en sus partes informativos.

Los baleados fueron llevados a diferentes hospitales y, acorde con las pesquisas de la Procuraduría, fueron identificados como Israel, José y Josep, de 27 y 24 años de edad, respectivamente.

Sus informantes les corroboraron que eran dealers de “El Lunares”, otro cabecilla de narcos del Barrio Bravo.

La calle Bartolomé de las Casas ha sido históricamente un punto rojo de narcomenudeo. No es el primer ataque a tiros que tiene lugar allí y, según agentes de la PGJ consultados, es disputado por la familia Villafán y “El Lunares”.

Por ello, se cree que pistoleros de “El Lunares” buscaron vengarse por la agresión en Bartolomé de las Casas y abrieron fuego contra Carlos Raúl en Azcapotzalco.

Sin embargo, la única persona que murió fue su esposa, Lucina, quien no era buscada por las autoridades por ningún delito.


mlmt