“Esa de allá es nuestra cocina, sala y comedor. Ahí están los baños y estos son nuestros cuartos”, muestra David Messerve el lugar donde los vecinos de la colonia Narvarte viven desde hace un mes.
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Se trata de una carpa azul donde las familias se reúnen: ahí comen, ahí conviven y ahí tratan de pensar qué pasará con ellos, quienes perdieron todo en el edificio de la calle Concepción Béistegui y Yácatas.
A unos metros se encuentran las tiendas de campaña donde duermen los vecinos damnificados, también casetas de baños públicos para hacer sus necesidades.
Mientras están ahí reunidos en lo que es su sala-comedor-cocina, a su espalda las máquinas excavadoras recogen los escombros de lo que fue su hogar durante más de 30 años.
“Yo vivía aquí desde hace más de 30 años. Somos 13 familias los que nos quedamos sin hogar, perdimos todo y aquí estamos viviendo en la calle”, lamenta.
Sin embargo, David agradece el apoyo que les han dado los mismos vecinos aledaños, así como ciudadanos solidarios que les siguen proveyendo de alimentos y agua.
Nos ha apoyado mucha gente. Nos siguen trayendo víveres, los mismos vecinos y la gente de fuera. El gobierno de la ciudad también. Vino el señor (Miguel Ángel) Mancera y estuvo aquí con nosotros. Quienes no se han aparecido son los de la delegación (Álvaro Obregón), para nada se ha aparecido el delegado”, relata.
Este edificio de Concepción Béistegui es el primero en donde comenzaron los trabajos de derrumbe, anunciado por el Jefe de Gobierno capitalino.
Afortunadamente ninguna persona murió atrapada bajo los escombros. Todos alcanzaron a salir del inmueble el fatídico 19 de septiembre; pero todos se quedaron sin hogar y sin pertenencias.
“No sabemos qué va a pasar con nosotros. Mientras seguimos aquí durmiendo en estas carpas, comiendo bajo estas lonas, ahora éste es nuestro hogar”.
A los alrededores de este edificio se pueden observan letreros con la leyenda “Se renta o vende departamento”, al igual que vehículos de mudanza. La gente tiene miedo.