CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- Un tatuaje de daga negra, como fajada a la cintura, se aprecia en el cuerpo de Luis Felipe Pérez Flores, El Felipillo, heredero del Cártel de Tláhuac.
El tatuaje tiene un significado y una historia: se lo hizo tras presuntamente matar a un joven cantante apodado El Panterita, en 2016.
Considerado el más violento de los hijos de Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, Luis Felipe lleva en el cuerpo la importancia que para él tiene la muerte, en dos sentidos opuestos: en el lado derecho del pecho se le aprecia una calavera como sacada de un disco de Iron Maiden. Allí la muerte parece tener un sentido más de juego que otra cosa, pese a estar al frente de un cártel ligado a decenas de asesinatos.
En el costado derecho de la espalda la muerte cobra un significado más profundo. El nombre de Domminic y abajo el de Vero representan sus mujeres más amadas. Domminic fue una bebé que murió a pocos días de nacimiento y Vero es el nombre de su novia que estuvo con él desde el abatimiento de su padre, El Ojos, que cimbró a la familia, hasta el día de su detención, ocurrida tras un operativo ayer en la alcaldía de Tlalpan.
lrc