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“Sobreviví la pandemia con mis ahorros, no tengo pensión del gobierno"

Don Gabriel sobrevive con sus ahorros, durante la pandemia se dedica a hacer retratos con la esperanza de que alguien llegue y pida para ganar un poco de dinero

Escrito en METRÓPOLI el

Sentado en un banquito, afuera de una escuela primaria sin clases, don Gabriel Berrios espera. En sus piernas descansa un estuche con cierre donde guarda sus más preciados instrumentos de trabajo: lápices, sacapuntas y navajas, todos perfectamente afilados. Y al lado, en bolsas de plástico, la muestra de su trabajo: retratos infantiles y de adultos, en espera de que -tal vez-, alguien llegue y pida un retrato en esta nueva normalidad de la pandemia por coronavirus.

    

“Soy pintor, tallador, escultor, dibujante y retratista”, asegura. “Tengo 79 años, pero tengo ya que salir a trabajar porque necesito entradas”, dice refiriéndose al dinero.

En la CDMX hay un promedio de 848 mil adultos mayores que reciben pensión universal de adulto mayor; pero don Gabriel, no es uno de ellos.

“Por angas o mangas las personas indicadas me dan largas, el caso es que no la tengo y mi único ingreso es esto. Por eso salgo, porque necesito cumplirle a mi gente. Hay mucha gente en esta colonia, la Oriental, que sabe que estoy aquí y no van a buscar fotografías a otro lado, me esperan”.

  

“Mi madre decía que cuando yo andaba gateando hacía figuras con el dedo en la tierra. Mi primer trabajo de dibujo me lo pagaron a los ocho años; yo no estudie, solo hice hasta tercero de primaria; pero leo, sé porque soy autodidacta. Aprendo viendo”.

   

Una comida al día

-¿Cómo ha sobrevivido en esta pandemia?, pregunta La Silla Rota

-Esta crítico, gasto menos de lo que acostumbro. Monetariamente ha entrado muy poco, pero he tenido la facilidad de que cuando trabajo ahorro o guardo. Entonces la cuarentena no me hizo mucha mella porque he vivido de lo poquito que ahorro. La última vez que entró dinero fue desde las pastorelas, de ahí para acá, nada. Por eso se me ha hecho costumbre ahorrar poquito cuando tengo trabajo; no me da para vivir holgadamente sino con restricciones. Pero no me hace mella, relata con tranquilidad.

 

 

-¿Dónde come?

-Es en lo único que me ayuda el gobierno, con el comedor comunitario. Pago once pesos por comida y hago una sola comida al día; no desayuno ni ceno por costumbre. Yo hice mi vida con mi padre, él era velador, así que estoy acostumbrado a dormir poco y hacer una sola comida al día. Donde vivo ya no me reciben dinero, se puede decir que estoy de arrimado. Tengo de vivir con ellos la friolera de 46 años y cuando puedo les echo la mano. Mi casera me dijo (después de que me dio un infarto y me pusieron un marcapasos hace seis años), usted ya no va a pagar renta. Así que solo trabajo por costumbre, para mi alimento, gastos y medicina, porque el gobierno no me lo da. Medicinas del corazón de 400, 500 u 800 pesos.

Dibujar el paso del tiempo


En este jardín de niños, donde naturalmente no hay niños por ahora, don Gabriel gusta de retratar sus caritas. “Aquí casi no me piden retratos a mano, lo que saco aquí son más fotografías porque soy el único fotógrafo sea con celular o cámara análoga. Lo que más me gusta de retratar a los niños es ver su inocencia y cómo están cambiando sus facciones porque están creciendo”.

  

“De los ancianos me gusta hacer retratos a lápiz porque son trabajos difíciles; las facciones de una persona mayor son muy difíciles de plasmar porque expresan el sufrimiento, el paso de su vida en sus facciones y hay que captarlas. No necesito conocer a alguien dos o tres meses, o un año; con verla me formo una idea de cómo son y difícilmente me equivoco”.

   

Con orgullo, muestra sus lápices. “Es mi material de trabajo: mire, aquí hay prismacolor original que ya no hay; estos son prismacolor del país que son más finos, los originales eran alemanes. Estos son esfuminos para planchar el lápiz; y este es un cuenta hilos para ver rasgos muy pequeñitos porque no utilizo lentes para mi trabajo”.

Al rincón hay navajas, sacapuntas y puntillas de grafito; son para hacer el bosquejo sobre el cual hace el boceto.

“Es que empezamos por el parecido, luego hay que rectificar bien las líneas y de ahí se empieza a hacer el verdadero dibujo”, describe.

  

Aunque la instrucción del doctor Gatell y la OMS es que los adultos mayores deban quedarse en casa y solo salir lo estrictamente necesario en compañía de un adulto, don Gabriel considera que su caso aplica perfectamente a la regla de salir lo estrictamente necesario, porque para él es estrictamente necesario comer después de medio año de no ganar ingresos.

-La escuela tardará unos meses más cerrada ¿no?, le insinúo

-Sí, pero voy a seguir viniendo y me voy a seguir cuidando. Mire, vivo solo desde siempre. Durante la pandemia me guarde, solo salía por mi comida y alimentos; me cuide. Apenas regrese el lunes; ya empezó a caer muy poquito (dinero) porque me conoce mucha gente y cuando vienen para pedir fotos les pide guardar su distancia y no me quito el cubrebocas. No me da miedo que me roben, aquí todos me conocen. De hecho, cuando me encuentran los rateritos y me ven, no me hacen nada; me van a dejar a la casa porque los retrate desde siendo bebes. Así de fácil ¿Usted cree?


FOTOS: ERIKA FLORES