Main logo

Sin Línea 12, usuarios aumentan 2.6 veces los tiempos de traslado… “no hay de otra"

A un año del desplome y cierre de la Línea Dorada, los usuarios cuentan a La Silla Rota como pasan más tiempo en el transporte público que en el trabajo

Por
Escrito en METRÓPOLI el

Son las tres de la tarde del viernes 29 de abril en avenida Tláhuac. Quienes viajan en una unidad de la Red de Transportes de Pasajeros -obligados a usarla porque la Línea 12 del Metro no opera desde el 3 de mayo del 2021- ven cómo el tiempo se les escurre entre el calor de 28 grados que hace a esa hora. 

Observan como el autobús avanza lento entre un tránsito espeso y debe abrirse paso entre metrobuses, peseras, autos particulares y camiones que también quieren ganarle el paso. El recorrido en el tramo comprendido entre las estaciones Olivos, Tezonco y Periférico Oriente de la Línea 12, que se hacía en Metro en cuatro minutos, en el RTP tarda 14 minutos.

Ha pasado un año desde que se registró el desplome de una trabe y dejó 26 personas fallecidas y un centenar de heridos. Además de ese trágico saldo, miles de personas de Iztapalapa, Tláhuac, Chalco y Tulyehualco en un retroceso volvieron a la etapa en que no había Metro y diariamente deben volver a usar más tiempo y gastar más dinero para ir a sus trabajos, a la escuela o visitar a alguien en el centro de la ciudad.

(Accidente del Metro 3 de mayo 2021/Cuartoscuro)

Uno de ellos es Luis Fernando Ramírez, que vive cerca de la terminal Tláhuac. Durante años usó la llamada Línea Dorada y se habituó a llegar en 40 minutos de ahí a su trabajo, en Insurgentes Sur. Pero desde hace un año al joven se le ha complicado trasladarse y tarda hasta hora y media, cuando antes hacía 40 minutos, pese a los esfuerzos del gobierno capitalino por llevar alternativas de transporte como el Metrobús, Trolebús y la Red de Transporte de Pasajeros, en tanto pone en operación a la L12.

“Es muy lento, cuesta mucho transportarse en camión, ya que debe respetar la ley de tránsito, el semáforo y a los demás carros en vía pública. Todo eso impide que haya una buena movilidad”, explica a La Silla Rota, mientras espera el Metrobús con destino a Metro Coyuya.

Incluso, nota que ya no hay tantas unidades de RTP como en los primeros meses posteriores al incidente y eso hace que fluya más rápido el tránsito. 

“Lo que hicieron al principio (luego del 3 de mayo) fue meter mucho transporte, RTP, Trolebús y Metrobús, lo que hizo que la avenida Tláhuac se llenara y no hubiera un buen flujo”, describe.

El Metrobús -que de Tláhuac a Atlalilco y de la misma terminal a Coyuya comenzó a operar el 26 de mayo y el 21 de junio, respectivamente- fue la apuesta más fuerte de las autoridades para apoyar a los miles de tlahuaquenses e iztapalapenses que usaban la Línea 12. Sin embargo, Luis Fernando está seguro de que no se compara al Metro.

Para él, otro aspecto negativo que trajo la falta de servicio del Metro es que debe gastar más, ‘unos cuantos pesos, pero es un gasto más’, remarca con tono serio el joven.

En su caso no ha padecido de inseguridad al viajar en el Metrobús o los RTP, pero la posibilidad de un accidente es mayor, por estar en la vialidad con otros vehículos. Un par de ventajas del Metro es que era más cómodo y tenía cámaras. En cambio, las unidades del Metrobús se llenan demasiado en algunos tramos y no es cómodo viajar ahí. Reconoce que extraña al Metro y quiere que ya vuelva. 

NO ES LA PRIMERA VEZ QUE NO OPERA L12

La Línea 12 fue inaugurada en octubre de 2012, por los entonces jefe de Gobierno y presidente de México, Marcelo Ebrard y Felipe Calderón, y desde los primeros meses de operación se cuestionó su trazo, como la llamada curva ondulatoria, en el tramo elevado, y el rechinido que presentaba en algunas partes de su recorrido. Entre 2014 y 2015 interrumpió su servicio durante 19 meses, para tratar de corregir esas fallas. La decisión fue tomada por el gobierno de Miguel Ángel Mancera.

Después de que dejara de dar servicio por el desplome de la trabe el 3 de mayo de 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en junio que la línea estaría en operación en un año. En septiembre repitió lo mismo. Luego, en marzo de este año la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, anunció que será hasta diciembre de este 2022 cuando eso ocurra. 

Luis Fernando es escéptico. Cree que estará hasta el 2023. En cuanto esté, regresará a usarlo, asegura. 

“Sí lo usaría, bueno viendo si se hicieron todas las inspecciones con normalidad. No creo que lo abran este año, se van a tardar tres o cuatro meses más, van a decir que están haciendo inspecciones, que todo quede bien y que tal vez estén terminando algunas cosas que les faltan”.

Sobre que casi un año después nadie haya pisado la cárcel debido a las fallas documentadas que causaron la caída de la trabe de la Línea 12, Luis Fernando critica que sea así.

“En realidad debieron castigar a alguien por el tema de la mala construcción porque no puede quedar esto así, a lo mejor no que metan a la cárcel a la gente, pero sí que le pongan una sanción económica bastante fuerte para que puedan escarmentar sobre eso”, matiza.

Pero por el tiempo que ha pasado, cree que ya no se castigará a nadie.

DEJÓ DE USAR TRANSPORTE PÚBLICO

Hugo Palma es otro usuario afectado por la interrupción del servicio de la Línea 12. Él vive en la colonia Santa Ana Poniente, a unas cuadras de la estación Olivos. Dice que salir de ahí es tortuoso. Aunque él usaba el Metro, y después del 3 de mayo intentó utilizar el transporte público puesto por el gobierno capitalino, por lo difícil que es mejor se va en auto con su hermano.

“Sigue complicado, hay que salir con mucho tiempo de anticipación ya que el transporte se satura y llega a ser insuficiente, en promedio son casi dos horas de camino de Olivos a Mixcoac”, dice a La Silla Rota.

“Hacemos una hora para salir de la zona, ya que Periférico a la altura del reclusorio se satura, Canal de Chalco, igual, y no se diga avenida Tláhuac para incorporarse a Periférico, ahí está peor. Ya no hay policías que agilicen el tránsito y es un caos a partir de las 6am. La mayor parte del tiempo es por salir de la zona entre Olivos y Cuemanco”, añade.

“El Metrobús no sirve de mucho ya que solo llega hasta Atlalilco y de ahí hay que tomar un camión a Mixcoac. No sé las otras rutas, pero he visto testimonios en Facebook que es similar, tardan mucho y el transporte es insuficiente”.

"NOS PEGÓ MUCHO QUE CERRARAN EL METRO"

“Paso más tiempo en el transporte que en el trabajo”, bromeó Lourdes Jiménez  mientras esperaba formada para subir a un camión RTP que la llevara a su casa. Lo que era un traslado de hora y media cuando funcionaba la Línea 12 del Metro, se convirtió en un trayecto de hasta cuatro horas para ella. 

La que era la estación Insurgentes Sur de la también llamada Línea Dorada, se convirtió en el lugar donde hace parada el RTP que se dirige hacia Tláhuac. Pasadas las 18:00 horas, cientos de personas que salen del trabajo llegan a esta zona para tomar el transporte que los lleve a su casa, pero el simple hecho de subir al camión se vuelve todo un reto. 

Una de las filas comienza en la entrada de la estación, que sigue cerrada tras la tragedia ocurrida el 3 de mayo de 2021, se extiende hasta la esquina y en los momentos de mayor afluencia dobla en Insurgentes, hacia  a las puertas del Liverpool. La segunda fila inicia en la misma zona, pero se extiende hacia el otro lado y es para personas que van a tomar un microbús o trolebús. 

El caos inicia en esta zona cuando las personas salen de trabajar y el problema de transporte se agudiza porque los camiones RTP salen llenos desde la terminal de Mixcoac y si bien hay oportunidad de subir, la única opción es ir de pie todo el camino, por eso muchos optan por esperar y tardan hasta más de media hora en abordar. 

Tal es el caso de Lourdes, quien viaja en el RTP hasta la que era la estación Calle 11 de la Línea 12 del Metro. “Tengo como media hora, más o menos, han pasado como seis o siete camiones y no he logrado subirme”, señaló. 

Relató que se enfrenta al mismo problema en las mañanas, cuando va a su trabajo. “Ahorita tengo que transbordar de Calle 11 a Atlalilco, de Atlalilco tomar otro camión para allá, ya es doble pasaje y más tiempo. El gasto también subió, me estoy gastando entre cinco o 10 pesos más”, indicó.  

Israel Martínez llevaba esperando 15 minutos, pero en su mirada se reflejaba el cansancio de un día de trabajo y la frustración de saber que le esperaban dos horas de camino para llegar a su casa, cerca de la estación Tláhuac.   

“Llegas más tarde, estresado, cansado, harto, hasta mojado también si llueve. Sí nos pegó mucho que cerraran el Metro”, expresó.

El cierre de la Línea 12 le afectó en su vida cotidiana, pues es más difícil viajar desde Tláhuac a su empleo, cerca del antiguo estadio azul, tanto de ida como de vuelta. “Está pésimo en cuestión de traslados, de 40 minutos que hacía a mi trabajo, ahorita hago de hora y media a dos horas”, señaló. 

Explicó que el camino hacia Tláhuac se volvió una zona de mucho tráfico debido a que pasan el Metrobús y el RTP, ya que es una vía pequeña y todo esto dificulta el tránsito y hace que sean más largos los trayectos. 

Indicó que esto también ha sido un golpe a su bolsillo: “El costo también de transporte, por querer ahorrarte tiempo en cuestión de traslados, gastas más, casi al triple, de tomar sólo el Metro, ahora son de dos a tres transportes para poder hacer menos tiempo”. 

Casi al final de la fila se encontraba Juana Romero, quien iba hasta la estación Nopalera, a unos metros de donde se derrumbó la estructura del Metro, arrebatando la vida a 26 personas. 

“Ahorita acabo de llegar, pero no hay ningún camión, llegan a tardarse a veces hasta 10 o 15 minutos en pasar y vienen todos bien llenos, no nos alcanzamos a subir todos, a veces ni abren porque vienen llenos”, dijo Juana, fastidiada de sufrir cada tarde para regresar a casa con su mamá, quien es una persona de la tercera edad. 

Al igual que Israel, ella contó que su trayecto diario aumentó de 40 minutos cuando operaba la Línea 12, a hora y media o dos horas, por eso a ella le gustaría que el gobierno pusiera a disposición de la gente más opciones de transporte o reabriera el Metro. 

“No hay de otra, tendría que abrirse para que pudiera volver a estar como antes, tener menos tiempo en el camino. Imagínate, yo voy a la Nopalera, hay personas que van hasta Valle de Chalco, cuánto tiempo más hacen. Me subiría con temor, pero no tendría de otra,  si quiero llegar rápido voy a tener que utilizarla”, indicó.

VIAJE COMPLICADO

La Silla Rota visitó la zona para ver el desempeño del Metrobús que va de Coyuya a Tláhuac. Aunque normalmente se hacía 55 minutos, con el reforzamiento de las columnas que personal de la Secretaría de Obras y Servicios realiza poco antes de llegar a Periférico, entre la estación del mismo nombre y Calle 11, y después entre Tezonco y Olivos, y unas más entre Zapotitlán y Nopalera, el recorrido dura 65 minutos, en un viaje realizado al mediodía, cuando la vialidad va menos transitada.

Entre las estaciones Calle 11 y Periférico Oriente al cruce con el Periférico, el tránsito hacia Tláhuac se vuelve denso. El Metrobús batalla para avanzar unos metros. De nada sirve tener un carril confinado porque en esa parte solo hay otro más, entonces el resto de los automovilistas no se tienta el corazón para usarlo.

Quienes viajan en el Metrobús son mujeres que platican y ven sus celulares, del lado para ellas, y atrás van hombres con mochilas en sus espaldas, algunos viendo videos, escuchando música, buscando trabajo y entre los que van sentados unos aprovechan para dormitar. También se suben algunos estudiantes que con su bullicio le dan algo de ánimo al viaje. 

La lucha por los asientos provoca un incidente. Un joven acusa a otro hombre de intimidarlo con una navaja. No dice por qué, como si nada más se le hubiera antojado al acusado. El hombre no acepta la acusación, pero reconoce que traían pique luego de que, en las primeras estaciones, en Eje 3, cuando se desocupó un asiento ambos quisieron sentarse en ese espacio. Ganó el joven, pero por nada y el de la supuesta navaja se sentó sobre él, en una escena insólita entre desconocidos. Solo le quedó pararse de mala gana, pero desde entonces se echaban miradas. 

Pero cuando el joven vio policías en la estación Periférico Oriente, aprovechó para acusar al otro, que debió bajarse con cuatro personas más que viajaban con él, para ser revisado. Después de eso la unidad vuelve a avanzar. A la altura de San Lorenzo Tezonco, el tránsito se reduce a dos carriles debido a los trabajos de rehabilitación.

Una valla de láminas de aluminio rodea lo que es la llamada Zona Cero, la del incidente. Después de Olivos hay tramos donde alrededor de las columnas hay más hombres trabajando, por lo que se cierra el carril y eso obliga a disminuir la velocidad, pero al pasar esa parte, vuelve a normalizarse. Ya cerca de la terminal, cerca de la terminal, se vuelve a alentar la llegada. Solo las motos invasoras de la ciclovía avanzan rápido.

Al llegar a la terminal Tláhuac, la estación del Metrobús luce repleta, entre los que llegan de Coyuya y los que van hacia allá o a Atlalilco. Más adelante, donde están las escaleras para subir al Metro, algunas personas las usan para pasar al otro paradero, donde salen peseros y microbuses a Xochimilco y Milpa Alta, o los RTP y trolebuses a Mixcoac y Ciudad Universitaria, respectivamente.

De Tláhuac hacia Atlalilco el tráfico también se hace tortuoso cerca de Zapotitlán. Eso da tiempo a ver afuera de la estación, lonas del gobierno capitalino colgadas que presumen la rehabilitación y reforzamiento de la Línea 12. Debajo de las trabes y las columnas hay grupos de hombres que trabajan para reforzar la base.

DONAS A LA BAJA

Sobre avenida Atlixco, frente a la terminal Tláhuac hay algunos negocios, uno de ellos es uno de donas azucaradas y de chocolate, propiedad de Noé González Hernández.

“El cierre nos ha afectado bastante por la baja afluencia de personas que hay”, lamenta.

El negocio, con 10 años de antigüedad, se vio afectado por el cierre de la línea y sus ventas cayeron en 50 por ciento, calcula Noé. A ello se suma la inflación, ya que la harina, aceite y huevo para las donas han aumentado de costo. Han sobrevivido por los estudiantes que regresaron a las clases presenciales y algunos préstamos a los que el dueño ha recurrido.

Explica cómo el tráfico que se forma ahí le ha afectado. 

“La gente busca rutas alternas por el tráfico de allá del centro hacia acá, a partir de las 2pm. Se vienen por otros lados, los que van para Chalco buscan irse por Zaragoza mas rápido, los que van a Xochimilco o Tulyehualco se van por Tlalpan por el Tren Ligero”. 

A ello se suma que hay más delincuencia. Consultado sobre si alguna autoridad de la alcaldía Tláhuac o del gobierno capitalino se ha acercado para darles algún apoyo, dice que no.

“Ni se han acercado”. 

Espera que cuando reabra el Metro aumenten las ventas

“Aunque muchos quedarán con miedo, es una buena alternativa por el tráfico y la delincuencia, es más seguro”, concluye.


(SAB)