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"Silbato antiacoso es una medida simulada": ONG

A un año de que se anunciara el silbato “Vive Segura” como medida para combatir el acoso, organizaciones civiles denuncian que no existen resultados

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Escrito en METRÓPOLI el

Itzel López solicitó un silbato anti acoso en octubre en el Metro Bellas Artes, recuerda que decidió pedirlo por curiosidad y tras mostrar su identificación lo obtuvo. 

“En siete meses, únicamente lo he utilizado una vez. Ese día, iba caminando por la calle y vi que un tipo venía de frente viéndome lascivamente pero yo seguí mi camino porque ya era de noche. Al ver que se subió a la banqueta y se acercaba, tuve un mal presentimiento y decidí tocar el silbato. No lo usé para pedir auxilio pero actué con la intención de demostrar que posiblemente alguien podría asomarse por la ventana si pasaba algo más. Sin embargo, el tipo no pareció preocuparse y se quedó en la calle.”

A un año de que el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera anunciara el silbato “Vive Segura” como medida para combatir la violencia sexual contra las mujeres, organizaciones civiles denuncian que no existen resultados, pues califican que fue una medida “simulada” y que simplifica la magnitud del acoso. 

El 25 de mayo de 2016, Mancera indicó que dentro de la estrategia 30-100 que forma parte del programa “Ciudad Segura y Amigable para Mujeres y Niñas” conformado por operativos de vigilancia, instalación de botones de auxilio, mejoras al sistema de vigilancia y fortalecimiento de mecanismos de separación en los vagones del STC, se iba a añadir dicho silbato.

Para Jimena Soria, vocera del Grupo de Reproducción Elegida (GIRE) estas medidas promueven que se ponga en las mujeres la responsabilidad de actuar ante la violencia que sufren, en lugar de atacar el problema estructural de violencia de género.

“Pedir a las mujeres que denuncien y que se enfrenten a las autoridades, cuando en realidad no se resuelve ninguno de los obstáculos, como que las revictimicen, que no les crean y que además, se enfrenten a un sistema de justicia de impunidad, donde es muy poco probable que se tenga una consecuencia para los agresores”.

El silbato fue distribuido a partir de agosto del año pasado en estaciones del sistema de transporte colectivo, para que las mujeres pudieran usarlo cuando se sintieran víctimas de hostigamiento como “una señal de alerta para la sociedad, de que algo está pasando ahí, de que no podemos estar indiferentes”, como dijo el jefe de gobierno durante la presentación del instrumento. 

De acuerdo con cifras otorgadas en mayo de 2016 por el director del Sistema de Transporte Colectivo, Jorge Gaviño, durante 2015 se detectaron 500 quejas de acoso, sin embargo “la mayoría de mujeres no formalizó la denuncia ante el Ministerio Público”, anunció. 

En contraste, en febrero de 2017 informó que las denuncias hechas en 2016 fueron 671, sin embargo solo 169 de ratificaron, por lo que el 70 por ciento de las quejas quedaron impunes. 

Los silbatos se compraron a la empresa Fox 40 Pearl, a un precio de 70 pesos por unidad, de acuerdo a información de la Secretaría de Gobernación. El informe realizado por el Gobierno de la CDMX a 100 días de la estrategia notifica que se entregaron 39 mil 313 silbatos. Se estima que se entregaron en total 115 mil silbatos, lo cual representa sólo el 12.7 por ciento de la población que vive en la Ciudad de México. 

Para Laura Martínez Rodríguez, directora de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (ADIVAC), la estrategia del silbato es una propuesta tibia que representa una burla para las mujeres “Es muy ilógico el uso de un silbato ante una situación de violencia inminente, porque la mujer entra en shock”.

El acoso sexual en la ciudad es un problema que no para. Datos obtenidos vía ley de transparencia indican que en los últimos 5 años y hasta el primer semestre de 2017 la Procuraduría de Justicia han abierto 407 carpetas de investigación por denuncias de acoso sexual en la Ciudad de México. De estas la mayor incidencia se registra en la delegación Cuauhtémoc, seguida de Iztapalapa.

Las especialistas consultadas señalan que se trata de una violencia estructural que no se puede resolver con estas medidas por lo que se deben implementar “programas gubernamentales y educativos en relación a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y no educar en las diferencias sexuales, porque eso es lo que está generando la violencia”, explica la directora de ADIVAC.

La Silla Rota consultó al Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México y al Gobierno de la Ciudad de México para conocer los avances de la estrategia pero no obtuvo respuesta.

fmma