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Sepultureros le tienen más miedo a la covid que a la muerte

Tanto en cementerios de Naucalpan como en Toluca los trabajadores temen contraer la enfermedad y contagiarla a sus familiares

Escrito en METRÓPOLI el

Aunque por profesión conviven con ella a diario, la muerte no es el mayor temor de los sepultureros del Estado de México desde que la covid-19 llegó al país que actualmente lleva a cuestas 90 mil 309 fallecimientos. Sin embargo, cuando a Juan y Alberto les dijeron que la pandemia había llegado, no lo creyeron y, al igual que muchas personas, pensaron que se trataba de un invento que solo pretendía infundir miedo en la población.

Pero a las pocas semanas, la realidad que comenzaron a enfrentar en el panteón de San Mateo Nopala, donde trabajan Juan y Alberto, cambió su incredulidad por un terror que no habían sentido en su vida.

Y es que Juan lleva nueve años laborando como sepulturero en este panteón ubicado en el pueblo de San Mateo Nopala de Naucalpan, pero, en todo este tiempo, nunca había visto una demanda permanente del servicio, como la que se generó entre los meses de mayo, junio y julio, a causa de este virus, pues, de tener un entierro por quincena, la cifra alcanzó los cuatro o cinco cada quince días, considerando que este lugar solo está destinado para los oriundos de este poblado.

“Al principio, no creíamos, pero cuando empezamos a ver que comenzaban a llegar personas con féretros y las actas de defunción que decían covid-19, lo tomamos en serio y nos dio temor de que a nosotros también nos fuera a pasar lo mismo, por eso empezamos a cuidarnos e, incluso, hubo compañeros que dejaron de venir porque les daba miedo, a pesar de que siempre hemos trabajado con la muerte”, asegura.

CRECIÓ LA OCUPACIÓN RÁPIDAMENTE

Este cementerio, uno de los siete administrados por los pueblos originarios de Naucalpan, contaba con una ocupación cercana al 70 por ciento hasta antes de la contingencia sanitaria; sin embargo, en tanto solo cuatro meses, la disponibilidad se redujo otro 10 por ciento, pues el número de solicitudes de entierro creció hasta en 80 por ciento en este periodo, comentó el presidente del Consejo de Participación Ciudadana (Copaci) de San Mateo Nopala, Joel Rodríguez.

Aunque los trabajadores señalan que el número de decesos pudo ser mucho mayor, puesto que muchas personas que perecieron por el virus fueron incineradas, atendiendo las recomendaciones sanitarias, y solo llegaron hasta este panteón, aquellos cuyas familias profesan una religión y se oponen completamente a este proceso, por lo que optan por enterrar el cuerpo íntegro de su pariente.

EL OTRO FRENTE DE BATALLA

“Hay un compañero que trabaja con nosotros, que se puso mal, ya no quería venir y cuando lo hacía se ponía nervioso y temblaba cuando nos tocaba abrir el hoyo e iniciar el procedimiento para enterrar a una persona. Él era uno de los que se bajaba para colocar las lozas y, con esto, ya no quería hacerlo, nos decía que le dolía algo o se inventaba algo, pero lo entendíamos todos porque no solo pensábamos en nosotros, sino en nuestras familias”, relata Juan.

Para aminorar el riesgo natural, en este camposanto se implementaron las medidas recomendadas por las autoridades, como el limitar el acceso a 20 personas sin niños, además de que todos tenían que usar cubrebocas y guardar la sana distancia, lo que ha permitido que ninguno de los ocho enterradores de este lugar, haya resultado infectado por esta enfermedad hasta ahora.

Todos ellos, ahora lucen más despreocupados, uno que otro, se da el tiempo hasta de quitarse el cubrebocas que por varios meses consideraron su única protección, pero todos celebran estar con vida en medio de la muerte, pues presumen que también estuvieron en el primer frente de la batalla, esa que parece que les dio un descanso desde mediados de septiembre, cuando nuevamente bajaron las muertes de covid-19 en esta comunidad.

MISMO TEMOR EN TOLUCA 

Temor a contagiarse de covid-19 y llevar la infección a sus hogares, es lo que sienten los sepultureros del cementerio municipal de Toluca, una vez que reciben los restos de una persona que falleció por la pandemia. Y es que desde finales de mayo y el mes de junio llegaban hasta cinco difuntos al día por esta causa de muerte y es la fecha en que sigue la incidencia de cadáveres aunque en menor proporción, manifestó el camposantero Bernardo Sánchez Ortega.

“Sí, como no, tenemos temor de llegar a la casa, no sabemos cómo vamos, por eso llevamos esa precaución todos de que al terminar hacernos la limpieza para no llegar a la casa a contaminar, ya sería cuestión de correr con esa mala suerte, pero no, hasta ahorita gracias a Dios todos estamos bien”, externó preocupado.

Al decir que no les han faltado insumos de protección, indicó que por protocolo se “arman” de guantes, cubre bocas, lentes, traje y zapatos especiales, mientras que los restos humanos que llegan al cementerio municipal de Toluca por covid-19 o posible covid-19, ya van envueltos en plástico, al igual que el féretro, “nos desinfectamos y el féretro también lo sanitizamos y al terminar limpiamos nuestra herramienta para no contraer este mal”.

Bernardo Sánchez Ortega, originario de Toluca, indicó que a finales de mayo y el mes de junio fueron los más pesados para ellos y aunque hay ocasiones en que la demanda de entierros o cremaciones derivadas de la pandemia son menos “pus no le ha bajado, hasta donde vemos baja, sube, baja, sube y así va, o sea, no le ha bajado, yo donde me empecé a dar cuenta de que fue frecuentemente más fuerte fue a finales de mayo, junio y todo eso, todos estos meses y hasta ahorita sube y baja, sube y baja, aunque me parece que si han habido días en que no ha habido incineraciones completamente en el día, hasta la tarde que ya resulta que sí hubo uno o dos”.

Ahondó que entre los meses de mayo y junio, los encargados del crematorio del cementerio municipal comenzaban a cremar restos humanos desde las 7:00 horas.

El caposantero considera que el mantenerse hasta el momento libres de la pandemia es porque siempre ponen en marcha el protocolo, es decir, independientemente de que el muerto llegue por causas ajenas al nuevo coronavirus, se ponen su traje de protección “de lo que venga, hasta de homicidio también se lleva a cabo el protocolo de sanitizar el féretro y nosotros, solo que no viene sellado el féretro, esos vienen normal”.

Finalmente, el cementerio municipal de Toluca, con sus 46 años de existencia, cuenta con 13.72 hectáreas en las que hay capacidad para 23 mil 189 fosas, de las cuales, solo quedan disponibles 181, sin contar con su terreno para las fosas comunes donde se entierran los cuerpos que ya no fueron identificados ni reclamados por sus familiares.

fmma