La Secretaría de Educación Pública (SEP) dio a conocer que alista un protocolo de prevención y actuación en caso de peligro como sismos, balaceras, sustracción de menores de edad y explosión de artefactos en escuelas de la Ciudad de México.
De acuerdo con El Universal, estos simulacros se llevarán a cabo en al menos 8 mil 296 planteles de educación básica.
Quien realice las medidas será la Comisión de Mejora Regulatoria (Conamer), que informó que los protocolos se practicarán de manera mensual a partir del próximo ciclo escolar entre los que están situaciones como sismos, tiroteos, artefactos explosivos, incendios, fugas de gas, secuestro e inundaciones.
Además, la Conamer aseveró que se deben realizar al menos cuatro simulacros de sismo en escuelas públicas y privadas tras siniestros como el vivido el 19 de septiembre de 2017 en la escuela Rebsamen donde fallecieron 19 niños y siete adultos.
También, cada plantel deberá tener un Comité Interno de Protección Civil Escolar (CIPCE), el cual deberá renovar de manera anual el programa de protección con el que se buscará reducir los riesgos previamente identificados y para definir acciones preventivas.
El coordinador del comité interno será el director de cada escuela, quien estará al mando de cinco brigadas: evacuación y repliegue; primeros auxilios; control y combate a incendios; comunicaciones, y apoyo psicosocial. En caso de que se cuente con menos de 10 brigadistas por plantel se puede conformar una brigada multifuncional.
De igual manera, cada plantel deberá contar con un radio receptor del sistema de alertamiento sísmico con altavoces, un gabinete de seguridad, el cual estará a la entrada del plantel y equipado con pico, pala, cuerda, barreta, linterna y guantes de carnaza; un kit de emergencia escolar, el cual contendrá un megáfono, letrero de identificación de la escuela, botiquín, agua y alimentos no perecederos, entre otros.
Cabe mencionar que cada escuela debe tener extintores vigentes, señalamientos de seguridad, botiquín de primeros auxilios, detectores de humo, lámparas de emergencia, chalecos y cascos para brigadistas.
El protocolo establece que al escuchar la alarma o percibir el movimiento sísmico, la persona más cercana la puerta la abrirá, de manera que, en caso de haber deformación en su marco, no se trabe e impida la salida, y los alumnos y maestros deberán colocarse en las zonas de menor riesgo previamente identificadas en el análisis de riesgos.
Finalmente, el profesor de grupo contará con una lista de los alumnos de su grupo y el alumno firmará y colocará en la lista su hora de salida del plantel para tener un registro adecuado.
(Ameyaltzin Salazar)