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"Sembramos 16 mil flores de cempasúchil y solo hemos vendido 100"

Don Celestino, productor de flor en Xochimilco teme perder toda su cosecha pues a menos de un mes de día de muertos no tiene pedidos

Escrito en METRÓPOLI el

Celestino Sánchez teme que este año, debido a la pandemia de la covid-19, su producción de 16 mil flores de flor de cempasúchil no se venda.

El productor, originario de San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, aún no ha recibido los pedidos de las flores que año con año son usadas conmemorar a los difuntos ya sea en los panteones, así como para mostrarles el camino a las ofrendas que se ponen en millones de hogares mexicanos.

Todavía recuerda que año con año en los primeros días de octubre comenzaba a recibir pedidos, de 2 mil y hasta 3 mil flores. Pero este año sólo le han comprado 100.

“Ya deberíamos llevar 5 mil”, dice preocupado.

LAS PREPARA DESDE JULIO

Detrás de las flores -que en su color tradicional son color naranja, pero que también hay en color amarillo y verde limón-, hay un proceso de preparación que inicia desde julio, cuando empieza a sembrar y luego comienzan a germinar las semillas de la flor.

“Desde que la preparamos ya empezamos con trabajo. Una vez germinado lo pasamos a una maceta de seis pulgadas y cuarto para crecer, damos un mes por el avance de las plantas, las separamos y pinchamos”, explica el proceso a La Silla Rota.

El lugar donde las siembra es un invernadero. Ahí están formadas las flores que Celestino revisa cuidadosamente para que no tengan jicotillos, insectos que llegan y se comen la base de los pétalos, sin importarles morir al poco tiempo, ya que la flor tiene propiedades insecticidas.

LOS CLIENTES TAMBIÉN TIENEN MIEDO

Además de él, su hija Angélica Sánchez Zamora también es productora, y como su padre, también le preocupa que este año no se vayan a vender las flores, porque sabe que los panteones estarán cerrados.

“¿Qué vamos a hacer con toda nuestra planta? Está lleno. ¿Qué haríamos? Perdemos nuestra inversión, nuestro tiempo. Esa es nuestra preocupación, no poder desplazar el producto. Nuestros clientes también tienen miedo de llevárselo y no poder vender, por la cuestión de que van a cerrar panteones o como el 10 de mayo, el Día de las Madres, que no permitieron que se pusieran puestos en la calle.

“Esa es nuestra preocupación ahorita, es bastante producción. Y somos de las personas que no sembramos tanto. Hay otras que siembran 60 mil. ¿Qué van a hacer con 60 mil plantas que no vendieron?”, plantea.

LA PEOR CRISIS

Angélica dice que la persona que se llevó 100 macetas este año, en 2019 pidió 2 mil. Con eso quiere mostrar la diferencia que hay. Además, no se comprometió con hacer algún otro pedido más.

Recuerda que hace 3 años, luego del temblor del 19 de septiembre, también enfrentaron una situación compleja, y en el caso de ella y su padre no pudieron cosechar flores, pero se debió a que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) redirigió el agua de unas torrenciales lluvias y la zona se inundó, pero esto no afectó a todos.

Quienes no salieron afectados por la inundación vendieron su producción; los afectados, como ellos, fueron indemnizados. Ahora el problema que se puede presentar para todos es que no se venda.

Además, este año ha habido algunos apoyos de 10 mil pesos de parte de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) para mitigar los efectos por la pandemia. Pero no ha alcanzado para  todos los productores, por ejemplo, a Celestino sí le tocó, pero a su hija no.

TENDRÍAN QUE TIRARLA

Si este año no venden las flores, simplemente tendrían que tirarlas, dicen padre e hija. No es como las hierbas aromáticas y medicinales que también producen, las cuales se pueden cortar y volver a sembrar, con lo que vuelven a retoñar. Los cempasúchiles no.


“La flor termina su ciclo de vida y se va al tiradero”, dice Celestino.

“Lo único que quizá pudiéramos rescatar es la maceta, pero la flor se tira y nuestro trabajo de tres meses y medio no serviría”, agrega Angélica.


Económicamente un préstamo les sería útil, pero si no lo tienen, no pueden producir.

“Esto es volver a invertir. Hasta correríamos el riesgo de no volver a ser productores y nos costaría mucho trabajo volver a serlo. La venta nos impulsa mucho cada año”, concluye la productora.

fmma