Main logo

Ruido y fiestas nocturnas, las quejas sobre el Rébsamen

Las irregularidades ya se habían señalado por vecinos, en específico por Francisco Fontano Patán, quien vive en el edificio de al lado

Por
Escrito en METRÓPOLI el

CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- El colegio Enrique Rébsamen ahora está en la mira por las presuntas irregularidades que acumuló y que nadie impidió, como que generaba demasiado ruido y hacían fiestas por la noche. El edificio administrativo y que estaba en la entrada se colapsó tras el sismo de 7.1 del pasado 19 de septiembre, lo que provocó la muerte de 21 niños y cuatro adultos.

Sigue aquí en cobertura completa del sismo.

Las irregularidades ya se habían señalado por vecinos, en específico por Francisco Fontano Patán, quien vive en el edificio de al lado. A través de la ventana de su departamento se observaba el patio y se escuchaba el ruido generado en el colegio, debido a esto interpuso una queja ante la Procuraduría del Ordenamiento Territorial (PAOT).

“Como vecinos siempre nos preocupó la estructura, pero nos molestaba que en la manera en cómo está construida se creó una concha acústica. Entonces cualquier conversación que había en la escuela y ruido se magnificaba y entraba a nuestros departamentos. Era una invasión total. A parte los alumnos nos veían, teníamos que tener cortinas”.

Por esta molestia diaria que les causó durante 15 años metieron queja ante PAOT. Sin embrago, la dependencia dijo que no se habían detectado irregularidades en cuanto al niveles de ruido.


Lee también en La Silla Rota: El Rébsamen, la tragedia y la omisión


“Tenían costumbres de hacer fiestas por la noche. Durante los festivales metían bocinas y nos teníamos que ir de casa. Metimos una denuncia por el ruido excesivo para que revisaran la estructura cómo estaba construida. Después de que vino la PAOT si reconozco que le bajaron a sus fiestas”.

La escuela se construyó en dos etapas, en 1983 se edificó la primaria, y luego la secundaria. Cuando se levantó el plantel de secundaria se trabajó con los bajo sellos de clausura. “Los primeros años que la escuela secundaria funcionó y dio servicio a alumnos, operó con sellos de clausura”. 

Parte de las extensiones que sufrió el colegio fue la construcción de un departamento y un roof garden, donde presuntamente vivía la directora Mónica García Villegas.

El colegio tuvo dos clausuras una en 2010 y otra en 2014. Sin embargo, Fontano Patán advirtió que a pesar de ello, el colegio siguió operando. Las clases no se suspendieron. A los niños los metían por otra puerta para no violar los sellos. Tampoco las obras se detuvieron. El material de construcción lo ingresaban de manera oculta.

“Lo que me llama la atención es por qué, en ese momento, los padres permitieron a pesar de los sellos de clausura que las clases se realizaran. No sabemos porque se quitaron los sellos ni cual es la razón, dado que la escuela en las condiciones en la que estaba, suponemos siempre tuvo algo chueco. Desde nuestra casa siempre veíamos el patio de la escuela. Estaba claro que la secundaria no tenía ninguna área de seguridad”.

El patio era muy pequeño y no había rutas de evacuación. Lo que hacían cuando había un simulacro o un sismo, los niños los tenían que llevar al patio de la primaria que estaba en el edificio adjunto y para llegar ahí, tenían que meterse por el edificio administrativo, que es uno de los colapsado

Relató que el departamento y el roof garden se veían desde su casa. Era una estructura que originalmente era de dos pisos y acabó siendo de cuatro sin que se cambiaran columnas ni estructuras ni nada. “Soportaba a dos, terminó de cuatro. Eso era insostenible”.

También comentó que de manera visual era evidente la cantidad de pisos que tenía construido. “Yo no se en que estaban pensando los padres que metieron a sus hijos en una escuela clausurada. Los padres de hoy en día quizá no tienen elementos para saber que pasaba ahí”.

Otra de las observaciones como vecino es que “siempre estaban haciendo obras menores o mayores. Llegó un momento en que ya no sabíamos qué estaban construyendo. Tallar de metales y cortar cosas siempre”.

Fontano Patán consideró que si nunca hubieran construido esos pisos extras, nunca hubieran creado esa secundaria en condiciones indebidas, no hubiera pasado la tragedia.

Brenda Serret, vecina del colegio, comentó que el departamento de la directora tenía piso de mármol. Eso se descubrió al derrumbarse el edificio que albergaba el área administrativa y la casa de la maestra.

“Tenía piso de mármol, eso es muy pesado y entre las estructuras débiles, más un piso pesado. Es un conjunto de responsabilidades, igual de los padres porque ellos permitieron, en esa época que hubo sellos, que sus hijos asistieran, no levantaron una mano para exigir a las autoridades que investigaran”.

Germán Arellano, vecino de Coapa, dijo que antes la vida era normal y tranquila. Llegó el sismo y todo cambió. Se siente una tristeza aguda. Sus hijos se quedaron sin escuela. El más grande asiste a la Secundaria Jesús Mastache, que está casi enfrente el colegio Rébsamen.

Confirmó que desde afuera del Rébsamen se veían las evidentes irregularidades. “Desafortunadamente las escuelas particulares pueden hacer y deshacer lo que ellos quieran, al final tienen un dueño, pero no por hacer lo que ellos quieran o jugar con sus papelitos, vienen las desgracias. Hay que ver lo que le hicieron a tanto niño”.

Relató que su familia está en duelo, ya que en el colapso de uno de los edificios del colegio Rébsamen falleció su sobrino.

“Sufrimos mucho, tenemos un sobrino que falleció, Oscar del segundo B. Risas no hay, incertidumbre hay mucha y miedo también. Sus padres están molestos, pero lo que quieren ahorita es guardarle luto a su hijo. Ahora ya empiezan a salir muchas cosas que no se sabían, las estructuras, las vigas y a parte la casa de la directora. Yo creo que si van a tomar algunas medidas para ver que pueden hacer”.

lrc