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Regreso a la nueva normalidad: miedo, necesidad e incredulidad

Este lunes inició la reapertura económica de manera escalonada, lo que se conoce como la "nueva normalidad"

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Escrito en METRÓPOLI el

La “nueva normalidad” es solo una formalidad política. El nombre de una etapa que comenzó hoy y a la que todos -irremediablemente- tendremos que integrarnos, cada quien a su tiempo, manera y necesidad. Es sí o sí, no hay más; aunque en el fondo todos sabemos que, en realidad, nada volverá a ser normal.

Los corredores del circuito parque Gandhi creen que sí lo es. Por eso al mediodía trotan como quizás lo harían en domingo; el detalle, es que hoy es lunes. Y de tres de ellos, solo uno utiliza tapabocas. A distancia se localizan los aparatos de ejercicio comunitario.

-Disculpe ¿le da algún temor usar los aparatos ahora que estamos en pandemia?, pregunta La Silla Rota al hombre que utiliza uno de ellos para hacer sentadillas.

-¿Estamos?, responde.

La respuesta enmudecería a cualquiera. Algo no está claro ¿Él no vive en México? ¿No se encuentra en la CDMX? ¿O es un personaje salido de otro planeta y el coronavirus no aplica en su caso? Segundos después concluye su respuesta,

-No, no hay temor.

A su lado Marisela, quien también se ejercita, amplía la respuesta.

-Pues estamos en área al aire libre, no hay temor por eso, no nos acercamos al área de alto riesgo.

 

Es probable que no todo sea irresponsabilidad y que, en el fondo, salir a hacer ejercicio sea no solo una cuestión de estética sino una salida al estrés que ha generado un día tras otro de encierro, sin contar el estado de ánimo individual consecuencia de la economía o desempleo. Una manera de cansar al cuerpo para obligarlo a relajarse generando endorfinas para que más tarde pueda dormir; una forma de darle señales para que se mantenga sano frente a la incertidumbre de lo que vendrá.

Semi vacías están zonas y avenidas: Polanco, Reforma, Cuauhtémoc. No hay paseantes ni peatones, la clase alta sigue resguardada en sus casas mientras que el taquero, el tortero, el bolero y el repartidor los encuentras en la calle esperando al cliente fiel, ese que vive al día como ellos y que anda por ahí buscando empleo o en qué ocuparse.

En el centro histórico la “nueva normalidad” sí fue como la conocemos: el retorno a las marchas y protestas que solían desquiciar el tráfico. Solo que esta vez, fueron cuatro y en todas, las plazas fueron solo para los manifestantes. Una, en el Monumento a la Revolución, trabajadores del espectáculo marcharon para pedir a la Secretaría de Cultura apoyos para el sector. Dos, policías auxiliares y bancarios se manifestaron en Zócalo y Eje Central para exigir pago de salarios retroactivos. Tres, taxistas del aeropuerto capitalino que exigieron el pago de su reparto de utilidades. Y cuatro, en Anillo Circunvalación protestaron locatarios de la Merced para exigir al gobierno, un pronto retorno a su lugar de trabajo tras el incendio ocurrido en Navidad.

En teoría, hoy reinició actividades el sector de la construcción. Pero la realidad es que varias obras continuaron paradas como la edificación de departamentos habitacionales en Sur 16 número 101 en Iztacalco, zona oriente. ¿Pues no que regresaron hoy los albañiles? “Es que estamos terminando de preparar todo el protocolo para reiniciar actividades en una semana” explica a La Silla Rota el ingeniero Cuevas, responsable de la obra en la empresa “Casa actual”.

“El próximo lunes ya estarán los letreros, zona de lavado, baños, tapetes para limpiar zapatos, termómetro, todo lo que nos requirieron”, dice. En marzo todavía ofrecieron un promedio de 80 empleos; máximo, cien. “Es entre albañiles, herreros, eléctricos, plomeros, pintores. Teníamos contemplado terminar en mayo, pero como llevamos dos meses desfasados creemos poder terminar en julio o septiembre. Calculamos gastas unos cien mil pesos en el equipo de protección para la gente: los tapetes, caretas, cubrebocas y goggles. El contratista le tiene que dar a cada uno su par de guantes. Calculo recibir un primer turno de diez gentes por la mañana y que después ingrese otro para cumplir con la distancia entre ellos”.

El ingeniero Cuevas reconoce el impacto económico que causó en la obra esta pandemia. “Mucha de la gente que estaba aquí se tuvo que regresar a sus pueblos y no sé si hayan trabajado o no; todos salimos afectados porque aparte de que no había otros trabajos, no hubo manera de retenerlos”.

También hoy reinició la venta de bicicletas. Así lo demostró una tienda que se ubica en la misma zona; solo que algunos clientes explicaron a La Silla Rota, que esta tienda nunca cerró durante la pandemia.

A unas cuadras “Go Bike”, una pequeña tienda y taller de reparación de bicicletas, explicó cuál fue su suerte desde marzo al inició de la jornada de “Sana Distancia” que ya concluyó. “Nosotros no tuvimos ningún día cerrado y lo consideramos servicio esencial porque la mayoría de la gente se transporta en bicicleta. Las ventas bajaron yo creo un ochenta por ciento; refacciones, servicios y eso se mantuvo normal, hasta aumentó un poquito”, precisa Jorge Espinoza.

Sin ingresos constantes, fue necesario parar algunos proyectos para impulsar el negocio. “Si hubiéramos cerrado no hubiéramos sobrevivido. Cerrado, nadie tiene ahorrado para vivir dos meses; tuvimos que trabajar porque no nos quedaba de otra. Tenemos que guardar dinero porque no sabemos cuánto durará esto; nos afectó también el cierre del paseo ciclista de los domingos pues eso nos daba la mitad de nuestros ingresos. Tuvimos que moderar nuestros gastos, ahorrar y no invertir más que en lo mínimo. De este lado a mucha gente le valió y salió a la calle, solo se quedaron en sus casas dos semanas. Ahora todos tienen que salir a buscar qué comer; con la nueva normalidad todos van a salir y se morirá al que le toque. No podemos estar encerrados tanto tiempo, hay que salir, no queda de otra”.

 

Una pareja platica frente a frente, él la tiene tomada de la cintura, mientras que ella también lo abraza del torso, se miran fijamente y permanecen así durante varios minutos, aunque se nota que se quieren besar, hay algo que se los impide, los cubrebocas que ambos portan, tal parece que así será ahora el romance en la “nueva normalidad”.

Esta pareja esperaba afuera del Tren Suburbano, dentro de la plaza Forum Buenavista, en la alcaldía Cuauhtémoc. A pesar de que continúa la emergencia sanitaria por covid-19, en este lugar la sana distancia ya es cosa del pasado. Por ser quincena, en la entrada de los bancos había filas de alrededor de 20 personas, pero sin mantener los 1.5 metros de separación que recomiendan las autoridades, además, algunos no usaban cubrebocas.

A sólo unas cuadras de ahí, en el kiosco morisco de Santa María la Ribera, la “nueva normalidad” parece no tener tanta importancia.  Un señor de la tercera edad lee el periódico sentado en una banca, a su lado está sentado otro hombre viendo su celular. Al mediodía de este primer lunes de la “nueva normalidad” este parque y las calles de esta colonia lucían con más vida que en días anteriores. A un costado del kiosco, varios puestos venden fruta y verdura, mientras que en las calles aledañas algunos locales de comida que estuvieron cerrados durante semanas, volvieron a abrir sus puertas este lunes, pero sólo para para llevar.

¿Y el presidente López Obrador? Bien, gracias, comenzando una gira semanal al sur del país con labores propias de su cargo cuando 31 entidades (excepto Zacatecas) el semáforo epidemiológico nacional se encuentra en color rojo. Se le ve contento en la celebración del día de la Marina en Quintana Roo, en un barco mediano donde un promedio de 25 personas (algunas sí, con cubrebocas) le acompaña: el “peje” ha vuelto al agua y seguramente es porque en su cartera están las imágenes religiosas que le cuidan de todo mal, incluido el coronavirus.

¿Cubrebocas? ¡Qué va! Desde el inicio de la pandemia, no existe un solo registro fotográfico de ese tipo. Pero esta semana él estará dando banderazos de salida a diversas obras en el sur del país; hoy fue el turno del Tren Maya ¿Por qué no se quedó el presidente en casa? Es probable que le haya sucedido lo mismo que a millones de mexicanos que ignoraron su cuarentena por salir a buscar empleo; solo que a López Obrador le sucedió al revés: él es quien tiene que ofrecer los empleos para reactivar la economía del país.