Una cuadrilla de motocicletas se estacionó la tarde del lunes 9 de diciembre frente al 48 de Leona Vicario, un acceso de Plaza Cristal, en el Centro de la Ciudad de México. De los vehículos se bajaron varios hombres armados, con gorras y ropa deportiva. “Ya se la saben, somos de la Empresa”, soltó uno de ellos mientras empuñaba una pistola.
La primera persona a la que sometieron fue a Francisco, un guardia de seguridad de la plaza, la cual lleva décadas abierta y recibe a unas 3 mil personas diariamente que avanzan por sus estrechos pasillos observando ropa a la venta y otros artículos.
“Venimos por la renta, güey, somos de La Unión y ya valió madre”, le advirtió uno de los pistoleros a Francisco, quien no cuenta con arma de fuego ni ningún otro aditamento para defenderse.
Eran las 17:00 horas y pese al voluminoso flujo de personas, ninguna patrulla de la Policía pasó por el lugar, según consta en la denuncia FCH/CUH-4/UI-1S/D/26563/12-2019 y así, a la vista de todos los clientes y vendedores, Francisco fue hincado con el cañón de un arma 9mm en la cabeza.
Lo que buscaban los emisarios del grupo criminal más longevo en Ciudad de México era información sobre los dueños de la plaza, un par de hermanos cuyos nombres se omiten.
“¡No sé, no sé, de verdad!”, insistía el vigilante a merced de sus agresores, dos de los cuales se aportaron al local A5 y a empellones sacaron al muchacho que lo atendía, al cual también interrogaron.
“A ver, culeros, si no tenemos la información que queremos vamos a quemar la plaza”, amagó el sicario que parecía llevar la voz cantante en el ataque, todo mientras sus cómplices cuidaban que nadie entrara o saliera del lugar".
Minutos después, el empleado del A5 fue sacado y subido a una motocicleta, con el conductor adelante y un pistolero a sus espaldas; todos arrancaron y escaparon a toda velocidad hacia la calle Rodríguez Puebla.
Fuentes de la Procuraduría confirmaron a LA SILLA ROTA este tipo de plagios son una nueva forma de presionar a los microempresarios y comerciantes del Centro para conseguir información sobre cuánto venden los comercios, sobre los dueños, y para presionar al pago.
El joven raptado al parecer ya fue devuelto con vida, pero en la PGJ no lo han podido corroborar ya que los familiares y demás trabajadores de Plaza Cristal se han mostrado renuentes a cooperar, tienen terror de que vuelvan los sicarios.
Detrás de estas acciones, según los investigadores, está “El Uriel”, cabecilla de La Unión bajo el mando de "Mi Jefe" y José Alberto Maldonado López “El Betito”, jefe absoluto del grupo delictivo y que opera desde el Reclusorio Oriente.
Tanto "Mi Jefe” como “El Uriel” son parte del círculo íntimo de “El Betito”, acorde con una fotografía grupal que se tomaron en 2017 y que forma parte de investigaciones de la Fiscalía General de la República y en ese entonces del Cisen.
Las extorsiones en la zona centro de la capital están a cargo de “El Perro”, “El Chori” y “Mi Jefe”, pero recientemente “El Uriel” es quien ha encabezado estas acciones con un grupo de pistoleros, según las pesquisas de elementos de la Policía de Investigación, los cuales todavía no tienen mandamientos judiciales en su contra.
Solamente “El Betito”, David García Ramírez “El Pistache” y Pedro “El Jamón”, líder absoluto y cabecillas del primer círculo, han sido detenidos por las autoridades, por lo cual la estructura criminal de La Unión permanece tras casi 10 años de presencia en la capital y el Estado de México.
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