Main logo

Quinta del Bosque, el lugar en Edomex a donde mandan a los menores que delinquen

Lucero, quien mató a una persona; Carlos, acusado de violación, y José, sentenciado por plagio, narran cómo es su vida en este centro de readaptación

Por
Escrito en METRÓPOLI el

Cuando un menor de edad es sentenciado por un delito llega al Centro de Internamiento Quinta del Bosque, en donde no sólo cumple su sentencia, sino comienza el camino de la readaptación social. La mayoría acepta ir a talleres, a la escuela o a terapia.

En los pasillos de este espacio, localizado en San Miguel Zinacantepec, no están las risas típicas de los adolescentes, algunos tienen la mirada perdida, otros ya saben cómo mantenerla en alto. A simple vista no se percibe que son menores que cometieron un delito.

La convivencia no es sencilla adentro, pero hay horarios estrictos. “La cuenta”, que es el pase de lista, permite mantener el orden. Desde las 08:00 horas hay actividades, así que se mantienen ocupados, contando los días que faltan para volver a saborear la libertad.

LUCERO

Lucero llegó por homicidio, a sus 16 años asesinó a una persona. Su contexto social tampoco fue sencillo, así que el internamiento significó para ella un cambio de principios.

“Aprendo nuevas cosas con los talleres de trabajo social, eso nos ayuda porque nos dan una herramienta básica de lo que podamos hacer cuando salgamos y poder manejarnos allá afuera, son cosas positivas que nos ayudan a no estar pensando en cosas que no”.


A un año y cinco meses de que llegara, la joven reconoce que no le fue sencillo adaptarse, no sólo al estar condenada, sino a las reglas.

Dentro de la Quinta tendrá que permanecer tres años, un mes y 15 días, tiempo que, espera, le alcance para terminar la preparatoria, pues adentro concluyó la primaria y la secundaria.

“Me fui integrando poco a poco con mis compañeras, los talleres me ayudaron a incorporarme. Afuera trabajaba en algo básico, aquí me enseñaron a hacer pulseras, eso me gusta mucho. (Adentro) aprendí mucho, me sé relacionar mejor, sé trabajar más unida, tengo más seguridad en mí”.

Foto: Fernanda García

Lucero lamenta haber llegado a este punto por malas decisiones que tomó, pero agradece una oportunidad de cambiar su destino. Así que toma la pistola de silicón caliente y arma muñecas de foami. Baila zumba tanto como puede.

“Mi familia dice que he cambiado mucho hasta físicamente. Está bien. Los veo cada 20 días, cuando se puede. Cuando salga quiero ser policía”.

CARLOS

Tan pronto como el día comienza, Carlos se prepara para otra rutina. Otro día más, un día menos. Su pasión siempre fueron las plantas, así que decidió tomar el taller de agricultura. 

Le habla a las plantas, ahora cuida que las acelgas y las coles crezcan y estén listas para su consumo. Observa los brócolis que apenas crecen. Con cuidado va quitando las hojas que no sirven. Los deja impolutos.

Él fue internado hace un año por el delito de violación equiparada. Aún sostiene que tuvo relaciones sexuales con una de sus amigas de manera consensuada a los 14 años. Insiste en que no hubo violencia, pero que los padres de la joven lo denunciaron, así que tuvo que pagar por un delito.

Al principio fue muy difícil, muy complicado estar lejos de mis familiares, de mis seres queridos. Poco a poco uno se va a acostumbrando a este estilo de vida. A las 8:30 desayuno, pasa la cuenta y el cambio de turno. De 9:00 a 11:00 es la escuela, después los talleres”.

Foto: Fernanda García


Los lunes puede entrar al invernadero. Antes de llegar a la Quinta, recordó a La Silla Rota, ya cuidaba plantas, ahorraba para comprárselas, la que más le costó dejar fue un árbol bonsái que le costó 150 pesos, pero mientras está adentro, su mamá cuida sus tesoros. A ella la ve una vez al mes, en domingo.

“Ha cambiado mucho mi forma de pensar ya prendí a valorar lo que tenía allá afuera. Ahora sé que tengo que trabajar por mi cuenta y no depender de otras personas. En el momento todo se me hacía fácil”.

Foto: Fernanda García


Carlos tiene 16 años y quiere terminar la preparatoria mientras es inquilino de la Quinta, para eso tiene todavía un año y tres meses. Una vez que salga, quiere ser militar.

“Como yo llegué, llegaron muchos, me ha tocado conocer distintas historias y aprendes mucho de ellos, a pesar de todo terminas siendo muy unido con los compañeros porque convives a diario con ellos. Tengo un compañero que no reflexionaba (sobre su delito), pero me puse a platicar con él y pues ya, a raíz de eso, empezó a cambiar su forma de pensar y dice que quiere salir a trabajar”.

JOSÉ

En el taller de carpitería, la madera y el MDF se han convertido en los compañeros de José. Antes de ser arrestado era estudiante, ahora tiene 20 años, pero llegó a la Quinta del Bosque a los 17 años por el delito de secuestro.

“A veces ya buscas la forma en la que te lleves algo de aquí, que no sea en vano todo esto. Me sentenciaron a cuatro años y 22 días, llevo tres años y casi seis meses, ya estoy en la recta final. Pensé que sólo iba a estar encerrado y ya, pero las actividades que nos brindan hacen que valga la pena”.

Foto: Fernanda García


Además de carpintería, José aprendió lo básico de enfermería y está a punto de terminar la preparatoria.

Con nostalgia en la mirada, sabe que haber participado en un secuestro redireccionó su historia.

“Fue juntarme con las personas equivocadas, malas amistades y no saber elegir con quien estaba. Aquí adentro tienes que sobrellevar, acostumbrarte. No es mala la estancia, nos ayudan, tenemos psicólogos, criminólogos, área médica. Nos andan cuidando, tenemos vigilancia, los custodios son como nuestros segundos padres”.

LA QUINTA DEL BOSQUE Y LA REINSERCIÓN 

Los tres adolescentes que relataron su experiencia a La Silla Rota coinciden en que debieron haber escuchado a sus padres para evitarse el trago amargo que significa enfrentar un proceso penal.

Actualmente en este centro de internamiento para adolescentes existe una población de 179, de los cuales 164 son hombres y 15 mujeres.

Entre los delitos más comunes cometidos por ellos destacan violación (la mayoría equiparada), robo con violencia y homicidio, mientras que ellas llegaron por delitos contra la salud y secuestro, en calidad de cómplices. Aunque aquí también hay quienes cometieron homicidio y feminicidio.

Para Rosa Vallejo Martínez, directora del Centro de Internamiento “Quinta del Bosque”, la falta de oportunidades en el exterior complica la reinserción social de los menores infractores.

“Directamente al interior, el grupo socializado se encaraba de dar cumplimiento a lo que nos obliga la autoridad jurisdiccional. La finalidad que tiene este centro de internamiento es brindar las herramientas necesarias a las y los adolescentes para efecto de que sean reinsertados a su familia y la sociedad por lo que se han implementado diferentes talleres que básicamente tienen la finalidad de la capacitación para el trabajo”, explicó.

Foto: Fernanda García


Aquí las y los adolescentes pueden optar por estudiar enfermería, carpintería, agricultura, pequeñas industrias (en el que aprenden la elaboración de dulces regionales, pizza, pan, entre otros). También pueden elegir las actividades culturales como los cine-debates. Todos tienen un sistema escolarizado, por lo que la monetización de los resultados no es viable.

Hasta el 80% de la población total asiste a la escuela o a los talleres para pasar el tiempo o aprovecharlo, 

“Ellos eligen. Realmente uno de los principios básicos del sistema es respetar su punto de vista, no los puedes obligar porque si obligamos a un adolescente no van a adquirir los conocimientos necesarios, es realmente atendiendo a las capacidades y a los intereses de cada uno de ellos”.

De acuerdo con información de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, serán internados en el Centro de Internamiento los adolescentes y adultos jóvenes que por mandato judicial deban ingresar y permanecer en dicho Centro.

Las medidas de privación de la libertad se utilizarán como disposición extrema y excepcional, sólo se podrán imponer a personas adolescentes mayores de catorce años, por los hechos constitutivos de un delito.

También podrán ser ingresados al Centro de Internamiento, las personas que estén recluidas en otro Centro de Internamiento y por resolución de autoridad competente sean trasladadas al mismo.

BV