Main logo

"Perdimos hasta 100% de mercancía", dicen locatarios de Jamaica

Mientras los floristas del Mercado de Jamaica arman ramos coloridos y bellos, los compradores no pueden disfrutar de los olores magníficos de las flores

Escrito en METRÓPOLI el

Alberto está contento. Tras 18 días de cierre en el mercado de flores de Jamaica, hoy llegó su primer cliente del día al local 234. “Pidió un ramito con unas flores combinadas: aves del paraíso, rosas, baby, rosas blancas y rojas en una base de vidrio”. Y mientras platica con La Silla Rota, corta y corta los tallos de las flores creando una hermosa y colorida combinación que no puedo oler por el grosor del cubrebocas. Es una pena: olores tan magníficos y no poder disfrutarlos bajo la “nueva normalidad”.

Sí, no es un día cualquiera. ¡Está trabajando de nuevo, que ya es decir mucho hoy día! Y así lo siente.

-Híjole, bonito, bonito, bien agradable. Pues ahí esta el trabajo que el cliente pide, más que nada por la economía, el dinero.

-¿Este ramo qué precio tiene? Y muestra uno similar al que usaría una novia.

-Sale en 150.

Enfundado en un traje gris, su comprador espera el pedido; y mientras lo hace habla por teléfono portando dos mascarillas para cubrir nariz y boca. Quizás será la primera vez que obsequie flores debajo de una mascarilla, pero no será el único; junto a él pasan otros más con cubrebocas. Son los primeros clientes en la reapertura de este mercado de flores con 63 años de antigüedad, ubicado en la #CDMX en la alcaldía Venustiano Carranza.

Los comerciantes no echarán la casa por la ventana. No hay mucho dinero para invertir tras este largo cierre; incluso prevén que no habrá grandes ventas si aún va para largo la autorización del gobierno capitalino para celebrar bodas, quinceaños, eventos sociales, banquetes. Y eso se nota en el diablito que Luis Alberto dirige delante de mí, cargado con modestos paquetes de flores blancas con los que preparará la reapertura de “Florería Claudia”.

"Estamos contentos”, expresa Miguel Ángel Flores, “estuvimos cerrados 18 días. Las pérdidas fueron del 300 por ciento porque fueron casi tres semanas", dice. Y es que, según sus cuentas, él perdió un cien por ciento de ingresos por cada semana cerrada. Y continua, "para mañana trajimos poquito porque no encontramos todo, solo el 20 por ciento de mercancía: rosas, lilys y perritos. Hay que complementarlo todavía con otras cosas que aún no nos surten, esperemos que ya haya”. Lo dice porque los proveedores de flores apenas regresaron hoy y andan buscando clientela por los alrededores del mercado. Pero confían en que por la tarde o a más tardar mañana de madrugada, ingresen ya a vender.

“El precio de la flor sigue en lo que andaba porque como les compramos todo el año, nos dan precio normal todavía. Para empezar de nuevo, como todo negocio, mantendremos los mismos precios; no podemos elevarlos porque no hay mucha venta, sino poco a poco, conforme vaya subiendo”. Pero claro, no entraron así nomás; primero limpiaron su local. “Rociamos el piso con cloro y aparte lavamos con jabón y tenemos gel antibacterial”.

No solo es una fiesta de limpieza para los vendedores de flores; también lo es para los vendedores de legumbres y materias primas que ahí cohabitan, en la otra mitad del mercado. Por eso hacen fila con sus garrafones y cubetas en la única llave de agua disponible. Cloro por aquí, detergente por allá, escobas más allá. Tallar, tallar, tallar. Tirar, tirar, tirar. Barrer, barrer, barrer. No queda de otra: en medio de esta pandemia, esta será la única forma de sobrevivir como negocio y como ser humano. Por eso don José Luis quiere dejar reluciente la verdulería “El Dorado”.

“Voy a cambiar todo, plásticos, hay que lavar con cloro, pino, desinfectar. Hay que sacar todo esto pa’fuera. Mire, ahí está el plástico nuevo” y señala al piso. En efecto, diez metros de plástico nuevo se alistan para sustituir al viejo que es arrancado a pedazos de los tablones de madera que fungen como exhibidor. “Todo, todo se quita”, subraya una y otra vez. Su mercancía, dice, la traerá mañana de la Central de Abastos. Pero ¿Será seguro entrar allá a comprar tras el foco de contagio por covid que se registró hace tres semanas? “¿Y qué hacemos? Ni modo de quedarnos parados ¡Hay que trabajar! Cubrirse, protegerse más que nada: caretas, cubrebocas, guantes, desinfectante, gel antibacterial para dar servicio a los clientes a partir de mañana ¿Otra cosita? Estamos para servirle”.

Frente a él, un local de materias primas y chiles secos saca brillo a sus vitrinas. Edith González, su propietaria, cuenta que mientras las autoridades “les bajaron la cortina”, se dedicó a estar en casa. “Hoy llegamos como a las diez. Ayer y antier vino la alcaldía a sanitizar y ahora nos toca a nosotros limpiar.

"Tengo vista a los dos lados del pasillo para que la gente encuentre platos, vasos, charolas, servilletas, papel higiénico, arroz, frijol, gelatina, grenetina, azúcar”, enlista.

-¿Recibieron algún apoyo económico de la alcaldía?

-No.

-¿Se inscribirá a los programas de apoyo económico del gobierno capitalino?

-No, no me gustan las deudas. Lo poquito que tenemos de aquí, con eso tiene que salir. Que luego no nos estén exigiendo pague y pague.

Jamaica Zona y Jamaica Comida, cruzan los dedos

Sí, así están los locatarios de estos dos mercados adjuntos, al mercado de las flores. La razón en clara; aunque se les permitió continuar abiertos durante la emergencia sanitaria, en su mayoría, por ser actividades esenciales (comida y venta de abarrotes), dependen en gran medida de la clientela del mercado de flores.

Aquí nadie entra si no pasa por la aprobación de don Víctor, quien es parte del equipo de administración del lugar. “Aquí les damos gel antibacterial, se les pide cubrebocas y no se permite ingreso de embarazadas, niños, mascotas ni tercera edad. Desafortunadamente no todos entienden que esto es de vida o muerte; he recibido hasta mentadas de madre por que no se quieren poner el cubrebocas. Nos retan ¡Con tantos muertos que hay y la gente todavía no les cae el veinte!”, relata.

Un breve recorrido por estos dos mercados lo confirma. Pasillos vacíos, locales cerrados, ofertas de comida y apenas un par de decenas de clientela. Por eso, cuchillo en mano, Bruno Gobantes espera que alguien llegue a la carnicería “El Peniel”.

“Bajaron un 70 por ciento las ventas, pese a que esta abierto. El mercado de las flores es un auge para nosotros; si está abierto, la clientela se pasa para acá a comer y comprar mandado. Cerrado, es como si estuviéramos cerrados nosotros también. A partir de mañana que abran, no esperamos que se normalice al cien por ciento, pero sí un cincuenta. Antes de la pandemia, por la semana, vendíamos res y media; ahora solo media que son entre 200 y 250 kilos; y todavía queda un poco de carne”.

“Se notó la diferencia porque lo primero que nos bajó fueron los pedidos de las cocinas económicas. Fue lo primero que se fue en picada. Después seguimos con ventas al mostrador, pero desde la fase dos y tres bajó y la gente venía a comprar por semana”.

-¿Subió para ustedes el precio de la res?

-Le voy a decir la verdad. Nosotros como comerciantes y el patrón, está aguantando el precio porque a pesar de la situación, si nosotros subimos la carne, el negocio se va a ir en picada. De por sí la gente esta espantada; haga de cuenta, el kilo de bistec esta en 146, ahorita aquí en Jamaica, ya debería estar entre 150 y 155. Tarde o temprano sucederá.

La cuenta regresiva comenzó en el mercado de flores y no solo para los locatarios. También están emocionados Jesús, la Virgen María, la Virgen de Guadalupe y Juan Diego, porque su capilla -¡por fin!-, volverán a tener ofrendas de flores.