Hace 32 años sobrevivió milagrosamente al terremoto de 1985, hoy quiere dirigir al PRI en la Ciudad de México, es Jesús Francisco Flores Medina.
Aquella mañana de septiembre tuvieron que abrir el vientre de su madre con una navaja de afeitar para sacarlo, ella y 23 más de sus familiares murieron bajo los escombros. La mujer se cubrió el vientre con las manos y la encontraron encorvada, lo protegió. Su abuela, la única sobreviviente, lo crió.
Actualmente, José es secretario adjunto del PRI en la capital, lleva doce años militando en el partido tricolor.
Dice ayudar a la gente, porque considera que el poder es para servir a los demás no para “servirse”.
“Siempre me imaginé en el tricolor, siempre, desde niño, me llamó la atención cómo ejercer el poder para ayudar, no para ayudarte, servir a tu comunidad, a la gente, eso es lo que he venido haciendo en mis doce años en el partido”.
Su familia acababa de llegar de Jalisco a la capital, donde invirtieron todo su dinero en locales que habían adquirido en el Mercado de San Camilito, pero no tenían escrituras, por lo que se quedaron sin nada.
Por ello, comenzó a trabajar desde muy temprana edad para ayudar a su abuela con los gastos, asegura, incluso, que llegó a pedir limosna.
Después de probar suerte vendiendo dulces, comenzó a ser checador en un sitio de taxis. Ahí conoció a Mario Torres, a quien considera su “padrino”, lo involucró en la política.
De cara a las elecciones de 2018, Jesús considera que “serán muy duras, pero no imposibles”, por lo que se requiere colocar a los “candidatos idóneos para que la ciudadanía responda”.
En las oficinas de la sede del PRI en la Ciudad de México, Jesús muestra las fotos de todos los personajes a quienes ha conocido, desde el hijo del Santo hasta Carlos Salinas de Gortari.
Presume además unos trenes a escala que adornan su escritorio y forman parte de su colección de más de 200 ejemplares.
Con información de El Universal