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Muere menor de 5 años herido de bala en la colonia Morelos

El menor fue llevado a un hospital para su atención médica; presentaba una herida por impacto de bala en el ojo izquierdo

Escrito en METRÓPOLI el

Murió un menor de cinco años de edad tras ser herido por disparo de arma de fuego durante la tarde de este lunes en un domicilio en la colonia Morelos.

Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) acudieron al cruce de las calles Caridad y Toltecas, ante una llamada al 911.

Al arribar al lugar, los uniformados vieron en el interior del departamento a un niño que presentaba una herida por impacto de bala en el ojo izquierdo y una herida en los genitales, junto a un arma de fuego corta.

La madre del menor estaba trabajando en un local cuando escuchó el disparo, ella y un hombre que se encontraba en el lugar fueron trasladados ante el agente del Ministerio Público para deslindar responsabilidades y rendir declaración como testigos.

Mientras que el menor fue llevado a un hospital para su atención médica y horas más tarde perdió la vida.

En los últimos meses, la Ciudad de México ha sido escenario de hechos de violencia protagonizados por menores de edad, quienes se han vuelto el objetivo de bandas criminales.

Tal es el caso del descuartizamiento de dos niños de origen mazahua el pasado mes de octubre y sus restos abandonados en el centro de la ciudad.

También el plagio de dos menores que se encontraban en un bar de Azcapotzalco a finales de agosto. 

O los hermanos asesinados en un Airbnb en Xochimilco en diciembre pasado.

En 20 colonias de cuatro alcaldías de la Ciudad de México y siete municipios del Estado de México están ocurriendo homicidios, desapariciones y violaciones de niños, niñas y adolescentes, además de que es donde se presentan más casos de adolescentes en conflicto con la ley, de acuerdo con un análisis elaborado por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

Son 20 colonias ubicadas en Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Iztapalapa y Venustiano Carranza y de los municipios conurbados de Chalco, Netzahualcóyotl y Ecatepec, del estado de México.

De acuerdo con información de Redim, el 2019, 208 menores de edad, de entre 0 a 17 años fueron asesinados en la Ciudad de México y el estado de México; 34 en la capital y 174 en la entidad mexiquense, respectivamente.

Los municipios con más defunciones por homicidio violentos de infancia fueron: Ecatepec, con 16; Naucalpan con 12, Tecámac 10; y Tlalnepantla, Nicolás Romero, Iztapalapa y Coacalco, 8 cada uno.

Respecto a las desapariciones, uno de cada seis casos reportados en Ciudad de México son registrados en Gustavo A. Madero, 98 en total. El 13 por ciento ha sido registrado en Iztapalapa, equivalente a 77 casos. Y el 11 por ciento ha sido reportado en Cuauhtémoc, lo que equivale a 67 casos en total.

Mercedes Llamas, coautora del libro “Un sicario en cada hijo te dio”, expuso en entrevista con La Silla Rota tres razones principales por las que organizaciones criminales engrosan sus filas con menores de edad.

Primero porque son mano de obra barata: “Los niños salen más económicos, mucho más fácil pagarle 30 mil pesos a un niño sicario que a un adulto que exigiría un poco más”.

La segunda razón es porque los menores son más maleables: “En los entrenamientos de los cárteles en la sierra, a los niños se les da a un perrito, lo tienen que cuidar por un mes y al final de mes tienen que matarlo. A un adulto le costaría más trabajo, al niño también le costaría pero se va endureciendo más rápido, va perdiendo la noción entre el bien y el mal”.

La tercera, las endebles medidas legales contra los menores. Mercedes explica que México, como en la mayoría de los países, a los niños menores de 14 años no se les puede privar de su libertad sin importar el crimen que cometan, es una legislación benigna y garante de Derechos Humanos.

También existe un “perfil” de niños sicarios, según señala Mercedes Llamas. Primero, señala que existe una violación sistemática de los derechos humanos por parte del gobierno en contra de los niños, misma que los pone vulnerables: “Si la familia no le da (un sano desarrollo), el gobierno es el encargado (de darlo)”.

El segundo factor es el entorno criminógeno, es decir, el ambiente cooptado por el crimen en el que se encuentra un menor. “Hay zonas específicas en donde las familias completas se dedican a delinquir, en donde es algo habitual”, señala Llamas

.Otra de las razones, señala Llamas, es una muy marcada marginación social y falta de oportunidades, “esto hace que los menores encuentren en el crimen la posibilidad de cubrir ciertas necesidad económicas y emocionales que no puedan cubrir de otra forma”.

Mercedes Llamas menciona la “actitud procriminal” como otro de los factores que convierten a un niño en sicario, se trata de la atención que el menor tiene a ciertas características de lo criminal.

La “actitud procriminal”, señala la autora, tiene tres vertientes: la admiración a los delincuentes, la racionalización de sus conductas y el rechazo a la autoridad.

“Esto lo vemos en los niños que les preguntan ‘¿qué quieres ser de grande?’ y responden ‘Quiero ser narcotraficante’. Esta admiración que ven en el narcotraficante que llega al pueblo, trae ‘camionetones’, ‘mujerones’ y todo el dinero del mundo”, dice Llamas sobre la primera vertiente que, añade, también es motivada por las “narcoseries”.

Sobre la racionalización de conductas, Mercedes explica que se trata de la justificación de los menores por sus actos: “Empiezan a decir ‘estoy haciendo esto porque si no, no puedo ganar esta cantidad de dinero’, es ponerte pretextos, justificarte”.

En cuanto al rechazo a la autoridad, la autora señala que es más natural; sin embargo, en los niños sicarios se ven más afectados porque se dan cuenta que son parte del crimen: “cómo le voy a pedir a un adolescente que tenga una actitud distinta a la autoridad, si lo único que ve es a criminal con placa”.

 

cmo