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"Me acosaron en el Metrobús y ayudaron a mi agresor", la historia de Ana

Un día después del Día Internacional de la Mujer, Ana fue acosada en la sección reservada para mujeres del Metrobús

Escrito en METRÓPOLI el

“Un tipo me acosó sexualmente en el Metrobús y mejor otro hombre lo ayudó a él, que las otras mujeres a mí”, dice con coraje Ana García, quien fue una víctima más de la violencia de género sólo un día después del Día Internacional de la Mujer. 

Ella y su amiga Sofía Rodríguez -ambas en jeans, playera y tenis- subieron alrededor de las 13:30 horas en la estación Goma de la línea 2 del Metrobús, en dirección a Tepalcates. 

Viajaban en la parte de adelante del Metrobús, que es exclusiva para mujeres. Cuatro estaciones después, cuando iban en Río Tecolutla, un sujeto, de unos 40 años, se acercó inapropiadamente a Ana. 

Inesperadamente sentí que se pegó demasiado y que comenzó a frotar rápidamente su pene contra mis pompas. Inmediatamente me giré y le grité: ‘¿qué te pasa, estúpido’”, narra sumamente molesta e indignada.

“Sentí tanta rabia, impotencia. Esta violencia tiene que acabar, los hombres deben entender que no somos objetos y que tienen que respetarnos”, enfatiza. 

Ana menciona que todo fue tan rápido que lo único que hizo fue gritarle al sujeto y moverse junto a su amiga, quien fue la única que la ayudó. “No sé qué habría pasado si no hubiera estado ella conmigo”, dice. 

De acuerdo con cifras de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, las denuncias por acoso sexual aumentaron más de 400% de 2014 a junio de 2018, al pasar de 39 averiguaciones a 214. 

De las denuncias presentadas, en 22% de los casos el acoso fue en la calle, mientras que 41% fue dentro de algún domicilio. 

En el caso de Ana, su amiga Sofía, con quien estaba platicando, vio cómo ella se volteó enojada, rápidamente le preguntó qué le había hecho el sujeto y las dos se defendieron verbalmente. 

“Le dije que se bajara, que era la zona de mujeres y que él ni siquiera debería viajar ahí”, relata Sofía. El sujeto retrocedió unos pasos trató de actuar como si no hubiera hecho nada y se limitó a responder: “Ay, sí, ya me voy a bajar”. 

El coraje de ambas aumentó cuando un señor que venía en silla de ruedas trató de ayudar al sujeto y le dijo: “Si  quieres ponte aquí atrás de mí silla”. 

Ana comenta que esa parte del Metrobús estaba lleno de mujeres, pero ninguna de ellas se metió ni intentó ayudarlas. 

Es triste, porque muchas salimos a las calles para defender nuestros derechos, pero cuando necesitamos que nos apoyen nadie hizo nada, sólo se quedaron mirando”, lamenta.

Su amiga comenta: “Creo  que aún persiste en muchas esa idea de que mientras no me pase a mi mejor no me meto, pero así no vamos a lograr acabar con esta violencia”. 

El sujeto se bajó, como si nada, en la estación Río Mayo. Por el coraje y la impotencia del momento, ellas no pensaron en descender también para llamarle al policía y hacer la denuncia correspondiente. 

Las mujeres son víctimas de acoso sexual diariamente y a cualquier hora del día. Ellas viajaban pasado el mediodía cuando sucedió el hecho, el cual también se dio a la vista de todos. 

Además, muchos hombres no respetan el área exclusiva para mujeres que hay en el Metro y en el Metrobús, lo que las deja en una situación de vulnerabilidad. 

Ambas mencionan que éste no es el primer incidente de acoso sexual que les sucede en el transporte público ni en la calle y dicen con rabia que “desgraciadamente,  tampoco será el último para nosotras ni para otras mujeres, hasta que se acaben el machismo y la misoginia”. 

fmma