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“Los viejitos nos tenemos que cuidar para no dejar un hueco familiar"

Luchi, de 81 años, sufrió los estragos de la AH1N1 en 2009 y ahora sabe que la gente mayor debe resguardarse para protegerse y proteger a sus seres queridos

Escrito en METRÓPOLI el

Nadie puede entrar, nadie puede salir. Esa es la consigna en la Residencia Mater, ubicada por el Pedregal, lugar de descanso para adultos mayores.

“Ahorita estamos en la cuarentena, nadie puede entrar, nadie puede salir. Solo entregas de supermercado a domicilio, pero ningún familiar o amigo ni nada”, dice una de las residentes, Luchi, de 81 años, con una voz fuerte, que no oculta su jovialidad.

Recuerda que antes del 16 de marzo, previo al inicio de la fase 1 de la contingencia sanitaria por el covid-19, la directora del lugar habló con los alrededor de 180 residentes para plantearles la situación. 

“La mesa directiva habló con nosotros en el comedor y nos dijo: ‘las que se quieran ir a casa de sus hijos o afuera de México se van hoy y las que se quedan se quedan y las que salen no regresan hasta que termine todo esto’. Estamos muy protegidos, no pueden entrar ningún familiar, no salimos a ningún lado, pedimos todo lo que necesitamos al supermercado, a la farmacia y aquí nos resuelven absolutamente todo”, afirma.

Con alrededor de 180 adultos mayores, un tercio, unos 60 decidieron irse con sus familias o a casas que tienen en Cuernavaca u otro lado. Les dijeron que serían unos 15 días en los que no podrían regresar y nadie podría salir. Pero después llegó la fase II y ahora el encierro será por lo menos hasta el 30 de abril.

Una situación parecida a las de otras residencias. La Silla Rota consultó en Casa del Parque, en Tlalpan para preguntar si había ingresos, pero la respuesta es que no se permitía ninguno. Una situación similar ocurrió en Casa Hogar para Ancianos Desamparados, donde no hay ingresos desde hace dos semanas y no pueden salir por el momento, “tenemos las puertas cerradas”, dijo una mujer.

Luchi está enterada de que por su edad es parte de un grupo vulnerable de la población ante el covid-19. Además, en 2009 se contagió de AH1N1, y por eso no desestima los llamados de las autoridades de salud a cuidarse, ya que en carne propia sufrió la pandemia de 2009.

“No es a ‘viva la virgen’ o a ver como la libramos. A mí me quedó muy claro ahora que lo dijo el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, es la última oportunidad. Yo estoy tomando vitamina c, b, d, todo lo que puedo, incluso unas gotas para fortalecer mi inmunología y todo lo que pueda hacer lo haré. Sí sé que estoy en el grupo más vulnerable y tengo ganas de seguir aquí y me debo cuidar todo lo que puedo”, expresa.

-¿Qué aprendió de 2009?

-Fue una sorpresa porque obviamente decían, ahí está el AH1N1 y yo seguía con la vida normal, a mí no me va a pasar y un día comencé a sentirme mal y me pasé 10 o 15 días de los cuales no tengo memoria de casi 5 de ellos, de estar tirada en la cama casi inconsciente, atendida pero muy mal y muy cerca de estar peor.

“Lo que yo puedo decir y estoy haciendo es que si no nos cuidamos los viejos vamos a dejar un hueco grande; hay que hacerlo, además no hay que darle problemas a los hijos. Eso hay que entenderlo, lo último que uno quiere es darle problemas a los hijos, tiene uno la obligación de cuidarse, como la tienen los hijos”.

Luchi describe que en la residencia también cuidan la sana distancia. Se turnan para comer y se sientan en las mesas  pero ya no como antes que llegaban a estar juntas hasta 18 personas. Ahora sólo 4 pueden hacerlo. Lo mismo en el jardín.

Y como si fuera un microcosmos de lo que ocurre en la ciudad, en la residencia también se cerró el auditorio, donde se proyectan películas y se ejecutan conciertos. La sala de juegos también está sin abrir. El jardín sí está disponible, pero en las mesas también sólo se permiten cuatro personas por mesa.

El ánimo que se respira entre las personas que están dentro de la residencia es oscilante.

“Como en todos los lugares, algunos se medio deprimen, otros están bien pero como tienes amigas aquí, a mí me pasó algo muy curioso. Tengo un grupo de seis amigas con las que salgo a comer, de compras y tengo más de año y medio aquí y apenas en estos días hemos comenzado a conocernos, porque todo era burbujita y espumita, platicando con 16 o 18 personas. Ahora ya tenemos dos o tres y nos estamos empezando a conocer, lo cual es agradable”.

Reitera que en la residencia se siente segura y describe que por sección tienen dos geriatras, dos enfermeras, cuatro asistentes, y por seguridad de los residentes se suspendieron todas las actividades y ahora no tienen tampoco gimnasia, talleres ni lectura.

“Estamos muy protegidos y atendidos afortunadamente”.

 

RECOMIENDAN AISLAMIENTO

La Secretaría de Salud en sus comunicados diarios sobre el covid-19 ha remarcado que los adultos mayores deben recibir mayor cuidado y protección. “La medida más importante es el aislamiento social voluntario de las personas adultas mayores y seguir las recomendaciones de sana distancia y medidas de prevención si se visita a personas adultas mayores.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica (Enadid), hasta el 2018 la población de 60 o más años en México era de 15.4 millones en 2019, equivalente al 12.3 por ciento del total de la población.

El mismo ejercicio demoscópico reveló que hasta ese año, de los 15.4 millones de personas mayores de 60 años, la mitad, 7 millones 877 mil 805 personas tienen alguna discapacidad, de las cuales la de mayor porcentaje, con 53 por ciento, es la de dificultad para caminar, subir, bajar o usar sus piernas.

Un estudio del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, con base en datos de China, mostró que la tasa de letalidad del covid es de 8 por ciento en pacientes de 70 a 79 años, y 15 por ciento en pacientes de 80 y más años.

Pero además la crisis económica que se avecina por la pandemia afectará más a los grupos de adultos mayores, los sectores de bajos ingresos y los más pobres, advirtió el 19 de marzo la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena durante una teleconferencia.

“El grado de desigualdad es también importante para evaluar hasta qué punto la crisis impactará en los grupos más vulnerables de la sociedad. Mientras más desigual sea un país, más llevarán estos grupos vulnerables el peso del impacto económico de la pandemia y menos recursos tendrán para combatirla”, explicó.

VULNERABLES

La vulnerabilidad de los adultos mayores en esta época de covid-19 ha generado en las redes sociales de apoyo para ayudarlos, entre otras cosas, a comprar sus despensas.

En contraste, los empacadores de los centros comerciales, entre cuyos requisitos está ser de 60 o más años, fueron enviados a sus casas para protegerlos, y algunas cadenas de supermercados los apoyaron, pero otras no.

En el Sistema de Transporte Colectivo Metro se le dio permiso a los empleados de limpieza de más de 65 años de ausentarse con goce de sueldo mientras pasa la emergencia. Sin embargo fuentes del Metro comentaron que de todos modos hay gente mayor que por no alcanzar ese rango de edad se quedó y le toca limpiar las zonas más pesadas, los andenes, escaleras y pasillos, mientras que a los más jóvenes les tocan los edificios administrativos del sistema, considerados menos pesados.

Otra acción implementada por autoridades a favor de personas mayores, es la de la alcaldía de Benito Juárez, encabezada por Santiago Taboada, que anunció el 26 de marzo la entrega de 40 mil tarjetas a adultos mayores y personas con discapacidad. Se trata de la demarcación con más adultos mayores del país.