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Los rostros de la violencia en las prisiones de CDMX

La violencia relacionada con el control de las cárceles capitalinas no para, y aunque las autoridades saben quiénes son los perpetradores no han podido contra ellos

Escrito en METRÓPOLI el

Tres custodios del módulo “Diamante”, del penal de Santa Martha Acatitla, brindaban y reían afuera de una tienda de abarrotes en Paraje de Zacatepec, Iztapalapa. Era el 29 de octubre de 2018.  A unos metros, desde un coche compacto, tres pistoleros aguardaban la orden de abrir fuego contra ellos.

“Adelante”, dijo uno de los sicarios al recibir una alerta en su radio. “Denles piso”, le indicaron e instantes después bajaron del vehículo y dispararon contra los custodios.

En el expediente CI-FIZP/IZP-5/UI-3C/D/1064/05-2018 se describe que fueron más de 20 impactos de bala; una de las víctimas murió al ser trasladado al hospital, mientras las demás quedaron heridas.

Una cartulina con un mensaje amenazante para Hazael Ruiz, subsecretario del Sistema Penitenciario y firmada por “El Rebote” fue dejada en el lugar.

A diez meses de este hecho, la violencia relacionada con el control de las cárceles capitalinas no para, pues apenas el 20 de agosto pasado fueron baleados otros dos custodios, esta vez del Reclusorio Oriente y aunque las autoridades saben quiénes son los perpetradores no han podido contra ellos.

Tienen rostros, nombres, antecedentes, domicilios e incluso la identidad de cómplices afuera de los reclusorios, que son los homicidas materiales, pero aunque a los cabecillas los han trasladado a provincia no han logrado evitar que se sigan teniendo el control.

Un diagnóstico de la Secretaría de Seguridad Pública, elaborado junto con autoridades penitenciarias, revela que el principal foco de violencia es el Reclusorio Oriente y el Sur.

En el primer penal están algunos de los reos más peligrosos, como José Alberto Maldonado López “El Betito”, líder la organización delictiva la Unión de la B y David García Ramírez “El Pistache”, además de miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación, el cártel de Sinaloa y secuestradores.

No obstante, el dominio lo ostenta una facción local, la de Luis Eusebio Duque Reyes “El Duke”, actualmente en libertad, precisa el documento y es ésta la que ha protagonizado las pugnas que mantienen en alerta roja a todo el personal carcelario.

Desde 2015 suman 16 custodios asesinados y la mayoría de los ataques son vinculados a “El Duke”, su aliado Enrique L. o Enrique C., o Heriberto M. “La Pepa” y a sus enemigos “El Kike” o “El Rebote”.

Las agresiones responden a pactos, desacuerdos y venganzas contra custodios que presuntamente son corrompidos y que hasta el momento no ha resultado en una investigación profunda que derive en procesos judiciales.

Los generadores de violencia, por parte del grupo del “Duke” son Jesús Adrián G. “El Giles” y Abraham G., quienes están encarcelados desde 2008 con sentencias que los mantendrán allí prácticamente el resto de sus vidas.

Su lugarteniente, acorde con la información de la Policía, es Gerardo R. el cual está preso desde 2013; debajo de él hay otros 10 reclusos ligados a ataques contra personal del reclusorio y facciones enemigas.

El más violento de todos, según el diagnóstico, es Enrique L. “La Pepa”, un hombre de 1.75 centímetros de estatura, complexión media y que fue policía preventivo de 1995 a 2002.

Este individuo se encuentra libre, pero opera en el reclusorio a través de su sobrino, Jorge Iván L. “El Vampiro” o “El Chimuelo”, quien ha sido cambiado de dormitorio numerosas veces debido a las amenazas e intentos de agresión de las que ha sido blanco.

Sus lugartenientes son Adrián M. “El Adrián”, preso desde 2016 y Roberto Arturo L. “El Arturo”, que ha echado raíces delictivas desde 2006 y es señalado como líder de otra célula compuesta por cuatro presos peligrosos.

César Ramiro Rojas, director del Reclusorio Oriente fue contactado por este reportero para una postura sobre la problemática del penal pero argumentó no estar autorizado para hablar del tema.

Mientras tanto, en el Reclusorio Sur se encuentran sus rivales: “El Rebote”, liderados por Enrique Ismael T., “El Kike”, hombre de casi 1.85 centímetros, corpulento y procesado por el homicidio de otro reo que supuestamente no pagó cuota de protección.

Ellos son a quienes se les atribuyó la emboscada contra elementos del área de máxima seguridad “El Diamante”, en octubre de 2008 en Iztapalapa; la Comisión de Derechos Humanos local emitió una alerta, bajo el boletín 491/2012 sobre que autoridades de este centro de reclusión toleraban los ataques entre grupos delictivos conformados por prisioneros.

“Diamante restringe derechos, exacerba los controles de seguridad y no evita enfrentamientos entre internos”, se lee en el documento.

Microbuses de la muerte

Seis de los 16 custodios asesinados por luchas entre internos del Reclusorio Oriente y Sur fueron emboscados dentro de microbuses.

El primero fue Antonio Pérez López, de 41 años de edad, baleado el 10 de octubre de 2017 cuando iba en un microbús de la Ruta 14 sobre Canal de Garay, colonia Los Ángeles Apanoaya, Iztapalapa.

Pero le siguieron la custodio María del Carmen Hernández, de 35, el 4 de febrero de 2018, a quien interceptaron justo al abordar la unidad tras salir de su turno, en Periférico Oriente  y Avenida Reforma, colonia Año de Juárez, misma demarcación.

También María Minerva Franco de 62, cinco días más tarde y otros dos de igual forma, inclusive, en algunos de estos hechos se creía que era intento de asalto a los pasajeros pero posteriormente se descubrió que fueron agresiones directas, todas con armas de fuego cortas y accionadas por un sicario y un cómplice a bordo de una motocicleta.

Los dos custodios atacados más recientes, los del 20 de agosto pasado, uno de los cuales murió, asimismo estaban en un microbús que los recogió a las afueras del Reclusorio Oriente, luego de que acabaran sus labores.

Solo hay un sospechosos detenido y bajo proceso penal por los homicidios:  Geovanni “L”, de 19 años de edad, presunto pistolero de “El Duke” que asesinó a tiros a María del Carmen Hernández, el 4 de febrero de 2018.

Giovanni fue ubicado en San Juan del Río, Querétaro, por agentes de la Procuraduría capitalina, que también lo vinculan con el homicidio de otra mujer que balearon a bordo de un microbús en junio de ese año, luego de que había visitado a un reo del Reclusorio Oriente.

“El Geovanni” es originario de Guerrero, desde donde viajó a la capital para presuntamente cometer los dos crímenes, por lo cuales recibió 10 mil pesos, según admitió a agentes de Investigación.

Pese a los informes de la Policía capitalina, Fernando Martínez, subdirector de Difusión del Sistema Penitenciario, dijo que desde 2013 no se han registrado hechos de violencia dentro de los reclusorios relacionados con grupos delictivos.

“Algunas de las personas consideradas de perfil de alto riesgo que han ingresado a los reclusorios que han designado los jueces y pese a que estos centros no son de alta seguridad, se han habilitado las condiciones para mantenerlos controlados.

“Pese a que en varios casos se han pedido sus traslados a centros federales de alta seguridad, han sido regresados a penales capitalinos”, explicó Martínez.

Con respecto a la alerta que emitió la Comisión de derechos Humanos local, Martínez subrayó que todos los señalamientos del organismo ya fueron atendidos y que desde entonces -2013- no han habido incidentes graves.

MJP