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Los narcos se mudan a la Narvarte, la Roma y la Del Valle

Antes preferían ocultarse en colonias opulentas, viviendo en condominios lujosos; ahora, se esconden en zonas más populosas, pero de prestigio para vivir cómodos

Escrito en METRÓPOLI el

La Ciudad de México ha sido un refugio para los narcotraficantes que operan en el interior del país.

Antes preferían ocultarse en colonias opulentas, viviendo en condominios lujosos, despilfarrando lo que su actividad ilícita les generaba.

Ahora, deciden esconderse en zonas más populosas, pero de lo suficientemente de prestigio para vivir cómodamente.

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Así lo señala en su columna en El Universal el periodista Héctor De Mauléon.

Hace diez días, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Agencia de Investigación Criminal (AIC) detuvieron a seis narcotraficantes en el inmueble número 873 de la calle Prolongación Tajín, en la Benito Juárez, al sur de la Ciudad de México.

De origen sinaloense, trascendió que los detenidos eran del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), aunque también los relacionaron con el Cártel de Sinaloa.

De Mauleón relata cómo fue que las autoridades federales dieron con estos narcotraficantes.

Vecinos habían denunciado movimientos extraños en dicho inmueble, notaron la constante entrada y salida de vehículos manejados por hombres con fuerte acento norteño.

Entonces, las autoridades comenzaron un operativo sigiloso, detalla el periodista, colocando un puesto de fritangas en la esquina de la calle para monitorear el lugar sin la sospecha de propios o extraños.

Luego de varias semanas, los oficiales encubiertos detectaron a un hombre bajó de una camioneta Duster con una bolsa de plástico negro en la mano.

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Eso fue suficiente, continúa De Mauleón, para conseguir un cateo al domicilio referido, en el cual, además de las detenciones se confiscaron 900 mil dólares, 4.7 kilos de marihuana, 2.3 kilos de “crystal”, 7 kilos de cocaína, así como armas y cartuchos, una de ellas era la 15.57, llamada la “Matapolicías”.

En el inmueble, así como en los vehículos decomisados, encontraron compartimientos secretos que funcionaban al meter un cargador de teléfono celular en un enchufe determinado.

Días después de los hechos, de igual forma en la Narvarte, fue asesinado Jesús Elías Ochoa Bojórquez "El Chabelo", vinculado al clan de los Dámaso, escisión del Cártel de Sinaloa liderada por Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, actualmente detenido en Estados Unidos.

En la muerte, según investigaciones de La Silla Rota, están involucrados “Los Chapitos”, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

Dos meses antes, también en la colonia Narvarte, la Policía Federal detuvo en dos domicilios distintos a nueve presuntos narcotraficantes con dos maletas con marihuana, 7 kilos de cocaína y 2.3 kilogramos de “crysta”, así como seis armas.

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Mientras que en noviembre del año pasado, la Procuraduría General de la República (PGR) detuvo a Nazario “N”, alias “El Big Papa”, en la colonia Narvarte.

Miembro del Cártel del Golfo, “El Big Papa” estaba en la lista de los criminales más buscados por la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

Los narcos de la Narvarte, explica Héctor De Mauleón, procuraban no llamar la atención de sus vecinos.

Salían poco, de vez en cuando a comprar tacos, algunas veces a comprar ropa en centros comerciales, los fines de semana a bares y restaurantes de nivel medio, acompañados por amigas.

Sin embargo, no sólo es la colonia Narvarte, en la Benito Juárez, donde los narcotraficantes han buscado refugio en la capital, también en la Del Valle, en la misma alcaldía, o en la Roma, en la Cuauhtémoc.