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Las mujeres que desafían la ciudad con deportes urbanos

“En ningún momento nos han rechazado, incluso cuando son nuestros eventos, los chicos nos vienen a ver. También están al pendiente de cuando nos caemos. "Nos animan para seguir y nos apoyan. Hay de todo, pero por lo general son buena onda”.

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Escrito en METRÓPOLI el

CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- Para ellas el control y el éxito se logra bajo constancia y perseverancia, es algo que para Abigail, Natalie y Fernanda no tiene género. Las tres practican deportes extremos urbanos que durante un tiempo eran dominados por los hombres. Hoy, es posible en la Ciudad de México, gracias a un puñado de mujeres que vencieron el miedo y rompieron los estereotipos.

 

Abigail Nieto con su delgado cuerpo toma su bicicleta, la monta y domina. Por unos segundos, ella se apodera de la pista. Todos observan y guardan silencio. Se escucha el rodar de las llantas. Las miradas de decenas de jóvenes se centran en la mujer de 23 años que desde hace cinco entrena Bicicle Motocross mejor conocido como BMX.

 

Cada domingo viaja en Metro con su bici desde Tláhuac hasta la estación San Cosme al skatepark ubicado en el bajo puente que está sobre Circuito Interior Melchor Ocampo. Entre semana administra su propia tienda de bicis y fabrica protecciones como rodilleras, tobilleras, coderas y guantes. Además entrena hasta tres horas al día.

 

“En este momento toda mi vida es la bici, de eso me mantengo. A mis papás no les disgusta pero tampoco saben muy bien para que son esas bicicletas, piensan que solo ando en la calle, pero cada truco requiere muchas horas de entrenamiento y constancia. Dejas de practicar una semana y no es lo mismo, tu cuerpo ya se desacostumbró. No puedes darle un vez al mes”.

 

Dice que lo que le gusta de este deporte, que es practicado en su mayoría por hombres, es que es un reto para ella. 

 

“Hay otros deportes que son en equipo y es diferente. En esto (BMX) eres tú y tu bici. Tú debes esforzarte para hacer las cosas de acuerdo a los miedos que tengas o a tu cuerpo. Yo por ejemplo peso 42 kilos y la bici me pesa mucho más que si fuera hombre. Aunque sea el mismo truco, para cada persona es un reto distinto”.

 

Cuenta que en el BMX, las personas que lo practican se exigen a sí mismos sin presionarse, y cada truco aprendido es una satisfacción que se logró a base de esfuerzo y dedicación. “Todo lo que avanzas es tu recompensa. Tú pones tus límites. Te esfuerzas hasta donde tú quieres”.

 

El BMX es un deporte que llegó de California, Estados Unidos y se practica en muchas partes del mundo, sin embargo, no hay muchas mujeres que se dedican a él de tiempo completo, pues requiere de mucho tiempo y hay pocos apoyos.

 

A pesar de ello, las mujeres cada vez se abren más espacios en este tipo de deportes extremos urbanos. En el país hay un poco más de 30 jóvenes de entre 17 y 25 años que practican BMX. En la CDMX hay 10.

 

“Para apoyar el BMX femenil cada julio organizamos una competencia que se llama ‘Defectuosas’,  en donde todas las niñas de todo el país nos reunimos un domingo del año, vienen a la CDMX y concursamos entre todas. Además, tenemos grupos en internet donde nos contactamos y ahí nos pasamos consejos de cómo hacer los trucos”.

 

Abigail señala que los hombres aceptan bien a las pocas mujeres que entrenan. En la actualidad ya hay otra mentalidad.

 

“En ningún momento nos han rechazado, incluso cuando son nuestros eventos, los chicos nos vienen a ver. También están al pendiente de cuando nos caemos. Nos animan para seguir y nos apoyan. Hay de todo, pero por lo general son buena onda”.

 

A nivel mundial son poquitas las mujeres que hacen BMX. También porque es un deporte muy caro. Cada bici ya bien acondicionada y para que dure los golpes y caídas cuesta por lo menos 15 mil pesos.

“En el mundo hay competencias de hombres y solo en tres ocasiones han permitido que entren mujeres y aunque las chicas tienen el nivel no las aceptan a concursar a nivel mundial.  Antes había una competencia sólo para mujeres pero la cancelaron”.

 

Para impulsar este deporte entre mujeres y hombres de la CDMX, el gobierno capitalino mediante el Injuve invitó a Abigail a organizar una competencia y formar parte de unos foros para conocer las necesidades de los diferentes grupos que hacen deportes extremos en la capital del país.

 

“Lo hago como pasatiempo, después quiero hacer otras cosas”

 

Natalie Ortigoza Martínez practica el skateboarding. Empezó hace un año cuando tenía 15. Es un deporte con el que se divierte y conoce la ciudad.

 

Comenzó a interesarse al ver chavos que patinaban. Le llamó la atención. Los veía en el Monumento a la Revolución o por Bellas Artes.

 

Fue como un impulso a probar cosas nuevas, apenas hace dos años que conoce este deporte, y uno que lo practica. “Yo lo descubrí y así empecé. Solo sé que de un momento a otro ya estaba arriba de una patineta. Quería saber que se sentía”.

 

Terminó la secundaria y por ahora detuvo sus estudios. Quiere dedicarse a la fotografía y al turismo. El skateboarding es algo momentáneo. Tiene pensado practicar unos años más y luego dedicarse a otra cosa.

 

“No pienso dedicarme toda mi vida a esto, lo tomo como un pasatiempo de algunos años. Por el momento es para divertirme”.

 

Sus papás le dicen que se está descarriando mucho. Porque luego no llega a su casa. Ando casi todo el día en la calle.

 

“Cuando me dicen que hago cosas que no van acorde a mí, lo que hago es ignorarlos. Si me gusta lo voy hacer, no voy a satisfacer a ciertas personas, simplemente los ignoro”.

 

Cuenta que cuando comenzó a practicar este deporte, los chicos la aceptaron en su núcleo y después conoció a más mujeres que también patinan. Dice que en la ciudad, hay como 70 chavas que practican skateboarding.

 

“Yo crecí en el ambiente de las motos”

 

Así como para Abigail y Natalie que la constancia es lo fundamental para practicar este tipo de deportes urbanos extremos. Para Fernanda no es la excepción, ya que habla desde su experiencia. 

 

Fernanda García Barragán tiene 33 años, ahora vende pescado y mariscos. Hace tres años desafiaba a la velocidad en competencias de motociclismo.

 

El gusto por las motos lo adquirió desde pequeña, ya que su papá era mecánico y piloto de motos. En la modalidad de pista. Desde niña su mundo fueron las ruedas y las competencias.

 

Hasta la edad de 29 años fue cuando la invitaron a pertenecer al primer grupo de mujeres que se formó a nivel mundial patrocinado por una empresa de motos. Era una copa femenil donde participaban como 30 mujeres a nivel nacional.

 

“Tuvimos la oportunidad de que nos enseñara el papá del campeón mundial, Jorge Lorenzo. Estuve primero en novatas y gané un segundo lugar y a los dos años me fui a participar al panamericano que fue en Argentina y logré clasificar para poder competir. Quedé dentro de las mejores. Eran en total 14. Una compañera  mexicana fue subcampeona. Fuimos cuatro mujeres representando al país  y las cuatro quedamos entre las mejores”.

 

Aunque hace un año se retiró de las competencias, nunca se le va a quitar el gusto por las motos. Ahora se transporta en una Lucati Cramble para calle. Antes corría era una Suzuki 600.

 

“En ocasiones me invitan a rodadas y si voy, pero ya no corro a nivel profesional. En mi caso tuve la oportunidad de hacerlo por tres años y no tuve ningún accidente. Preferí ya dejarlo porque ya tuve la experiencia, ya lo viví. Estoy satisfecha por lo que lo aprendí”.

 

La otra razón de su retiro fue que una compañera tuvo un accidente y falleció. “No me gustaría llegar a eso. Yo creo en Dios y yo creo que él me dio oportunidad de vivirlo tres años. Nunca me voy a bajar de una moto”.

 

En este momento de su vida atraviesa un proceso de independizarse, se dedica a la venta de pescados y mariscos. Trabajó en el mercado de San Juan, donde le dieron oportunidad de aprender para ella hacer su propio negocio.

 

“Estoy en ese proceso de independizarme y no tengo tiempo, ese deporte requiere de tiempo y dinero. Estoy buscando estabilizarme económicamente”.

 

Dice que como ella creció en el ambiente del motociclismo, no se le hizo complicado practicar ese deporte. Ahora ya cada vez hay más mujeres pilotas y que además compiten.

 

 “Antes si se creía que una mujer no podía hacerlo y te tachaban de marimacha. Yo fui afortunada porque crecí en ese ambiente por mi papá. Veo a otras compañeras que para algunas el tema de la moto es algo muy delicado, porque piensan sus familiares o esposos que por andar en una moto se van a matar. También muchas se retiran porque se vuelven mamás”.

 

Hubo un tiempo que se pensaba que una mujer no podía hacer lo mismo que un hombre. Ahora ya es diferente.

 

“Fue un gran reto para mí demostrarme que si podía, porque mientras sea constante en lo que tú quieres pues lo logras. Es bien padre demostrarte a ti mismo que puedes ir brincando todo eso. En este deporte la constancia es la que te hace llegar lejos. Yo les recomiendo a las chavas que luchen por sus sueños. Todas podemos hacer todo. Que aprovechen lo que tienen”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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