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La muerte del hijo de un "terrorista" de la CDMX

Su padre era “El Gordo”, acusado en 2008 de detonar una bomba en un cuartel de la Policía capitalina sobre Avenida Chapultepec

Escrito en METRÓPOLI el

A la 1:14 horas del pasado 6 de mayo un joven que se desangraba ingresó al hospital Gregorio Salas, sobre la calle Del Carmen, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. 

Su familia lo había recogido del piso, en Tepito, donde yacía sobre un charco de sangre. Pese a que lo llevaron a toda velocidad al nosocomio, Carlos Osvaldo murió 7 minutos más tarde.

No solo lo acuchillaron, sino que le propinaron varios balazos a quemarropa.

Con base en la carpeta FCH/CUH-4/UI-1S/D/578/04-2019, agentes de Investigación buscaron a sus familiares en el hospital para entrevistarlos: no quedaba ninguno.

Una mujer identificada como Margarita había registrado su internamiento, pero inmediatamente después se fue. 

El muchacho herido resultó ser Carlos Osvaldo Aldave Ríovalle, hijo de Hugo Aldave Larios “El Gordo”, acusado en 2008 de detonar una bomba en un cuartel de la Policía capitalina sobre Avenida Chapultepec.

En 2015, cuando tenía 29 años de edad, Carlos Osvaldo fue detenido junto con su padre por presuntamente traficar con drogas en Tepito, según  consta en la causa penal 32/2015.

Desde que fue encarcelado por atacar a un mando de la entonces Secretaría de Seguridad Pública con una bomba, presuntamente por encargo del cártel de los Beltrán Leyva, su padre  “El Gordo” se convirtió en un afamado personaje del hampa. 

El comandante de la SSP sobrevivió, pero el hecho sacudió a la capital por no haber precedentes.

Aunque fue apresado, “El Gordo” obtuvo su libertad  dos años más tarde y se erigió como uno de los principales distribuidores del 6 de la calle Jesús Carranza, en el Barrio Bravo.

Junto con su hijo asesinado y otros familiares, presuntamente distribuyen narcóticos desde esa vecindad, según pesquisas anexadas a la carpeta CUH-3/UI-1S/D/391/08-2017, iniciada por el asesinato de un sobrino suyo, Giovani Reséndiz Aldave, en agosto de 2017.

En esa vecindad, el 6 de Jesús Carranza, fueron videograbados dos policías de Investigación que recibían sobornos de narcomenudistas.

Aunque los detectives fueron separados de sus cargos, los narcos que aparecen en el video nunca fueron capturados.

Lo mismo ocurre con el homicidio de Carlos Osvaldo, el cual tuvo lugar justo afuera de dicha vecindad y por el que hasta ahora no hay sospechosos bajo arresto.

Se cree que se debió a una disputa con narcomenudistas rivales.

Fuentes de la Procuraduría consultadas confirmaron que por Carlos Osvaldo no pesaba ningún mandamiento judicial, aunque sí había investigaciones donde salió a relucir su nombre y el de su padre por delitos contra la salud.

fmma