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La difícil tarea de conseguir agua para los rescatados

Rescatan gente de escombros en los edificios de la CDMX, pero quienes ayudan en las labores piden agua para los afectados

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Escrito en METRÓPOLI el

"¡Traigan aquí el agua, lo que sea, entreguen su agua todo el que tenga, tenemos que llevarla a los rescatistas, no importa que esté a la mitad!", implora a gritos un joven moreno y flaco vestido de camisa azul y pantalón de vestir.

Le grita a quien pasa por la avenida Insurgentes caminando -vía que atraviesa la colonia Roma y Condesa y que esta tarde se convirtió en un río de peatones-, también les grita a los pocos autos que logran circular entre el caos de la calle sin semáforos ni control vial.

Le grita a quienes van en bici, a quienes se acercan a observar. Es la esquina con San Luis Potosí donde un edificio se derrumbó por completo tras el sismo registrado a las 13:14 horas de este martes. Cientos de rescatistas buscan a quienes puedan estar atrapados, bajo un sol fuerte que les hace perder fuerza, y sudar como un trapo recién sacado del río.

"¡Se necesita agua, agua!", insiste mientras trabajadores de Rappi (la aplicación que ofrece entregas a domicilio de mandados y comida) se organizan para echar en sus bicicletas agua con el fin de llevarla a los puntos donde están los principales derrumbes. 

Un grupo de cuatro personas organizadas llega apresurado con varios garrafones con agua que lograron conseguir de una tienda; una joven delgada de pelo rubio corre con la mitad de una botella de agua para entregarla. 

Un camión pequeño llega a la zona, se acomoda en la esquina de reversa y se coordina para abrir las puertas de su almacén a la gente en una fila, que se acomoda inmediatamente y se pasen unos a otros litros de agua para depositarlos en otro vehículo final. Quieren acercarlos a los voluntarios que llevan horas escarbando con sus propias manos, con palas. 

Después de varios días de bajas temperaturas, éste en especial el termómetro subió hasta los 27 grados con un sol directo y fuerte que logra cansar a quienes sin ningún techo no descansan hasta sacar a más personas. 

"Van unas seis rescatadas pero hay más", comenta un soldado en el área limite del acordonamiento de seguridad impuesto a cuadras de los derrumbes por la amenazas de fuga de gas. 

"¡No prendan cigarros, hay alerta de fuga de gas!", imploran otros dos muchachos con cartulinas en mano mostrando el mismo mensaje a quien pasa por Insurgentes y San Luis Potosí. 

Las cabezas de los peatones se ven pasar como mares en calles y avenidas, que en cualquier otro día estuvieran llenas de autos a toda velocidad. Los rostros voltean hacia todos lados, arriba, abajo, a los edificios, a las piedras en el pavimento. De lejos las sirenas de las ambulancias se oyen en volumen bajo, luego alto, una y otra vez. En la colonia Roma no es un día normal.