Main logo

La covid, en las narices: 1 millón de casos y 100 mil muertes

Los fallecidos, que llegaron a ser 11 el 19 de octubre, han comenzado a rebasar la centena diaria en la capital

Escrito en METRÓPOLI el

En los vagones del Metrobús Línea 2, la mayoría de la gente porta el cubrebocas. Algunos lo traen mal puestos, debajo de la nariz. Otros usan unos tipo quirúrgico que ya lucen cansados, como con pelusa en su superficie, de tanto uso y lavado.

Pero fuera de la terminal Tacubaya las imágenes son contrastantes. Los vendedores de frituras, de tacos, de películas piratas, de artículos para el celular no lo llevan. Tampoco algunos marchantes, algunos se los quitan sin importar que ahí no hay sana distancia entre los puestos ambulantes, otros porque hablan por celular y unos más porque comen despreocupados.

En otra escena, el viernes, afuera del metro Etiopía cientos de personas, mujeres y hombres de distintas edades, se forman en un macro quiosco rodeado de cintas de seguridad. El sitio fue colocado por el gobierno capitalino. Las personas aprovechan para hacerse la prueba gratis de detección de la covid-19, hecha por personal médico protegidos de pies a cabeza con un traje blanco especial.

Con esos macroquioscos, la administración capitalina le apuesta a abatir la tormenta de contagios que se avecinan. A partir del 21 de noviembre comenzó a hacer 10 mil pruebas diarias. Pero el coronavirus es implacable. Desde inicios de este mes el número de camas ocupadas en la ciudad aumentó y algunos hospitales comenzaron a colocar mantas para avisar que ya no tienen cupo.

Los fallecidos, que llegaron a ser 11 el 19 de octubre, han comenzado a rebasar la centena diaria en la capital.

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, también le apuesta a la tecnología, al uso de QR en negocios para romper cadenas de contagio. Si se detecta que alguien contagiado entró a un negocio, y a esa misma hora hubo más personas, se les avisa, para que se cuiden. Pero en varios negocios el pegote del código está pegado y ya, como si tuviera poderes mágicos y actuara por sí mismo. Al consumidor no se le avisa que debe escanearlo con su teléfono celular. Quien lo hace es porque tuvo la iniciativa de hacerlo, no porque alguien del establecimiento se lo pidiera, como ocurre en el Sanborns de Plaza Universidad, pero que no es el único lugar donde puede atestiguarse dicha situación.


100 MIL MEXICANOS FALLECIDOS

La pandemia causada por el coronavirus ha trastornado al mundo y en México ya provocó la muerte de 104 mil compatriotas y rebasó el millón de contagiados. 

Han pasado ocho meses desde el inicio de las medidas de sana distancia para evitar la propagación de contagios, y parece inminente regresar a fines de diciembre a los niveles de ocupación de camas de hospital que puede incluso rebasar a los de mayo, cuando se alcanzó el máximo.

Así lo advirtió Sheinbaum, durante su mensaje semanal del 20 de noviembre. Aunque en las imágenes parece serena, el movimiento de sus manos denota cierta desesperación, así como el énfasis de sus palabras.

Durante estos 8 meses el país ha visto los debates sobre la utilidad o no del cubrebocas, que hasta se volvió un tema de postura política. Hemos visto que el primer fallecido en México ocurrió el 18 de marzo y 8 meses y un día después, México alcanzó la triste cifra de 100 mil.

En la Ciudad de México, la entidad con más casos a nivel nacional, con 17 mil 259 muertos, las medidas no alcanzan para detener la curva estadística, de la que ahora ya nadie habla de aplanar.

LA REPRODUCCIÓN DE LOS CASOS

Giorgio Franyuti, director general de la organización no gubernamental Medical Impact y experto en protocolos, usa un comparativo de película sobre el crecimiento de los contagios.

Los casos son como zombies, al inicio había algunos pocos y la gente se cuidaba de ellos, metida en su casa. Eso hacía más fácil detectarlos, con pruebas.

“Si tienes 3 zombis en la calle, inmediatamente los aíslas y aíslas a la gente con la que ya tuvo contacto”, explica.

Pero no se hicieron las suficientes pruebas, cómo olvidar la reticencia de las autoridades sanitarias,  y luego la economía orilló a que la gente saliera de sus casas y entonces se expuso a los zombis. Ahora hay más gente afuera y hay más zombis que propagan el contagio.

Por eso es que las miles de pruebas que se han comenzado a poner en marcha este mes en los macro quioscos y que servirán para aislar a los que estén contagiados, como dijo Sheinbaum, parecen una medida tardía.

“A estas alturas, aislar contagiados es gente ya mordida por zombis que ya fueron a esparcir la infección por todos lados. El efecto es micro. Además, ya hay miles de zombis por las calles y lo único que hacen es decir, si otra persona es zombi, que continúe su vida normal. Ah, pero que no tome bebidas alcohólicas los fines de semana”, ironiza sobre la ley seca impuesta en alcaldías.

LO TENEMOS EN LAS NARICES

Por los casos contagios, cada vez más presentes entre amigos, familiares y conocidos contagiados, la situación equivale a tener al coronavirus frente a nosotros, dice Franyuti.

“Ya lo tenemos en las narices”, remarca.

Como una película de terror, la trama está puesta y es casi imposible detener los contagios. Es como un incendio forestal que inició con una fogatita.

“En epidemiología detienes el incendio cuando es una fogatita, por eso la fase 3 y las restricciones aeroportuarias, ahora ya tienes uno nivel años 70 en California. El cielo está rojo porque en cada esquina tus amigos, tus familiares lo tienen, ya detenerlo es imposible porque además cierras la economía y se van a morir de hambre, va a haber crimen, los gobiernos no van a poder recaudar, se pusieron con la espada a la pared. Si hubieran sido más estrictos no se hubiera expandido este incendio”.

LOS ERRORES

Aclara que en estricto sentido tampoco es culpa del gobierno, porque nadie sabía cómo iba a actuar el virus, pero sí fue un error retrasar la realización de más pruebas, pese a que desde hace meses la Organización Mundial de la Salud pidió hacerlas.

“Paraguay lo entendió muy rápido e invirtió en laboratorios y hasta los hospitalitos tenían equipo para hacer pruebas PCR, tú querías una y en el mismo día, nada de hacer citas y al otro día tenías el resultado y aíslate. ¿Cuántos casos llevan? 80 mil contagios y mil 720 muertes. Por controlar el incendio desde el inicio”.

FALLÓ EL MENSAJE CON EL CUBREBOCAS

Respecto al cubrebocas se le pregunta si se perdió tiempo en recomendarlo. Contesta que hay varias vertientes. La primera se llama diplomacia científica.

“¿Quieres mandar un mensaje importante a la población? No la confundas. Gatell tiene toda la razón. El cubrebocas no es para protegerte a ti, es para que protejas a los demás. Cuando dice ''no sirve para protegerse'', tiene toda la razón, pero explícaselo a 130 millones y en un solo mensaje, vas a confundir a la gente si dices ''no sirve Para los demás sí, para mí no. ¿Para qué lo uso, entonces?''. Es simple: la idea debe ser un mensaje claro, preciso y singular: cállate y úsalo”.

Por apegarse a lo que dice el libro, el mensaje del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, falló, considera.

SE MURIÓ LA SOLIDARIDAD

El otro problema es que la gente tampoco quiere usarlo, dice Franyuti, quien tiene experiencia en otros continentes en atender epidemias y emergencias sanitarias como el Ébola, Malaria y Tuberculosis.

“Se murió la solidaridad. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres recordó que todos somos humanos y debemos cuidarnos como hermanos. Eso se acabó porque la amenaza no la vemos, y al no hacerlo no la dimensionamos, eso es muy peligroso”.

Aun en el semáforo epidemiologico naranja y a un tris del rojo, y con el anuncio cada semana de más restricciones para evitarlo, ya que podría ser letal para la economía, se le pregunta al doctor si hay daltonismo de las autoridades para no ver otro color.

Por recomendación epidemiológica, debería estar instalado el rojo, responde. Pero entiende que la jefa de Gobierno está entre la espada y la pared.

“Si lo instala matará a los negocios y la recaudación, pero si no lo instala van a morir mexicanos. En mi posición de científico debe ser ´’instálalo inmediatamente’, pero no tengo el estómago que tiene ella para tomar esa decisión”.

VACUNARSE ES UNA RESPONSABILIDAD

Otra responsabilidad en manos de la gente es que ante el peligro para incrementar mortalidad que representan la influenza y el neumococo, una solución fácil es vacúnate y es gratis, pero una parte no lo hace, bajo el argumento de que las vacunas hacen daño. Otros prefieren tomar dióxido de cloro.

Tampoco se puede saber a cuánto se incrementarán las cifras de contagios, ya que el modelo usado para calcularlo es el Centinela, pero habitualmente se usa para brotes chiquitos. Y es más propio de países del tercer mundo con más carencias, que no pueden pagar laboratorios de tercer nivel y se basan en una predicción matemática, para ahorrar dinero, agrega Franyuti, quien ha estado en distintos países en situaciones de desastre natural y crisis humanitarias.

Pero el fin para esta situación pasa por la responsabilidad individual, añade.

“Lo decidimos todos, solo si todos ponemos de nuestra parte terminará esto, pero si están renuentes a seguir las indicaciones de la Secretaría de Salud, esto va a acabar en el 2022”.

(djh)