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La CDMX, rezagada en infraestructura resiliente

La infraestructura resiliente busca optimizar los recursos en favor de los ciudadanos, pero por desgracia

Escrito en METRÓPOLI el

La prevención es una deuda pendiente en el país. Invertir en materiales y estructuras que soporten mejor eventualidades como desastres naturales o crisis energéticas es una necesidad para todas las ciudades del mundo y un reto para la Ciudad de México.

Resiliencia es la capacidad de adaptarse al cambio para sobrevivir sin importar la adversidad. Una ciudad debe cuidar a sus habitantes de situaciones críticas teniendo las condiciones para reaccionar ante desastres naturales, problemas de seguridad y desabasto en los servicios.

Si bien no es algo que se suela contemplar cuando se buscan casas en venta, saber qué problemáticas existen en la zona a invertir siempre es un buen parámetro para tomar esta decisión.

La estrategia de resiliencia de la CDMX data del 2016, un año antes del sismo del 19 de septiembre que reabrió la herida de 1985. La capital de país es pionera a nivel nacional, sin embargo, las medidas tomadas no fueron suficientes para evitar los estragos del terremoto.

Según datos de LAMUDI, 5 mil 760 viviendas resultaron dañadas, 40% de ellas de manera total, lo que llevó a que más de 80 mil capitalinos perdieran su inmueble.

El entonces comisionado para la Reconstrucción de la Ciudad de México, Edgar Tungüí explicó que el presupuesto que se necesitaría era de 7 mil millones de pesos y las obras estarían terminadas hasta el 2023.

Actualmente hay personas que viven sin condiciones dignas ni los servicios necesarios, lo que los expone a problemas de salud y criminalidad, además representa un gasto extra para las autoridades capitalinas que tienen la obligación de salvaguardarlos, coinciden expertos consultados por la firma.

Si bien los desastres naturales no son prevenibles, el gasto económico y las pérdidas humanas pueden reducirse en gran medida. De acuerdo con el Banco Mundial, invertir en infraestructura resiliente multiplica los beneficios a bajo costo.

Es decir que por cada dólar invertido, se puede obtener un beneficio de hasta 4 dólares, lo que a nivel mundial se traduce en un ahorro neto de 4.2 billones de dólares. Por otro lado, estas medidas aumentan únicamente el 3% de los costos de construcción.

Más que sólo reconstrucción

La infraestructura resiliente busca optimizar los recursos en favor de los ciudadanos, pero por desgracia, no siempre se cumple este cometido.

Un ejemplo es el abastecimiento de agua. En la Ciudad de México el problema va en aumento debido a que no se aprovecha de forma correcta. La Comisión Nacional del Agua estima que cada habitante utiliza 320 litros de agua al día, pero el 38% de esta se pierde en fugas.

Por otro lado, las inundaciones y desbordamiento de ríos son un problema recurrente en zonas limítrofes de la capital.

Otro punto pendiente en infraestructura resiliente es la planeación urbana para la construcción, ya que sólo este año se cancelaron 48 polígonos de acción para la construcción de inmuebles en la ciudad por anomalías en los permisos.

También, el tema de la movilidad es prioritario en una urbe tan poblada. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum ha anunciado que se trabaja en estrategias que reduzcan los tiempos de viaje.

“El objetivo es que la gente use más el transporte público, es la única manera de disminuir los tiempos de traslado, 80% de las vialidades las utiliza el transporte privado y si sigue aumentando habrá mayor congestionamiento”, dijo.

AJ