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Hermanos evitan deserción escolar tomando clases en la calle; comparten celular

A pesar de los esfuerzos, menor admite haberse atrasado porque el dinero no le alcanza

Escrito en METRÓPOLI el

IXTAPALUCA. – Evelyn, de 13 años de edad y sus hermanos Alberto y Daniela, de 8 y 5 años respectivamente, han tenido que padecer durante más de un año una de las secuelas que ha dejado la pandemia a su paso en este municipio mexiquense ubicado en la zona oriente. 

Con un celular austero, los tres se turnan para utilizar el aparato y lo hacen en la banqueta de la casa de su abuela, en la colonia Zapata, donde pueden tener acceso a la señal de internet de los vecinos, quienes les han prestado la contraseña para poder conectarse a sus clases virtuales.

La adolescente cursa el segundo año de secundaria. De lunes a viernes se conecta a sus clases y el fin de semana acude a un local de renta de computadoras para enviar sus tareas de la semana con el dinero justo para pagar por 30 minutos como máximo el servicio.

“Sí es difícil porque tenemos que estar afuera en la calle. A veces (los vecinos) nos dejan pasar a su casa, pero cuando no se puede estamos aquí afuera para las clases”, comenta Evelyn. 

Para Alberto, que cursa el tercer año de la primaria y Daniela el preescolar, sus tareas y las exigencias de los maestros son menos. Los profesores han atendido la situación que enfrentan y les han dado facilidades para la entrega de los materiales.

Sin embargo, ambos tratan de conectarse a diario para no retrasarse en los temas, por lo que en ocasiones el celular de su madre les es insuficiente. 

“Mi mamá trabaja en un local de comida y yo le ayudo; de las propinas saco para meterle crédito al celular o pagar el internet. Gana poco y pues ese dinero es para la comida y la renta de los cuartos donde vivimos”, aseguró Evelyn. 

“A veces no me puedo conectar por lo mismo y pues la verdad sí voy retrasada en los temas”, reconoció.

MÁS DE 14 MIL ESTUDIANTES ENFRENTAN DESERCIÓN ESCOLAR 

A pesar de las desventajas que enfrentan, han logrado continuar sus estudios. Otros, más de 14 mil estudiantes de diferentes niveles, han encontrado diversos problemas y no han podido continuar con sus estudios por falta de acceso a internet y la carencia de herramientas tecnológicas en municipios de la zona oriente del Estado de México.

De acuerdo con Gerardo Cabrera Tapia, dirigente de la organización Frente de Escuelas en Lucha por la Educación Pública (FELEP), organización con muchos años de trabajo educativo en la zona, la pandemia ha afectado a los estudiantes que habitan las zonas más marginales de la entidad.

La deserción escolar se concentra en los municipios como Ixtapaluca, La Paz, Chicoloapan, Chalco y Chimalhuacán, donde las familias han enfrentado la falta de ingresos para sostener la educación de sus hijos por la crisis sanitaria generada por el nuevo coronavirus.

“La pandemia nos agarró a todos sin un aprendizaje. No sabíamos cómo hacerle por la tecnología porque no habíamos entendido esa forma, esa nueva forma de enseñar, pero desgraciadamente tenemos un 40% de alumnos que por alguna circunstancia no se pueden conectar”, reconoció.

“Los alumnos han estado viendo mucha violencia en casa. Un cuarto dejó de ser para una familia de tres pues hoy algunas familias se tuvieron que juntar para ahorrarse la renta. Entonces en un solo cuarto tenemos hasta tres estudiantes y a nosotros sí nos genera una situación muy complicada porque un celular lo utilizan tres o cuatro personas”, agregó.

De acuerdo con el docente, en estas regiones en promedio los alumnos gastan hasta 30 pesos por día para lograr obtener datos en sus dispositivos que al final del día se terminan y no les permite continuar con sus clases al día siguiente.

Las deserciones se han registrado en las zonas más marginadas como Ayotzingo, en el municipio de Chalco, en la colonia Jiménez Cantú del municipio de Los Reyes, La Paz, y en colonias de Chicoloapan como Santa Rosa. 

VIOLENCIA Y FALTA DE INGRESOS: DOS OBSTÁCULOS

Desde su creación, la organización Frente de Escuelas en Lucha por la Educación Pública (FELEP) ha construido instituciones públicas de nivel básico, medio y superior en zonas urbanas de reciente creación donde se ha detectado un rezago en materia educativa.

Sin embargo, en esta emergencia sanitaria los docentes han detectado una disminución importante en el número de alumnos que logran conectarse o comunicarse para continuar con sus estudios.

En algunos de los casos los alumnos enfrentan la falta de ingresos de las familias, quienes han tenido que utilizar un solo teléfono celular para la educación de todos los estudiantes que integran la familia.

En otros casos, la violencia dentro del núcleo familiar y los decesos por la pandemia han provocado un estancamiento en esos aprendizajes de los estudiantes, por lo que ahora los docentes se han convertido en apoyos emocionales a distancia.

“Cuando regresemos en julio-agosto-septiembre el maestro tendría que hacer un diagnóstico para ver en qué nivel va a ubicar a sus alumnos, si en avanzado, rezagado o sector medio, y a partir de ahí empezar a diseñar estrategias para lograr que todos avancen”, dijo.

Indicó que los maestros deberán de jugar un papel muy importante para lograr motivar a los alumnos que han enfrentado dificultades emocionales y económicas para ser empáticos y lograr recuperar su confianza.

“Primero esto se tiene que revalorar o entender que fue una situación difícil tanto para el maestro, alumno y padre de familia. Entonces nos tenemos que centrar en esas emociones encontradas que van a tener muchos alumnos”

“Tenemos un buen sector de los alumnos que se pueden conectar y que tienen la forma de cómo comunicarse con sus maestros, pero la forma emocional les pega porque perdieron a la mamá o porque perdieron al papá, y no los entienden. Entonces el maestro tiene que jugar ese doble papel”, dijo.

REGRESO DE LA NUEVA NORMALIDAD

Para Gerardo Cabrera Tapia más que un aprendizaje, el regreso a las clases presenciales tiene que ayudar a revalorar la nueva escuela porque se va a regresar con las medidas sanitarias como el uso de cubrebocas y caretas, que pondrán una medida de distancia física entre los alumnos y maestros.

“Los alumnos de primero no conocen a sus profesores de primero, entonces ese parte los maestros tienen que revalorar y ayudar a sus alumnos. Tienen que dejar un poquito de lado el programa de enseñanza y entender a sus alumnos. Si logran tener a su grupo el maestro va a poder avanzar”

“Porque entonces el alumno se siente integrado comprendido y que el maestro lo va a ir acompañado, más que un maestro los docentes se tienen que convertir en un amigo, un aliado un asesor de sus alumnos”, finalizó.

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