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Habitantes de Multifamiliar Tlalpan, en la incertidumbre

A más de tres semanas del sismo de 7.1 grados Richter, los habitantes del multifamiliar Tlalpan, donde colapsó un edificio, están en la zozobra

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A más de tres semanas del sismo de 7.1 grados Richter, los habitantes del multifamiliar Tlalpan, donde colapsó un edificio, están en la zozobra e incertidumbre.

Sigue aquí la cobertura del sismo de 7.1 grados  

Alejandra Bazán vivió en el edificio 3B desde 1992 hasta el pasado 19 de septiembre. Ahora junto con su familia duermen en una casa de campaña en el parque que está en la calle Huitzilac a dos cuadras del multifamiliar, debido a que no tienen a donde ir. 

 “Las personas que han venido hacer revisiones no nos han entregado ningún documento. Nos están dejando entrar por ropa y papeles. No sabemos si nos lleguen a autorizar a sacar muebles, tenemos que esperar a que nos den el dictamen final”. 

Los habitantes de los 500 departamentos de la unidad fueron desalojados desde que ocurrió el sismo. Algunas familias se instalaron en albergues, otros se fueron con algún pariente. Los 10 edificios quedaron dañados. 

El inmueble que corre el riesgo de colapsarse es el 3B, el cual tiene 90 departamentos. Para evitar más daños en la estructura, personal de dos empresas apuntalan los departamentos. Pese a ello se sigue asentando. 

“Hoy lo checamos con un vecino que es ingeniero, nos dijo que había una abertura mayor, casi un centímetro más”. 

En 2010 la delegación Coyoacán realizó una revisión en los 10 edificios y el 3C, el que se cayó con el sismo era el más deteriorado. Bazán comenta que antes el ISSTE comenzó a vender los departamentos, al ver que no podía con el mantenimiento. A partir de 2007 ella tomó la administración del edificio 3B y organizó varias acciones para quitarle peso al inmueble como reemplazar las cisternas elevadas por tinacos rotoplas. 

“Aparte del peso que se le quitó al edificio, se reforzó y eso nos dijeron que quizá eso impidió que no se colapsara también”. 

Alejandra es ama de casa y su esposo ya se jubiló, sus hijos son los que trabajan y viven con ellos. Los cuatro duermen en la casa de campaña. 

“Lo que ahorita vamos hacer es hacer una administración formal para que nos hagan más caso y se acelere este proceso”.

Dice que la ayuda de la sociedad civil no ha parado. Todavía hay quienes les llevan comida y víveres. Sin embargo, el apoyo del gobierno ha sido intermitente.

“A la autoridad le pedimos que se pongan en nuestros zapatos, porque así cuando vienen a pedir el voto, que lo hagan ahora, que no nos olviden. Que se den un espacio y nos escuchen”. 

Para evitar rapiña, los vecinos del edificio 3B se organizaron para realizar guardias las 24 horas. “Al inicio de la emergencia, a pesar de que estábamos, hubo gente que se metió al edificio. Hay algunos casos que vecinos no pudieron cerrar sus departamentos y se robaron cosas”. 

Pablo Valenzuela también vive en el edificio 3B cuenta que hay paredes rotas, grietas, partes de muros que se derrumbaron. Diagnósticos que han realizado diferentes autoridades e instituciones se contradicen. Unos dicen que los departamentos son habitables, otros consideran que no. 

Es por ello, esperan los dictámenes oficiales. Mientras, intentan restablecer su vida, aunque es difícil. 

“A tres semanas del sismo estamos muy mal, no podemos sacar las cosas. Estamos en la incertidumbre de qué cuando podemos entrar o qué nos van a decir. Queremos que nos den un papel para que nos digan si se va a derribar y reconstruir, que es lo que pide la mayoría del edificio”.

Pablo señala que les urgen que las autoridades den el dictamen. “Que si están en rojo, que lo derriben y lo vuelvan a construir. Somos 90 familias y si no tenemos donde dormir o descansar. La naturaleza no tiene la culpa de que no nos apoyen”. 

Pablo es el encargado de resguardar las 90 llaves de los departamentos del 3B. Por el momento vive con una prima en Azcapotzalco y de 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde está en el edificio para checar que se apuntalen. Trabaja en una dependencia del gobierno y su jefe le dio permiso de faltar. 

“Toda la unidad está mal, porque tiene 60 años y no se le dio el mantenimiento adecuado. La mayoría de los edificios están apuntalados”.

Los vecinos de esta unidad rechazan la ruta de la adquisición de créditos para la reconstrucción de las viviendas. No conciben que antes del sismo tenían una propiedad y de aceptar el crédito tendrían una deuda. 

“Consideramos que esto es injusto para nuestros vecinos que perdieron a sus familiares.

Pedimos que se establezca un programa con plazos bien definidos para la recolección de escombros con condiciones de seguridad y trato digno, la reparación de inmuebles y la reconstrucción del edificio 1C. Solicitamos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para los recursos que serán aplicados en estas tareas”, indica un comunicado de la Asamblea de vecinos del multifamiliar.