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“Estamos vivos pero ya no somos los mismos”

A continuación te compartimos algunas desgarradoras historias de las personas que no han regresado a sus domicilios por temor

Escrito en METRÓPOLI el

A consecuencia del sismo del 19 de septiembre de magnitud 7.1, en la colonia Condesa, uno de los barrios más afectados de la CDMX, hay cuadras completas donde ya no vive nadie.

Sigue aquí la cobertura completa del sismo 

De acuerdo a El País, un las calles se puede ver las aceras levantadas, salpicadas por vidrios y restos de cemento, se convirtió en una zona sin vida.

Una colonia que hasta hace una semana vibraba con sus locales de fiesta, sus terrazas, locales de fiesta y paseos nocturnos por sus parques.

En la avenida Ámsterdam permanece la ropa tendida de alguien que ya no regresará a recogerla, y no sólo en la colonia Condesa, también ocurre en diferentes puntos de la ciudad, donde los escombros que han sepultado a centenares de personas, y han matado a 194.

Los vecinos sostuvieron mediante una entrevista para el diario El País que volver a sus casas agrietadas no es una buena opción.

De acuerdo a un informe del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, indicó que alrededor de 24 mil personas de la CDMX han sido atendidos en albergues tras el terremoto del 19 de septiembre.

Mancera detalló que algunos ciudadanos han acudido a ellos porque sus casas se han derrumbado, otros porque les han impedido regresar a unas viviendas catalogadas como inhabitables y otros porque tienen miedo.

Algunos de las personas que atraviesan esta situación se ven en la encrucijada seguir habitando su residencia pese a que no ha recibido un dictamen oficial de las autoridades sobre las condiciones de su casa, vivir con las grietas del tamaño de un palmo en su salón o abandonarlo todo para dormir en el frío suelo de una escuela con su padre enfermo o en el salón de una vecina o un familiar. Y no pegar ojo pensando que alguien puede entrar y llevarse lo poco que les queda.

Enrique Serna, de 41 años, se encontraba trabajando en el centro de la CDMX cuando recibió la llamada de su esposa Mónica y le contó que el edificio donde vivian se había colapsado.

La pareja son los vecinos del Multifamiliar de Tlalpan, un complejo residencial con 40 departamentos al sur de la capital, su hijo de 24 años, logró huir de aquel infierno con vida, pero su casa desapareció y ahora viven en la de un familiar.

Me di cuenta de todo al día siguiente. Cuando iba de camino en un taxi ya sin mucho que hacer y con tiempo para pensar. Empecé a caer en la cuenta de la tragedia, de que estuve a punto de morir y por fortuna estoy vivo. Es hora de seguir hacia adelante. Contó

"Ahora estamos los tres en un espacio muy pequeño. Al principio no teníamos dónde colocar las cosas, las tenemos en un rincón, es muy extraño darse cuenta de que no tienes ni un cepillo de dientes, ni unos calcetines. Todo se perdió, quedó en el olvido. Y ahora viene la parte administrativa, lograr una probable indemnización, lo cual es sumamente desgastante. Indicaron.

No me siento completo. Siento que algo de mí se quedó en ese lugar. Siento una gran desolación, una profunda tristeza por los fallecidos". Y añade " Estoy vivo, pero ya no soy el mismo, soy otra persona.

Dolly Reyes, vivía en un piso que su familia había comprado hace 10 años en Coyoacán, al sur de la capital.

Tras el temblor tuvieron que reubicarse en unos cuartos que una vecina rentaba en la misma calle donde su casa colapsó.

A pesar de que hay personas maravillosas y te ofrecen un lugar, tienes que moverte para pagar una renta y al tiempo estás invadiendo una casa donde ya vivían otras personas. No tienes tus cosas, no tienes qué cocinar, no estás en confianza realmente para bañarte, ir al baño, por ejemplo. Está uno shock.

El edificio donde vivían no se ha derrumbado, pero se encuentra en riesgo de colapso, algunos de los vecinos han conseguido que se refuerce para poder entrar y sacar lo necesario.

"Me gustaría recoger las escrituras, los documentos oficiales, dinero en efectivo, joyas... Pero arriesgar una vida por eso me parece absurdo". "Todos los días sueño con que esto no es real. Me despierto pensando que es una pesadilla. Es muy difícil que podamos recuperar la tranquilidad. Resaltó Reyes.

Cerca del Parque de los Venados, Ana Carolina Sánchez, de 29 años, se enamoró de su departamento el primer día que lo vio.

El edificio donde vivía, data de los años cincuenta y aunque le han afirmado que los daños sufridos el inmueble no son estructurales, también le han confirmado que la única zona donde puede habitar sin riesgo es en un pequeño espacio entre el salón y el comedor.

Las paredes de su cuarto se han caído, también el techo, junto a una compañera de piso rentan un departamento y el dueño, que es italiano, se ha desentendido de los daños, según narró Sánchez.

Actualmente vive con su novio, pero no descarta invertir sus ahorros en arreglarlo.

Es un lugar muy importante para mí. Es el primero al que fui a vivir cuando me salí de casa de mi papá y marcó una etapa importante de mi vida. Me aferro a recuperarlo. Probablemente al dueño no le importe, pero a mí sí. Explicó.

Araceli Martínez, de 46 años, se trasladó a un colegio de la colonia Roma, donde duerme en el frío suelo con su padre enfermo.

Unas horas después de que temblara la tierra, decidió que no volvería a su casa en la calle Chiapas 44, Araceli contó que ese día tuvo que cargar ella sola a su padre y bajarlo a hombros tres pisos, mientras el suelo le impedía avanzar.

Se toca la rodilla mientras habla porque el médico le dijo que no se la había roto de milagro y aunque los peritos han confirmado que pueden regresar a su casa, ella prefiere no volver a vivir aquello nunca más.

Ahora están en un albergue en una primaria en la calle Tlaxcala 101.

Martínez contó que el pasado 23 de septiembre, cuando se presentó otro sismo, su padre tuvo que ser hospitalizado por una crisis. Desde este hogar temporal planean rentar un departamento en un primer piso o una planta baja.

La mujer de 46 años reveló que cada mañana que puede, después de despertar en la colchoneta de un aula de primaria, entre desconocidos, se va a limpiar unas casas cercanas, porque la vida sigue y de momento nadie le ha asegurado una ayuda económica. Mucho menos un hogar.

auc