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En cinco meses asesinaron a dos de sus amigas en CDMX

Karla considera que estos dos casos no son aislados, pues es una situación de equidad de género porque sigue habiendo mucha violencia por parte de hombres

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Escrito en METRÓPOLI el

CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- Karla tiene el corazón roto, no por una decepción amorosa. En cinco meses han asesinado a dos de sus amigas en la Ciudad de México. Ella conocía a Lesvy Berlín, estudiaron juntas la iniciación universitaria nivel secundaria en Prepa 2 de la UNAM y era hermanastra de Campira Camorlinga, la última víctima del presunto ‘Mata Novias’. 

Las dos mujeres fueron asesinadas al sur de la capital del país, Lesvy, el pasado 3 de mayo y Carmpira, el 31 de diciembre. El dictamen pericial de ambas indica que fallecieron por estrangulamiento. 

“Me impacta, me entristece y me enoja. Sos dos situaciones muy cercanas a mí, y eso me ha puesto a pensar que todas somos vulnerables. Además en los dos casos no he visto mucho avance. Están muertas, pero los culpables siguen libres”, señala en entrevista Karla, quien pidió guardar su identidad.

Lesvy y Karla cursaron juntas el segundo año de secundaria en la UNAM. En ocasiones comían juntas o tomaban café en la plaza comercial que está enfrente de la Prepa 2, en Iztacalco. 

“Me platicaba que quería estudiar idiomas, siempre fue muy aplicada en la escuela y sobretodo en esas materias, llevábamos francés, pero ella además se metió a clases de catalán. Decía que no le bastaba un idioma, ella quería aprender más. También nos contaba que quería viajar”.

Lesvy llevaba muy buena relación con los demás compañeros de su generación, era muy tranquila, recuerda Karla. 

Después ambas pasaron a tercer grado, les tocó grupos distintos, pese a ello se seguían viendo, aunque no eran las mejores amigas, siempre hubo buena relación. Terminaron la secundaria, Karla entró a Prepa 5 y Lesvy al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Sur. 

Ya en la universidad, Karla entró a la carretera de Trabajo Social en Ciudad Universitaria y de vez en cuando se encontraban. “Ella tomó su camino y yo el mío y ya no coincidíamos tanto. Cuando me la encontraba en CU, nos saludábamos”.

La última noticia que supo de ella es que estaba muerta y no lo podía creer. Primero se enteró de que habían encontrado a una mujer atada a una caseta telefónica en los jardines del Instituto de Ingeniería. De entrada la noticia la sacudió, ya que estudia cerca de donde la hallaron y se sintió vulnerable por la inseguridad en la UNAM.

Luego de varios días, comenzó a ver en Facebook el hashtag #JusticiaParaLesvy y se acordó de su compañera de la secundaria y pensó que ese nombre no era común. Investigó y sí era ella, la mujer con la que vivió parte de su adolescencia. 

“Cuando me enteré, sí me impresioné mucho porque en este mismo año, me entero de dos casos de personas que yo conozco. Me dio mucho coraje y más al ver la postura que tomaban las autoridades ante la situación, en lugar de investigar, culparon a la víctima”.

La Procuraduría General de Justicia de la CDMX (PGJ) difundió que Lesvy Berlín Osorio Martínez no estudiaba, dejó el CCH, porque debía materias y que la noche que falleció se alcoholizó y drogó con otras personas. 

“Eso no era cierto, yo lo poco que la conocí, nada que ver (con lo que dijo la PGJ). Ella era muy aplicada en los estudios. No era una borracha ni nada. Sentí mucha impotencia al saber de dos casos que no se preocupan por investigar al culpable, sino culpabilizar a la víctima”. 

“A Campira la adoraba, era mi hermana” 

El nombre de Campira Camorlinga se hizo viral en redes sociales a inicios de este año, luego de que el 31 de diciembre de 2016 fuera asesinada en su domicilio, en la delegación Tlalpan. Las sospechas señalan a su pareja sentimental, Jorge Humberto Cortés, alias el ‘Mata Novias’.  

Cuando Karla tenía ocho años conoció a Campira, en ese entonces, ella tenía 18. “Era la hija de la esposa de mi papá”. 

Campira, a diferencia de Lesvy, era más retraída y seria. “Me acuerdo cuando yo me quedaba en la casa de mi papá y él tenía que ir a trabajar, Campira era la que me cuidaba, me llevaba al cine o a comer”. 

Karla siempre consideró a Campira como una hermana. “Era la menor de los tres hijos de la esposa de mi papá, entonces tuve una relación muy especial con ella. Teníamos gustos similares en música en cómo nos gustaba vestirnos”. 

En su adolescencia, cuando conoció a Lesvy, vivió un tiempo con su papá y ahí convivió más con Campira, quien por ese tiempo tuvo a su primer hijo. “Ahí me encariñé con el niño y pasaba más tiempo con ella”.

Recuerda que las dos compartían gusto por el grupo de rock gótico, Lacrimosa. “Me regalaba discos o playeras (de esa banda) en mi cumpleaños y nos la pasábamos escuchando sus canciones casi todo el día, y ahora que lo escucho me acuerdo mucho de ella”.

Carmpira se desvivía por sus dos hijos, participaba en grupos de madres solteras y feminismo. “Para ella, siempre estaban sus hijos, y luego ella. Cuando hacía alguna actividad procuraba que fuera con ellos. Nunca los descuidada. Sus sueños se enfocaban a ellos”.

Karla considera que estos dos casos no son aislados, “pues es una situación de que si bien se lucha por la equidad de género, en los hechos no se ve, porque sigue habiendo mucha violencia por parte de hombres”. 





JAMP