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El viacrucis de comerciantes ambulantes que ya casi acaban sus ahorros

En México hay 30 millones de personas que se dedican al comercio informal, lo que abarca el 56 por ciento de la economía de la segunda potencia de AL

Escrito en METRÓPOLI el

Margarita López y su hijo, de 40 y 16 años respectivamente, tenían un puesto de comida frente a una escuela primaria hasta que la pandemia por covid-19 paró todo, ahora cuentan los días para volver a la normalidad pues sus ahorros escasean día a día.

“Lo poquito que teníamos guardado se nos está acabando. Es estresante. Y si el encierro se mantiene…”, dice Margarita López preocupada a El País.

Ella y su hijo casi no salen de su casa en la alcaldía Iztapalapa, donde la única señal de que se viven tiempos extraños es que la gente usa mascarillas en la calle, no porque las hayan dejado de salir o que haya menos tránsito.

Cada madrugada se levantaban entre las 5 y 6 de la mañana para comenzar a trabajar: ella cocinaba platillos como tacos dorados, pechuga y sopa, cuernitos con sopa, hamburguesa con sopa y coctel de frutas; mientras que su hijo la ayudaba preparando y cortando los pasteles.

“Nos vamos caminando sobre 20 para las 9, porque tenemos que tener todo listo a las 9.30, porque los chicos solo tienen 20 minutos de descanso. A través de la verja les damos los alimentos. Para las 10 estamos ya volviendo, desayunamos nosotros, cambiamos y regresamos ya con las botanas y los dulces, yogur congelado… Por la tarde, volvemos y empezamos a preparar los del día siguiente”, cuenta.

Volver a casa con 500 pesos es considerado como un día bueno, desgraciadamente son los menos porque hay muchos que regresan con 50 o 60.

A veces tenían ingresos extras porque pasaban por el puesto que tiene la madre de Margarita, también frente a una escuela. O lo que sacan en los tianguis durante vacaciones.

Pero ahora, ni hay clases ni se les permite acudir a los tianguis, pues las botanas no son elementos de primera necesidad.

Esta familia forma parte de lo que el gobierno denomina como “los que no pueden parar”, nombre con el que el gobierno busca argumentar la imposibilidad de aplicar medidas drásticas de aislamiento social.

En México hay 30 millones de personas que se dedican al comercio informal, lo que abarca el 56 por ciento de la economía de la segunda potencia de América Latina y al 22 por ciento del PIB.

Margarita y su hijo llevan encerrados desde mediados de marzo, fue el hermano mayor de ella quien les avisó. “Era un sábado, pensábamos que tendríamos una semana de margen, pero el lunes ya no había clases”, recuerdan.

Ahora se preocupan porque sus ahorros puedan alcanzar lo mismo que dure la pandemia. En tanto que el país aún no ha llegado al pico de la pandemia.

Margarita enfoca sus quejas en el gobierno, que no ayuda.

“A cambio del voto sí ofrecen despensas, ¿por qué esta vez para ayudar al pueblo no hacen lo mismo?”, expresa.

También asegura que los mensajes que lanza el gobierno son confuso, lo que ha generado que conocidos de ella crean que el coronavirus es un invento, que no existe.

“Por la mañana dicen una cosa, por la tarde la contraria y al día siguiente lo de hace dos días. Sea cierto el virus o no, mejor prevenir que después lamentarnos”.

cmo