Con el uniforme azul puesto, su deber era cuidar a los ciudadanos, hacer cumplir la ley en una de las entidades más peligrosas del país: El Estado de México. Sin embargo, usó su posición de poder para todo lo contrario.
Oliverio Prado Tlapale, junto con tres uniformados más y un cómplice civil realizaron al menos 20 robos con violencia, de los cuales 16 terminaron en el asesinato de sus víctimas.
Los hechos ocurrieron de 2009 a 2010. Utilizaban sus unidades oficiales y en horas de trabajo, realizaban operativos en Cuautitlán.
Los policías les marcaban el alto a los conductores de vehículos para realizar aparentemente para hacer una revisión de rutina, lo que aprovechaban para someterlos, robarles sus pertenencias y asesinarlos.
Aquellos que lograron sobrevivir a los atracos de los policías, fueron la clave para lograr su captura.
En marzo de 2010, en un operativo para lograr su captura, Prado Tlapale y sus cómplices fueron detenidos por autoridades mexiquenses.
Más de siete años después de su captura, Oliverio Prado Tlapale fue sentenciado a mil 13 años y seis meses de prisión, así como dos multas, una de 274 mil pesos y otra de un millón 159 mil 624 pesos.
La banda de Prado Tlapale estaba conformada por Hedy Gallegos Osorio, Felipe Ramírez Castro, Alejandro Núñez Montoya y Gilberto Mejía Martínez.
Gallegos Osorio recibió una condena de 674 años y seis meses, más dos sanciones económicas de 274 mil y 651 mil 480 pesos; Ramírez Castro, a 443 años y seis meses de cárcel, más el pago de 274 mil pesos y 463 mil 122 pesos.
Núñez Montoya purgará 336 años de prisión y reparación del daño por 287 mil 300 pesos y 452 mil 144 pesos; en tanto que Gilberto Mejía Martínez fue sentenciado a 31 años y seis meses de cárcel y una multa de 59 mil 535 pesos.
rgg