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Doloroso adiós a tu casa; inicia demolición en Xochimilco

En San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, inició el proceso de demolición de las casas que quedaron más afectadas por el sismo de 7.1 grados

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Escrito en METRÓPOLI el

La familia Torres Mata saca algunos muebles que pudieron recuperar. Por dentro, su casa está destrozada y, desde este miércoles, trabajadores con picos y mazos comenzaron a demolerla. Los recuerdos de 80 años quedaron en los escombros.

COBERTURA COMPLETA LA SILLA ROTA  

En San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, inició el proceso de demolición de las casas que quedaron más afectadas por el sismo de 7.1 grados que cimbró a la Ciudad de México. Las viviendas más dañadas fueron en las calles Lázaro Cárdenas e Insurgentes del Centro Histórico del pueblo. Apenas esta semana les avisaron a las familias que el proceso iniciaría entre el miércoles 1 y jueves 2 de noviembre. 

Los albañiles se tomaron un receso para comer. Esto fue aprovechado por los Torres para sacar de su casa algunas pertenencias. Entre primos, tíos, y los dueños acarrean hacia el exterior roperos, camas y mesas. 

Comenta Irving Torres Mata que el proceso fue muy lento y complicado. Primero se tardaron en dictaminar de manera oficial. Ingenieros y arquitectos de asociaciones civiles realizaron estudios, después Protección civil daba otro diagnóstico. Hasta que hace una semana el director de obra les avisó que su casa ya iba a ser demolida. 

Lo que quedó de la casa de Irving está en la calle Lázaro Cárdenas número 10, frente a la Iglesia de San Gregorio. Fue declarada pérdida total. El daño estructural se concentró en la planta baja, que es donde están los castillos y la parte más vieja de la construcción. 

En este momento estamos en el proceso de demolición, justo ayer (miércoles) a medio día empezaron las tareas y estamos sacando las últimas cosas, lo más pesado que no habíamos podido sacar”
 

Durante el sismo estaba su mamá, abuela, hermano menor y él. Debido al fuerte movimiento no pudieron salir, permanecieron adentro. Fueron testigos de cómo parte de su casa se derrumbaba. Las señoras estaban en la planta baja y como pudieron se resguardaron debajo de columnas. 

“Mi hermano y yo nos quedamos en las escaleras, nos quedamos en medio, en el momento que vimos que empezó a temblar más fuerte, mi mamá estaba abajo, mi abuela estaba atrás. Se cayó el muro que mi mamá tenía a lado y cayó en su pierna. Fue muy caótico para nosotros. Vimos que estaba bien, pero no podíamos movernos porque las macetas caían de arriba. Fue muy rudo porque todo para donde nos moviéramos era peligroso”. 

Cuando terminó el sismo, los hermanos auxiliaron a su mamá y la llevaron a al centro médico que está en la entrada del pueblo. Solo se luxó el tobillo. Debido a la preocupación no se percataron de la devastación de la zona. Después cuando regresaron a su casa vieron alrededor edificios derrumbados y gente que gritaba. 

Los primeros días luego del temblor, cuenta, que fue muy laborioso. “Nos hicieron dar muchas vueltas y venían asociaciones civiles que hacían censos, no había orden dentro del sistema del gobierno, no nos daban la información real. Pedíamos que revisaran la casa y mandaban a gente que no estaba capacitada. Después tuvimos dos diagnósticos, personas de Protección Civil que nos dijeron que la casa era pérdida total”. 

Hasta hace apenas una semana, el Director Responsable de Obra autorizado se presentó y les informó de cuándo iban a demoler la vivienda.

 

Los primeros días sacamos lo elemental que fueron documentos y ropa. Decidimos ya no estar por miedo a que se fuera a caer. Hasta el momento hemos sacado lo indispensable, pudimos sacar casi todo”

Irving dice que su familia ya decidió que no construirán de nuevo en el predio ni regresarán a vivir a San Gregorio. 

Ana, comerciante, no puede trabajar tras el sismo

La casa de Ana Villarreal de Los Santos que está en la calle Insurgentes 39 se dañó en su totalidad. Desde abajo hasta arriba. Se hicieron cuarteaduras. Hoyos en la pared de atrás. Es de las viviendas donde ya arrancó la demolición. 

Al momento del temblor estaba dentro de su hogar, su sobrina, ella y un pequeño de tres años.  Vivían dos familias. La parte de abajo tenía 55 años, la construyeron sus suegros. La casa que estaba arriba, la señora Ana y su esposo la levantaron a base de mucho esfuerzo. 

Su esposo falleció hace tres años, era jubilado y ella es comerciante, vende libros y revistas, aunque desde el sismo no ha podido trabajar, porque ha tenido que estar al pendiente de la casa y de los trámites para que la demolieran. 

 

Desde el temblor ya no entramos a la casa, porque estaba dañada y no he podido vender. De ahí eran mis ingresos. No me he movido de aquí. Ahorita la están tirando y duele decirle adiós, ver cómo todo queda añicos”

Señala que el DRO le dijo que el estudio de la condición del terreno durará de tres a seis meses y emitirá el dictamen para ver si es factible construir de nuevo, aunque con menos peso. 

A fuera de su casa ya está lleno de escombros. De entre el cascajo se asoma una televisión destruida, discos, papeles, marcos. Es lo que queda del esfuerzo de toda una vida. Enfrente está una carpa, donde ella y sus vecinos observan como los trabajadores demuelen muros y losas de sus viviendas. 

En la esquina de Lázaro Cárdenas y avenida México Poniente hay un hueco que está tapiado. Antes del sismo en ese lugar estaba el centro comercial Neto, el cual se colapsó y murieron dos personas. 

Una máquina terminó de dañar su propiedad

A un lado, está la casa de María del Carmen Álvarez Martínez que había quedado algo dañada. No obstante, cuando las máquinas entraron para llevarse los escombros de la tienda  Neto afectaron la estructura de su vivienda y fue declarada pérdida total. 

“Mi casa resultó afectada por el sismo, pero esa afectación creció porque metieron la máquina para demoler el edificio que se colapsó. Tiraron la barda y durante tres días la máquina estuvo en mi jardín golpeando y quitando escombro”. 

Este miércoles, comenzaron a demoler el hogar de la señora María del Carmen. Dice que para que su casa entrara en los edificios que atendieron primero, fue estar en el momento que pasaban las brigadas.

Fue estresante estar cachando a los del Fonden, a los DRO, a que nos dieran un folio y luego otro. A veces veníamos y no pasaba nadie, cuando no veníamos pasaban. Reuní todos los documentos, los entregué hace semana y media y hoy ya están demoliendo”
 

Aún desconoce cuál es el proceso que viene, si gobierno le entregará algún tipo de apoyo o si su familia tendrá que reconstruir. “¿Qué va a pasar después? no lo sé, ¿qué me van a dar? tampoco lo sé”.