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Diana, la sobreviviente entre los escombros de Álvaro Obregón

Estuvo 17 horas atrapada tras no poder escapar del cuarto piso del edificio

Escrito en METRÓPOLI el

No tenía hambre, tampoco sed, había oxígeno. "Lo único que quería era salir y esa supervivencia que tenemos los seres humanos nos hace resistir hasta las últimas”.

Así es como Diana Loana Pacheco Ortiz, sobreviviente del edificio colapsado en Álvaro Obregón 286 narró, con una leve sonrisa y una voz pausada, el peor momento de su vida, la vida que llevaba antes del sismo de magnitud 7.1 del 19 de septiembre. Estuvo 17 horas atrapada.

Con contusiones y collarín, espera en el hospital de la Cruz Roja Mexicana de Polanco un diagnóstico para conocer el estado de sus riñones, si tiene o no una falla renal, porque le cayeron tres losas encima.

Sigue sin tener hambre, un plato con fruta y gelatina siguen intactos, pero sí ha tomado bastante agua.

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A Diana le duele recordar aquella tarde, aunque le duele más no poder ver, todavía, a sus dos grandes amores: sus hijos. Y no duda en sentirse muy afortunada de estar viva.

Ese martes se encontraba trabajando en el edificio de Álvaro Obregón 286, ahora en ruinas. Laboraba en el área de Recursos Humanos.

"El edificio empezó a moverse, intentamos llegar a la salida. No nos dio tiempo, fueron como cinco segundos. No sabría cuánto duró de pie el edificio, yo sólo sentí cuando ya teníamos todo encima", dijo concentrando la mirada en un punto indefinido, recordando, y luego se apresura a beber agua para refrescar sus labios secos.

La acompañan su esposo y una imagen de bolsillo de la Virgen de Guadalupe. Es creyente y nunca perdió la fe, menos cuando la escucharon los rescatistas y tuvo la esperanza de que los sacarían.

“Estábamos en el cuarto piso, con otras tres personas y se nos vino encima todo, era un edificio de seis pisos que de repente se desplomó y caímos”.

Mensajes de auxilio por teléfono

“Traía mi celular, enviaba mensajes pero no había señal". Pero como a las cinco de la mañana le llegó el mensaje a su esposo Juan Jesús García y fue más exacta la ubicación.

Diana, de 30 años de edad, aseguró que fueron momentos difíciles. “Afuera escuchábamos a la gente, ellos no nos escuchaban, seguramente porque eran tres losas". Fue desesperante porque estábamos ahí.

"Había aire, no sé de dónde pero teníamos oxígeno. Gritábamos, pero no, nadie nos escuchaba, es comprensible; las paredes, todo estaba destruido”.

Confesó que en un principio pensaba que ahí acabaría todo para ella, pero sólo por un momento, porque después estaba segura de que los rescatarían. Sin embargo, el paso del tiempo la hacía dudar de nuevo.

"No nos escuchaban, entonces pensé en mi familia, esperando que estuviera bien, lo demás no importaba, ocurriera lo que ocurriera", era lo que pasaba por su mente, siempre consciente de lo que estaba viviendo.

El lugar donde se encontraban atrapados ella y otros compañeros era en medio de una oficina, cerca a las escaleras de emergencia. Recordó que con las losas caídas se formó un triángulo y ahí se quedaron.

“Nadie salió, en el cuarto piso éramos como 60 personas, hasta donde sé (aquí en la Cruz Roja) está una compañera que se llama Paulina, Angélica, Toño y Martín que era un cerrajero que había ido a arreglar las puertas”.

Hasta el momento no se sabe de más rescatados.

“Yo creí que quienes habían alcanzado a pasar a la cocina y llegar a las escaleras habían salido, al parecer no salieron y tengo la esperanza de que estén ahí, que haya gente con vida porque había aire en el lugar, no sé de dónde pero eso fue muy importante”.

A unos días de que saliera de los escombro y que la vida -dijo- le diera una nueva oportunidad, reconoció que es momento de valorar todo lo que tenemos. “A veces pensamos que alguien tiene más o que alguien tiene menos. Sí, volví a nacer” y ese es el mensaje de la vida.

fmma