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De no saber sobre tlacuaches, Karla crío artificialmente a dos

Conseguirle un hogar en donde realmente le dieran los cuidados necesarios a los pequeños tlacuaches, fue un reto

Escrito en METRÓPOLI el

En marzo de este año, Karla Serrano detectó un olor a animal muerto a un costado de su casa, en un terreno baldío. La peste particular activó su curiosidad, por lo que, acompañada de su papá esa mañana de sábado, descubrió el cuerpo de una tlacuache envenenada con 20 crías en el marsupio. Sólo pudo recatar a dos con vida.

De no saber nada sobre el marsupial mexicano, considerado una plaga en general, se convirtió en experta. Comenzó a contactar a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (PRFEPA), a la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México (PROPAEM), a veterinarios, a rescatistas de animales. Las respuestas eran pocas y no sabía que hacer con sus nuevos inquilinos.

“No teníamos idea de qué hacer con los tlacuaches, en Tenancingo (municipio del Estado de México) es común ver tlacuaches y cacomixtles, pero ya grandes. No sabía cuáles eran los cuidados, eran muy pequeños, cabían los dos en mi mano, olían raro y estaban mojados porque, para sobrevivir, viven los primeros meses en el marsupio de la madre. Empezamos a darles leche deslactosada con una pipeta, no se dejaban agarrar, sólo por mí. En un grupo de Facebook me asesoraron”.

Conseguirle un hogar en donde realmente le dieran los cuidados necesarios a los pequeños tlacuaches, fue un reto. 

“Ningún veterinario me pudo ayudar, no saben cómo tratar a los tlacuaches, en el grupo de redes sociales ‘La Ruta del Tlacuache’ me atendieron biólogos y fueron los que me dijeron qué hacer, tenía que mantenerlos en calor y alimentarlos cada cuatro horas, darles una papilla especial porque su madre había sido envenenada y ellos podrían haber mamado leche contaminada. Además los tuve en una cajita de cartón, envueltos en una manta y con botellas de agua caliente que cambiaba cada dos horas, hidratarles la piel con aceite de coco. Tenían cuatro meses y aprendí a hacerles la prueba de pellizco para medir la humedad de su piel”.

Una semana después del hallazgo, la PROFEPA contestó para decir que podían recibir a los marsupiales, pero que había riesgo de que no sobrevivieran. Tras firmar un documento de donación, los tlacuaches de Karla fueron aceptados en el Parque Ecológico Zacango, ubicado en el municipio mexiquense que Calimaya, ya que, por ser animales salvajes, no deben ser considerados mascotas.

LLEGAN A ZACANGO

En el área de Bienestar Animal del Parque Ecológico Zacango, hay un departamento dedicado a la crianza artificial, ya sea de animales bebés que llegan, como los tlacuaches, o de los que nacen en el parque y no pueden convivir con sus madres por distintos factores.

Ahí, uno de los encargados es Carlos Pomarino. Él vive prácticamente en el zoológico ya que a su cargo están cuatro programas, el de dieta, el de entrenamiento, el de enriquecimiento y la crianza artificial. 

“Nosotros nos hacemos cargo de todo, de la alimentación, de la estipulación del sistema digestivo, de estar monitoreándolos durante su etapa crucial de desarrollo hasta llegar al punto en que ya puedan ser independientes, que ya puedan convivir con sus compañeros de especie en el exhibidor. Es una labor titánica la que llevamos a cabo todos los días”.

CRIANZA ARTIFICIAL

En el área de Crianza artificial no sólo hay tlacuahces, también son inquilinos tres leones que nacieron el 6 de agosto en el zoológico, por lo que la estancia de los especialistas es de 24 horas al día.

“De repente también nos llegan algunos decomisos, algunos rescates. De repente las personas pueden encontrar algunas pequeñas crías en la calle. Por medio de la PROFEPA o algunas otras instancias gubernamentales, nosotros podemos recibirlos y hacernos cargo de ellos”.

Al recibir a una cría, la evaluación del estado de salud comienza, es necesario saber si están deshidratados, lesionados, desnutridos o con hipotermia para poder estabilizarlos y comenzar con la recuperación.

A esta área, que cuenta con cubículos que se adaptan a las necesidades del inquilino, han llegado bisontes, antílopes, ciervos, leones, tigres, jaguares, gallinas de Guinea, faisanes, lémures y primates como el mono araña.

Entre los bebés que ahí destacan, están tres leones de Berbería, los cuales, ante la dificultad de la madre para criarlos y alimentarlos, pues muchas veces no saben cómo hacerlo, a se les alimenta con los respectivos suplementos. Actualmente están rondando los 5 kilos, han crecido más o menos el triple de lo que llegaron pesando desde el primer día, comen 100 mililitros de fórmula láctea por toma y tienen 5 tomas al día.

“En promedio permanecen aquí hasta los cuatro, sino meses, después tenemos unos corrales especiales, principalmente para herbívoros, que podemos adaptar para algunos carnívoros, para que estén en etapas más avanzadas, a lo mejor cuando estén empezando a comer solos y sólidos, hasta que alcancen su peso ideal y puedan ser canalizados a su exhibidor, a su liberación o a algún otro parque ecológico. Es un proceso largo y complicado porque estos animales suelen tener impronta con los seres humanos”.

Para Carlos, cada animal que ha pasado por la zona, tan sólo en el último año fueron 355, es especial. Todos han marcado su corazón y es que se convierte en su madre adoptiva hasta que puede llevarlos a su independencia.

fmma