Las venganzas entre grupos del crimen organizado en la capital tienen una cosa en común: difícilmente son resueltos.
Resolver un homicidio de este tipo implica que los autores materiales e intelectuales obtengan sentencias condenatorias o al menos que estén detenidos y bajo proceso, cosa que pocas veces ocurre, incluso con los casos mediáticos.
El 17 de junio de 2018, dos cuerpos descuartizados fueron arrojados en Insurgentes Norte, donde fue colgada una manta con amenazas de La Unión contra Jorge Flores Conchas “El Tortas”, líder narco con el que tienen una larga disputa.
Ningún autor material está procesado, solamente Patrick Silva, un joven que condujo el Mercedes Benz de una de las víctimas donde llevaban los cuerpos hasta Tlatelolco, donde los arrojaron.
El líder absoluto de La Unión, José Alberto Maldonado López “El Betito”, confirmó su abogado Jorge Cuadra, no está siendo procesado por la presunta autoría ni material ni intelectual del doble homicidio, pese a que las autoridades lo han señalado como jefe de la organización.
No olvidemos el asesinato de uno de los fundadores de este grupo criminal, Francisco Javier Hernández Gómez “Pancho Cayagua”, perpetrado en septiembre de 2017, por el que no hay ni un solo procesado. Es más, ni si quiera hay indicios de quién o quiénes podrían ser los autores materiales e intelectuales.
En su momento corrió la versión de que habían sido sicarios del propio “Betito”, pero se fue diluyendo con el tiempo al no tener bases ni si quiera en las sospechas de los agentes de Investigación asignados al caso.
En cifras: de los 10 asesinatos clave que, acorde con el informe “La AntiUnión de Tepito”, elaborado por el Gobierno Federal y cuya copia posee La Silla Rota, representan la actual lucha entre dicho grupo delictivo y La Unión de la B, ninguno está resuelto y solo muestra avances el de la masacre de Garibaldi, en septiembre de 2018, pues tiene tres procesados.
Es decir, de 10 casos clave, solo 1 presenta avances significativos por parte de la Procuraduría capitalina.
De hecho, en el asesinato por el que empezó toda la pelea, el de Sabino Flores Conchas, hermano de “El Tortas”, consumado el diciembre de 2017, ni si quiera ha sido encontrado el cuerpo, muchos menos hubo personas arrestadas y enjuiciadas.
Pasa igual un joven de Tepito apodado “El Oso”, cuyo cadáver fue encontrado el 29 de enero de 2018 con un mensaje de Fuerza AntiUnión; la venganza se dio el 21 de marzo de ese año, cuando un cabecilla de la AntiUnión, Víctor Barajas Perdomo, fue acribillado.
De ese crimen se derivó el de Omar Sánchez Oropeza “El Gaznate”, integrante de La Unión, ultimado el 6 de mayo del año pasado y el de un supuesto miembro de la Anti Unión solamente identificado como “El Venezuelo”, cuyo cuerpo apareció torturado cinco días después.
En ninguno de los casos hubo detenciones, vinculaciones a proceso ni condenas, de acuerdo con registros del Tribunal Superior de Justicia local.
Los ajustes de cuentas siguieron, con el homicidio del “Chofóro”, el 24 de mayo de 2018, el de Juan Ivan Arenas “El Pulga”, uno de los principales colaboradores de “El Betito”, baleado el 9 de junio.
Por este asesinato, La Unión arrojó dos cuerpos desmembrados en Insurgentes Norte, con un mensaje contra Fuerza AntiUnión y finalmente se dio la masacre de Garibaldi, donde seis personas, algunas de ellas ligadas a la AntiUnión, fueron ultimadas a balazos en plena Plaza de los Mariachis, donde había decenas de personas y turistas.
Este es el único caso donde hay tres personas bajo proceso penal, solo uno señalado como autor material, de los cinco que aún están libres.
Las capturas de integrantes de ambos bandos, incluso sus jefes como “El Betito” y “El Tortas” no ayudaron a esclarecerlos , al tiempo que a los dos se les imputaron cargos por delitos contra la salud.
Mors.