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Como bazar, reabren negocios con mercancía en la calle y descuentos

Locales de venta de ropa, libros, zapatos, papelería y hasta de vestidos de novia o de quinceañera, atendieron afuera del local, o colocaron sobre el paso peato

Escrito en METRÓPOLI el

Negocios con actividades no esenciales reabrieron sus puertas al público, pese a que la Ciudad de México sigue en el Semáforo Rojo Epidemiológico debido a la alta hospitalización de pacientes contagiados de covid-19.

Locales de venta de ropa, libros, zapatos, papelería y hasta de vestidos de novia o de quinceañera, atendieron afuera del local, o colocaron sobre el paso peatonal su mercancía, en algunos casos como si fuera bazar, para cumplir con las medidas aprobadas por el gobierno de la Ciudad de México, de que la atención fuera al aire libre.

PERCHEROS AFUERA

Así se vio en Madero, la calle que conecta la Torre Latinoamericana con el Zócalo. Ahí, la tienda Líneas sacó percheros para mostrar su ropa, que era revisada por potenciales consumidores. También la librería Gandhi, ante la imposibilidad de vender dentro de su local, que además carece de ventilación natural, puso un stand que daba a la céntrica calle, donde se acercaban algunos a ver las recientes novedades literarias.

En República de Chile, la llamada Calle de las Novias, donde se surten de vestidos los padrinos de próximas quinceañeras y familiares de las novias que están a punto de dar el sí ante el altar, hubo algunos que pusieron un maniquí con un vestido fuera del local, o colocaron otros para impedir que los clientes rebasaran la línea de entrada, y además colocaban gel y termómetro, para cumplir con la reapertura que el gobierno capitalino dio por llamar “Reactivar sin arriesgar”.

Algunos locales como la zapatería Dorothy Gaynor de 16 de septiembre sacó muebles donde puso distintos modelos de zapatos y anunció rebajas, lo que atraía tanto a mujeres como hombres.

AUMENTA EL TRÁFICO

La reapertura trajo también mayor tráfico en las calles del Centro Histórico y filas más grandes alrededor de sucursales bancarias y más comensales en los restaurantes, también adueñados de los pasos peatonales, para evitar los temidos contagios de coronavirus dentro de los locales.

Para otros negocios fue volver a su actividad de manera autorizada, ya que algunos tenían sus cortinas a medio abrir -como ocurría con varios en Pino Suárez- pero de manera clandestina permitían a los compradores ingresar. 

CIERRAN NEGOCIOS

Guillermo Gazal Orduña, líder de la organización de comerciantes establecidos Procentrhico dijo a La Silla Rota que previo a la pandemia los traspasos de cortina de locales comerciales en el centro se tasaban en 100 mil dólares, pero ahora ni siquiera hay demandas de traspaso.

“Ahora hay locales vacíos”.

Además de que algunas tiendas ya pusieron lonas de renta, venta o traspaso, otros restaurantes ya cerraron, como es el caso de la Hostería de Santo Domingo, famosa por sus chiles en nogada, que abrió en 1860 pero que ahora luce con sus cortinas abajo.

RIESGO MENOR AL AIRE LIBRE

De acuerdo con las nuevas disposiciones del gobierno capitalino, las nuevas medidas para el comercio son dar atención únicamente al aire libre, 5 días a la semana, de martes a sábado, con un cierre a partir de las 17 horas.

El argumento del gobierno capitalino es que la evidencia científica ha demostrado que al aire libre, el riesgo de contagio de coronavirus es mucho menor, debido a que permite la dispersión de aerosoles y gotas que contienen al enemigo invisible. Aunque las actividades sean al aire libre, el gobierno pidió a la población mantener el uso de cubrebocas y sana distancia, así como del lavado de manos.  

GRACIAS A DIOS, TENÍAMOS MEDIO SUELDO

Mary es dependienta de la tienda Princesa, dedicada a la venta de corsetería. Explica que la mercancía está al aire libre. No entran los clientes y sólo les permiten ver los modelitos, sin acercarse. Además, la nota de venta se realiza en una barra que impide el paso de los clientes, con el fin de que estén en el interior.

Recuerda que el primer cierre, el de tres meses que llegó con la Jornada de Sana Distancia, entre marzo y junio, los afectó mucho. Lo mismo ocurrió con el declarado el 18 de diciembre, cuando la ciudad recayó en el semáforo rojo, debido al alto porcentaje de hospitalizaciones de personas contagias de coronavirus.

“Nos afectó en todo, económica y moralmente. Si se da cuenta estamos reabriendo y no nos dejaban trabajar. Hay personas que somos solteras o madres de familia. Gracias a Dios nos daban no el sueldo completo, pero sí la mitad. De eso sobrevivimos y vamos a ver cómo funciona esto”, dice.

Reconoce que sí a la gente se le deja pasar podría haber riesgo de contagio. “Por eso hay que tomar medidas, como el uso de careta, el gel antibacterial”. Además, no se atiende a personas que no portan el cubrebocas.

Para suerte de ella y sus compañeros, no ha habido contagios, pero la pandemia ha durado más de lo que se esperaba, añade.

“Ay no, nadie (lo esperaba). Desde la otra vez que nos cerraron estuvo muy crítica la situación”. Respecto a qué hubiera pasado si no les autorizan reabrir, no sabe qué hubiera pasado.

“Yo creo nos morimos de hambre . Imagínese cerrado, de dónde se agarra para que nuestros jefes nos dan”. Pero también hay miedo al contagio. “Pero si no salimos, cómo comemos”, cuestiona.

En 15 años de trabajar en la tienda, jamás había visto una situación similar.

José Luis Santiago es dueño de negocios de la calle de las Novias. Debido a la pandemia ha debido cerrar una de sus tiendas y hacer descuentos para sobrevivir.

NO HAY CLIENTES

“Es una situación inédita y se tiene que valorar el esfuerzo de empresarios del Centro, al seguir luchando por no cerrar negocios. Es un ramo muy dañado porque no hay clientes. Está costando vidas y patrimonios”.

Para mantener a su personal sin contagios, ha debido hacer malabares, y turna a sus trabajadores en diferentes equipos, 1 y 2.

Recuerda que el año pasado, por el cierre de la Jornada de Sana Distancia y luego por la apertura parcial, sólo se pudieron recuperar en parte durante el mes de noviembre. “Tardamos mucho, hubo esta reapertura con pares y nones. Cuando empezó a haber actividad de 30 a 40 por ciento, en noviembre, fue cuando hubo ingresos y luego el cierre de diciembre nos cayó de sorpresa”, recuerda.

“Entonces el esfuerzo que hicimos en dialogo con las autoridades fue de muchas horas para ver cómo abríamos. No es lo ideal, pero es lo que hay y esperamos que de aquí para adelante se rescate lo que queda, no queda mucho tiempo, el patrimonio se acortó y necesitamos se resuelva la cosa”.

DEJÓ DE VENIR GENTE DE OTROS LADOS POR MIEDO AL CONTAGIO

Previo a la pandemia la Calle de las Novias era un revoloteo de familiares, novias y quinceañeras que ilusionadas iban por su vestido, de colores para las adolescentes, blanco para las próximas esposas. Pero ahora parece desierta.

Santiago tiene presente que todavía durante unos meses llegaban personas de otros estados donde sí puede haber ceremonias.

 

“Pero hasta ellos dejaron de venir con esta nueva crisis, por el miedo a contagiarse, cuando sale en las noticias que hay muchos contagios y muertes en la ciudad, dejaron de venir a comprar. Antes aquí venían hasta de Centroamérica y de todo el país, porque la oferta que aquí hay no se ve en otro lugar. Desafortunadamente hemos perdido ese mercado y necesitamos que regrese.

“El mensaje es ‘si vienes al Centro, ven a comprar, no a pasear’. La cosa es que no tengan una estadía larga, acá hicieron las autoridades la excepción de que la novia pueda probarse el traje y agradecemos eso y tenemos una atmósfera ventilada en los vestidores.

“Queremos que la gente venga a comprar, están canceladas las ceremonias, pero estamos dando precios nunca vistos y con plazos de pago. Este es el buen fin del buen año porque es todo el año”, ironiza.

En el caso de la Calle de Las Novias, algunos locales tienen incluidos mensajes en carteles de que quieren trabajar, puestos durante el tiempo que permanecieron cerrados, en el segundo semáforo rojo epidemiológico.

“Tratamos de cumplir, nadie quiere perder su negocio ni la vida. Aquí no es ‘que se muera el que se tenga que morir’. Tratamos de defender la vida y luego el patrimonio”, concluye.



(Sharira Abundez)