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Colonia del Valle, entre escombros y muerte

A un mes del siniestro, en la colonia del Valle se puede sentir la tristeza y la muerte. En las esquinas, aún están los cordones que advierten peligro

Escrito en METRÓPOLI el

“Vamos a empezar otra vez con nuestra vida, medio normal y muy triste por todo a nuestro alrededor”, lamentó Blanca Pérez.

A un mes del siniestro, en la colonia del Valle se puede sentir la tristeza y la muerte. Hay esquinas aún con cordones que advierten peligro, camiones de mudanza y flores para las víctimas del sismo.

Vecinos sin lugar donde vivir, oficiales aún cuidando los escombros y familias separadas por la tragedia.

En una esquina de esta cuadra enterrada en escombros, se puede ver un tumulto de pertenencias que lograron ser recuperadas: una licuadora, fotografías familiares y dos figuras religiosas, una virgen de Guadalupe y un "niño dios".


El departamento de Blanca se encuentra en la calle Escocia, entre Miguel Mancera y Edimburgo, de la dos edificios habitacionales colapsaron en su totalidad. En uno de ellos recuperaron 17 cuerpos y en el otro 10.

Blanca Pérez y su esposo fueron desalojados de su edificio por lo que desde el pasado 19 de septiembre hasta ayer estuvieron viviendo en un hotel de la ciudad.

“Estuvimos todo el mes pagando hotel. El apoyo del gobierno nunca nos lo dieron. Nosotros no tenemos más familia aquí, todos están en Guadalajara, Puebla y España”, explica.

El pasado martes regresó a su departamento pero aún continúan sin luz eléctrica ni suministro de gas. Sólo otras dos familias volvieron a su edificio.

Los vecinos también se encuentran preocupados por el edificio gemelo que está al lado del que colapsó en el temblor de 7.1 grados que sacudió la tierra el 19 de septiembre, ya que se pueden ver los graves daños que quedaron en su estructura.

“Es muy triste ver todo. Los edificios de enfrente y a un lado. La casa de este señor quedó también destrozada. Tenemos temor de que ese otro edificio se caiga, está a punto de colapsar, queremos que lo derrumben”, expone.

El día del sismo, Blanca se encontraba en la colonia Condesa, donde tiene su negocio. Poco después recibió la llamada de una de las vecinas para contarle lo ocurrido en su calle, donde quedaron decenas de personas atrapadas bajo los escombros.

“Mi vecina está muy enferma de los nervios. Tuvieron que llevarla a Morelos. A ella le tocó ver todo, me marcó cuando se cayeron los edificios, estaba muy alterada. Y luego, enfrente de su casa era donde estaban poniendo todos los cuerpos.

Blanca considera que la cifra de muertos es mucho mayor a la oficial, de 369 ya que pudieron ver que tan sólo en estos edificios eran decenas de cuerpos los que sacaron. Sin embargo no les han informado de los nombres  ni el número total.

“Si conocía a algunas personas de ese edificio. La mayoría tenemos perritos y los sacamos a pasear. Yo saludaba a muchos. Yo le pido mucho a Dios que no haya muerto una de las señoras que tenía dos perritos, y otro señor con el que platicaba. A ellos no los he visto”, dijo preocupada.

A un mes del siniestro, Blanca y su esposo buscan continuar con su vida, pero con afectaciones económicas por ser desalojados temporalmente y con el recuerdo permanente de las víctimas que murieron en los edificios frente al suyo.

“Perdí todo, pero lo más importante: a mi hija”

Cirilo Cortés, perdió todo tras el sismo del pasado 19 de septiembre. Lo más importante que perdió fue a su hija de 17 años, Anyelí Juárez Hernández.

Él era conserje en el edificio ubicado en Miguel Mancera y Escocia, vivía en la planta baja. En el momento del temblor se encontraba lavando carros de los vecinos que le pagaban por el servicio, por lo que alcanzó a alejarse de la estructura que rechinaba con el movimiento.

Sin embargo, su hija, que trabajaba como auxiliar de limpieza, estaba en un quinto piso, no logró salir y el edificio se vino abajo.

“Me hice a un lado del edificio cuando empezó a temblar. Todo tronaba y en segundos se vino abajo. Fue muy rápido. Mi hija estaba en el quinto piso y no logró salir…”, recuerda.

El cuerpo de Anyelí fue rescatado ocho días después. Los familiares de la joven habían denunciado que los rescatistas la dejaron morir, ya que se encontraba con una de sus compañeras a quien sí lograron rescatar con vida.

“Me quedé sin trabajo, sin donde vivir y sin mi hija”, lamenta Cirilo, quien está a la espera del apoyo que otorga el gobierno de la Ciudad de México para la renta de un lugar, a damnificados.