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“Chato”, un perro que se negó a ser de la calle

“Chato”, un bóxer, es quien por voluntad propia ha decidido dejar atrás su vida en la calle e integrarse a los trabajadores del ecoparque San Bernabé, Ocotepec

Escrito en METRÓPOLI el

CIUDAD DE MÉXICO.- Robusto y bonachón, de pelo castaño y buen humor, “Chato” corre al lado de la camioneta para darle la bienvenida a quienes visitan el ecoparque San Bernabé, Ocotepec, con el mismo entusiasmo que los guías certificados que laboran en el lugar.

Por increíble que parezca, con la inteligencia de una persona normal, “Chato” es quien por voluntad propia ha decidido dejar atrás su vida en la calle e integrarse a los trabajadores que brindan sus servicios en este ecoparque, ubicado en lo más alto de la delegación Magdalena Contreras.

No, no se trata de un indigente cualquiera. “Chato” es un bóxer que tras ser abandonado por sus dueños, al igual que muchos canes en esta y otras delegaciones de la Ciudad de México, no se ha resignado a su destino y ha buscado un nuevo hogar dónde vivir.

“Llegó hace unos seis meses de la calle y se metió al parque”, comenta en entrevista la guía certificada de este centro ecoturístico, Mireya Sánchez Mendoza, quien aseguró que al igual que las melodías de cierta estación de radio “llegó para quedarse”.

Y es que, a diferencia de otros canes, “Chato” simplemente se acercó a socializar con todos, haciéndoles compañía de manera amistosa y sin pretender hacer daño a nadie, por lo que con el paso del tiempo los trabajadores de San Bernabé terminaron por encariñarse con él.

“Con el paso del tiempo, quienes trabajamos aquí simplemente ya no nos podemos ver realizando los recorridos y las visitas guiadas sin  “Chato”, por lo que incluso estamos pensando en comprarle su chaleco para identificarlo como un guía certificado más, comenta Raúl Pacheco, otro de los guías certificados del lugar.

Sin embargo, no todos corren con la misma suerte pues, igual que “Chato”, muchos perros son traídos hasta las partes más altas de Magdalena Contreras y Tlalpan para luego ser abandonados en los parajes porque simplemente ya no pueden o no quieren cuidarlos.

Como resultado de ello, en los terrenos forestales que colindan entre los bosques de Tlalpan y Magdalena Contreras existen entre tres y cinco manadas de perros ferales que incluso ya han comenzado a reproducirse.

En ese sentido, el comisariado de la comunidad la Magdalena Contreras, Germán González López, compartió con Notimex la experiencia vivida en los límites de dicha comunidad, en donde los canes incluso ya mataron a un venado.

“Se trata de uno de los venados Cola Blanca que se escaparon del venadario de San Nicolás y que ya se han reacondicionado a la zona, de manera que la han hecho su nuevo hábitat, aunque ahora con los perros lo preocupante es que la nueva población de venados se vea afectada”, subrayó.

Y en efecto, durante un recorrido por el camino que lleva al llano donde nace el Río Magdalena pudimos corroborar la presencia de un perro negro que a lo lejos sólo se limitó a observarnos, sin atreverse a acercar como en el caso de “Chato”.

“Esos son precisamente los perros ferales. Ya no han tenido contacto con personas y han nacido libres, por lo que incluso nos preocupa que puedan presentarse más adelante ataques a personas, aunque hasta el momento no hemos tenido un caso, por fortuna”, agregó.

Dicha preocupación nace del hecho de que precisamente de los Dinamos y de San Bernabe suelen salir durante semana santa cientos de peregrinos para dirigirse a visitar al Señor de Chalma en una de las peregrinaciones más tradicionales del lugar.

“De hecho, es precisamente en esas peregrinaciones donde a veces suele darse que la gente viene acompañada de sus perros y los dejan o los pierden. Y estos a su vez terminan formando las diferentes manadas que ahora recorren estos bosques”, comentó González López.

Ante ello, los responsables del ecoparque de San Bernabé han determinado exigir que quienes visiten este lugar con sus perros, lo hagan llevándolos con correa, además de que tienen que regresar con su perro, para lo cual llevan a cabo un registro de cuanto can pudiera ingresar.

“Y es que ya se metieron en una ocasión a matar a los venados del venadario”, comenta Abel Aguilar, responsable del venadario de San Bernabe, quien nos explica cómo en una ocasión un par de Rottweiler ingresaron en plan de juego y terminaron por matar a un venado.

“En aquella ocasión, nadie quiso hacerse responsable de los perros. Es más, nadie respondió por ellos, así que los entrgamos para que se los llevaran. Pero como estos, hay muchos que son abandonados en los alrededores”, agregó.

Lo cierto es que para hacer una evaluación de cuantos canes existen en realidad en la zona y en qué condición se encuentran, se planea hacer un censo durante estos meses para lo cual, las autoridades de Magdalena Contreras colaborarán con especialistas.

Por lo pronto “Chato”, en compañía de los guías certificados de San Bernabé es un ejemplo de que darles una segunda oportunidad a estos canes es también ayudarnos a no perder nuestra conexión con la naturaleza y los seres vivos.

lrc