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CDMX en emergencia por la covid… pero en las calles no lo han notado

Miles de personas se congregan en el Centro de la ciudad sin mayor preocupación aparente

Escrito en METRÓPOLI el

En la ciudad que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum declaró en emergencia por la  covid-19, pareciera que no pasa nada. En el Centro Histórico miles y miles de personas acudieron este viernes para hacer sus compras navideñas, para ofrecer sus productos de manera formal e informal y también para protestar porque no les dejaron instalar sus puestos de romerías.

Aunque hay filtros sanitarios y las calles están divididas para que las personas circulen en un solo sentido y no encontrarse con las que van en dirección opuesta, no son respetados y las vallas incluso ya están movidas. En 5 de Mayo, parte del carril de la calle que se amplió para los peatones, es utilizado por camionetas de los policías, por lo que quienes van a pie sólo pueden ir por la banqueta y la sana distancia entre ellos se esfuma.

A ello se suman las personas que acuden sin cubrebocas o que lo llevan mal puesto. La cantidad de puestos ambulantes es tal, que en Pino Suárez hay un cartel que avisa que el macro quiosco, el mismo que hace pruebas rápidas de antígenos y que es una apuesta para detectar contagios de covid-19 y aislar posibles casos, se movió a otro sitio.

“Vecinos: se les informa que el macro quiosco de salud cambió de lugar a Plaza Tlaxcoaque de lunes a viernes de 9 de la mañana a 5 de la tarde y sábados de 9 a 2”, se lee en un cartel cuyo mensaje está escrito a mano, y el cual fue pegado en una pared gris, perdido entre los puestos ambulantes.

La entrada del metro Pino Suárez Línea 2 está cerrada, lo que causa desconcierto entre los visitantes que buscan otra y terminan metidos entre más puestos.

CALLES REPLETAS

En la ciudad donde de acuerdo con la jefa de Gobierno una causa importante de los contagios son las fiestas familiares, porque no se guarda la sana distancia y no se usa el cubrebocas, la realidad de las calles no es una fiesta, pero podría serlo, porque no todos usan el cubrebocas, y como en toda fiesta siempre se olvida invitar a alguien, en este caso a la sana distancia.

En el Centro Histórico, que es una de las 200 colonias de atención prioritaria ya que pululan los casos activos de covid-19, además de los puestos ambulantes, que aprovechan las aceras de 20 de Noviembre para vender artesanías, hay grupos de comerciantes que llegaron para protestar porque no se les permite instalar sus romerías.

PIDEN ROMERÍAS

Un caso es de los que llegaron frente al Palacio del Ayuntamiento, sede del gobierno capitalino, para exigir que se les permita vender en los alrededores del metro Tacubaya. Mientras son atendidos, decenas de personas, hombres y mujeres esperan sentados en la acera, pegados uno junto al otro, algunos sin cubrebocas y otros que lo llevan malpuesto.

Uno de ellos dice que ya se los habían prometido y apenas ayer les dijeron que no les daban autorización. Dice que necesitan tener ingresos, y si hay que cumplir las medidas sanitarias por lo del covid, las cumplen. Lo dice mientras habla sin cubrebocas. Junto con él dice que llegó alrededor de una centena de compañeros.

A las 4:12 de la tarde llegaron integrantes de la Organización de Pueblos Artesanos Originarios. Como los de Tacubaya, piden espacio para una romería y así poder ofrecer sus productos. Mientras son escuchados, comenzaron una huelga de hambre.

UN ESPEJISMO

Enfrente, Palacio Nacional lucía rodeado de esas vallas metálicas que también eran usadas por anteriores gobiernos y que eran criticadas por quienes ahora están en el poder porque significaban distanciamiento con el pueblo. Esa zona inaccesible es la que ahora parece la única a salvo del covid-19.

Al lado se ve Corregidora. También se ve tranquila. Es una calle usada para actividades presidenciales. Verla da tranquilidad. Es un espejismo.

La siguiente calle, Venustiano Carranza, también está llena de personas que van a comprar, a surtirse y a ofrecer sus mercancías. Sin embargo, aún se puede caminar sobre la vialidad, que está cerrada a la circulación vehicular y dividida con vallas, aunque hay que hacerlo con cuidado, pues los motociclistas sí pasan y lo hacen como si fueran los dueños. Muchos peatones prefieren caminar sobre la banqueta, para evitarlas, pero sin saber si alguien les puede estornudar cerca y no les dé suficiente tiempo de alejarse.

Una calle se cruza con Venustiano Carranza. Es Tabaqueros. Ahí no hay vallas, entonces meterse es hacerlo bajo su propio riesgo. Luce como antes de la pandemia, atiborrada de gente, solo que quienes llevan cubrebocas recuerdan que hay emergencia sanitaria y quienes no lo llevan parecen ignorar lo peligroso que es confiarse contra el enemigo invisible.

ENORME BULLICIO

Paralela a Tabaqueros está la calle de Correo Mayor, ahí el bullicio es enorme. También dividida en dos, y pese a los señalamientos de respetar el sentido marcado incluso con flechas amarillas y un cartel que carga una mujer del gobierno capitalino que soporta estoicamente los rayos del sol, pocos le hacen caso. No se ve a los clásicos toreros, los que se ponen en el suelo y se levantan rápido cuando llega la policía por ellos, pero los locales se ven llenos de curiosos; de igual forma se percibe la presencia de los diableros al mover su mercancía, que soportan el peso de varias cajas, pero son incapaces de portar correctamente un simple cubrebocas.

Hacia la calle 20 de Noviembre el paisaje es casi similar. En las aceras es difícil evitar pasar a unos centímetros de personas que van y vienen, algunos para comprar, otros sólo para mirar.

En la explanada de la iglesia de Jesús Nazareno hay puestos de ambulantes sobre el suelo, que en su mayoría no usan el cubrebocas, quizá porque están agachados y creen que el virus no llega arriba, a la cara del consumidor.

Algo similar se ve en la explanada de la Iglesia de San Miguel Arcángel, aunque más del lado que da a avenida Pino Suárez. Ahí también hay ambulantes que esperan vender sus mercancías colocadas en manteles.

Pero no son los únicos lugares en el centro donde hay comerciantes.

COMO DOMINGO EN LA ALAMEDA

Afuera del metro Bellas Artes, parece un domingo en la alameda. Frente al Palacio de Bellas Artes hay una enorme carpa blanca que resguarda de los rayos solares a comerciantes que venden desde comida hasta suéteres y libros.

Metros más adelante, un grupo de mujeres jóvenes instalaron sus puestos. Reivindican sus ventas como “contra la violencia económica, autogestión económica” y tienden sus puestos sobre el piso. Algunas de ellas van sin cubrebocas, otras, hacen grupitos para platicar y ponerse al día, con la boca descubierta.

Hay calles que lucen más ordenadas. Madero, la de las tiendas más famosas, la que da al Zócalo, al Majestic y al Ritz, así como a la Torre Latinoamericana, tiene inhabilitada la mitad de la calle y la otra es usada en un solo sentido. En el cruce con Eje Central a todo aquel que busca meterse se le pide que lo haga por 5 de mayo o 16 de Septiembre.

A quienes esperan el semáforo se les ordena separarse y ponerse en lugares marcados. La gente obedece sin chistar. Es una emergencia. Pero a los que pasan sin cubrebocas en esa zona tan transitada, no se les dice nada. No vayan a sentirse reprimidos y en esta ciudad no se reprime, aunque sí se contagia y se saturan los hospitales, y mucho.

fmma