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Así te asaltan diario en el transporte y no te das cuenta

Pedir dinero en el transporte público no está calificado como un delito, sin embargo las características en que éste se pide, pueden tipificarlo como una extorsión

Escrito en METRÓPOLI el

“Buenas tardes señores pasajeros, nosotros no somos rateros ni mucho menos, acabamos de salir del reclusorio y solo venimos a pedirles una monedita voluntaria que no afecte su economía, si usted gusta cooperar con unos cinco o diez pesitos, mi amigo va a pasar a su lugar…”, así empezó con su ‘taloneo’ uno de los hombres que se subió en el transporte público.

Esta situación, común en el imaginario de los habitantes de la Ciudad de México y la Zona Metropolitana, es un asalto psicológico en el que uno o más hombres suben al transporte público, inician con un discurso en el que narran sus antecedentes penales y solicitan dinero; los pasajeros, en el intento de no ser agredidos o despojados de sus bienes, dan alguna moneda para evitar un atraco mayor.

Pedir dinero, no está calificado como un delito, sin embargo las características en que éste se pide, pueden tipificarlo como una extorsión, declara Leopoldo Rodríguez, analista en seguridad.

“Más que tipificarlo como otro delito, de hecho ya está tipificado como una extorsión. Sus argumentos usuales son de amenaza en los que subrayan que en vez de robarlos prefieren pedir dinero, eso como tal es una extorsión”, señala el experto.

Asimismo, explica Rodríguez, la extorsión es independiente del monto, puede ir desde un peso hasta 100 mil o más, se le puede tipificar por la presión psicológica y la amenaza de violencia que ejercen estas personas, sobre todo en esta ciudad en la que la policía no cuenta con la capacidad para resolver todo este tipo de situaciones.

Genaro, quien solicitó se cambiara su nombre, un día viajaba en el transporte público de la delegación Miguel Hidalgo, iba con su esposa y su hijo cuando dos sujetos subieron al camión ofreciendo chocolates a cambio de “una cooperación voluntaria que no afectara su economía”.

“El aspecto de los hombres era de chacas (sic) y me dieron miedo, más porque viajaba con mi familia, así que decidí comprar dos chocolates. Nadie más en el camión compró y los hombres se enojaron, me dejaron bajar junto con mi familia y asaltaron al resto de los pasajeros”, narra Genaro.

Brenda, por otra parte, cuenta que un día cuando iba rumbo a la UAM Xochimilco, un hombre abordó el camión, dando un discurso sobre él y comentando que traía unas pulseras –un hilo solamente– que podía regalar si cooperaban con la moneda que uno quisiera. Por miedo a ser asaltada, ella dio cinco pesos. 

Según psicólogos, el recurso que utilizan las personas que asaltan de esta forma en el transporte es su imagen, la manipulación e intimidación.

 

De este tipo de extorsión no existe un registro en la Ciudad de México debido a que ya sea por ignorancia o por desistirse, la población no denuncia.

¿Se puede denunciar?

“Sí podemos denunciar, porque es una extorsión, sin embargo todos sabemos que uno pierde más tiempo”, explica el analista en seguridad.

Según describe Rodríguez, para presentar una denuncia sin detenido puede tomar entre cuatro y 12 horas para concretar esta denuncia, y en general, la mayoría de las personas no tienen ese tiempo para estar en el Ministerio Público, sin mencionar que las autoridades solicitan presentación de pruebas para iniciar una averiguación.

El problema de fondo, una salida fácil

“En México no tenemos un sistema de seguimiento y apoyo a quienes salieron después de purgar una pena, no hay apoyo del carácter de reinserción social que les permita conseguir una vivienda y un trabajo digno”, explica Leopoldo Rodríguez.

Muchos prefieren en vez de entrar al mercado laboral, realizar una serie de actividades de carácter ilícito ya que les reditúa mucho más y les da una calidad de vida más decente.

fmma