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¡A la basura refris, ropa y despensas por inundaciones en Xochimilco!

Vecinos denunciaron que las autoridades fueron a hacer limpieza a las calles donde los rastros de la inundación apenas se nota pero no se ocuparon de las viviendas

Escrito en METRÓPOLI el

Vecinos de la calle Ejido, en Santa Cruz Xochitepec, Xochimilco, apenas se estaban recuperando de la tormenta que cayó el 18 de septiembre y que inundó sus casas, cuando volvieron a padecer otra este 26. Un mes antes ya habían sufrido otra lluvia también intensa.

La calle Comercio, que un día después lucía casi seca, y solo tenía algunos charcos y unos montículos de lodo, ocultaba los estragos que había dejado en algunas casas, que vieron subir el nivel del agua que causaron daños en muebles, electrodomésticos y hasta la despensa.

“La calle está limpia pero a las casas no las han venido a ver”, dice a La Silla Rota Rosa Icela Arteaga, quien vive en Ejido 6 y explica que las autoridades del gobierno de la alcaldía y capitalino fueron a hacer limpieza a las calles, donde los rastros de la inundación apenas se notan, pero en las casas los vecinos que vieron subir el nivel del agua no durmieron para sacar el agua sucia y después hicieron el recuento de los daños para ver qué se echó a perder y que pudieron rescatar. 

Sólo pasada la 1pm pasan un par de empleados de la Secretaría de Bienestar Social de la Ciudad de México, que no pasan a todas las casas, y hasta para prestarle la pluma a una vecina se niegan, que porque no pueden hacerlo por la covid-19.

PAREDES Y PISOS MOJADOS

Las paredes de las casas de la calle Ejido, que hace esquina con Comercio e Industria, más de 12 horas después de la tormenta lucen aun húmedas hasta 80 centímetros, como muestra del nivel que alcanzó el agua.

(Foto: Marco Antonio Martínez)

Entre los más vecinos más afectados están quienes viven en el predio de Ejido 6, un largo terreno donde habitan 10 familias, y en cuyo pasillo comunicante se ve que están preparados para las lluvias: ahí hay costales de arena y compuertas, que resultaron insuficientes para contener la lluvia de este 26.

Una de las casas es la de Miguel, quien no durmió y cuando es entrevistado por La Silla Rota, se encuentra haciendo limpieza del piso del patio y de algunos muebles afectados. De oficio hojalatero, dice desolado que tenía dos máquinas de soldar, y ambas se le echaron a perder por la lluvia. Una costaba 4 mil y otra dos mil pesos, pero sin ellas no tendrá trabajo o deberá pedir prestado para comprar una y no quedarse sin ingresos.

DESPENSA HÚMEDA

Pertenencias de los vecinos terminaron afectadas, sin servir y las pocas funcionales fueron puestas bajo el sol (Foto: Marco Antonio Martínez)

Adentro de su casa se encuentra su hija Ana Karen, quien también hace labores de limpieza. Explica como el agua se metió a la recámara y mojó parte de la cama y además echó a perder la despensa que colocaban en una esquina y ahora tendrán que ir a surtir de nuevo.

“Tenemos una pequeña despensa, todo se echó a perder, papel, sopa”, expresa en tono pausado, mientras se mece el cabello, como quien aún no puede creer lo que pasó, ya que apenas se comenzaban a recuperar de la lluvia del 18 de septiembre. 

“Ni modo, tuvimos que ir a comprar cositas, poquito papel y lo que teníamos resguardado ahí, todo se echó a perder”, lamenta.

Aunque una colección de muñecos de peluche se salvó de los efectos de la tormenta, gracias a que la losa impidió el paso del agua, eso no ocurrió en el baño, pues además de entrar el agua por el piso donde se elevó el nivel, también se traspasó por la pared, ya que al lado hay un terreno baldío.

“Tarda semanas en secarse, porque como está encerrado todo, por eso”, agrega y muestra el piso de cemento, oscuro por la humedad. 

En su caso, ella durmió un par de horas, cuando comenzó a desahogarse el agua, y al despertar entonces continuó la labor de limpieza. Sacó el colchón al pequeño patio, que también es su zona de bodega. Ahí se medio secó, gracias al sol de la mañana, y luego lo debieron meter, pues había otras cosas por secar, como zapatos y ropa. 

Para su infortunio, un refrigerador que tenían afuera, también se les echó a perder. 

“Apenas estamos revisando a ver qué podemos rescatar y si no…”, dice sin concluir la frase. 

NO HEMOS DORMIDO

Rosa Icela recuerda que comenzó a llover a partir de las 9pm. Inicialmente fue leve, pero luego de las 10pm se intensificó y así duró unos 45 minutos. Muestra que alcanzó un nivel a la altura de su hombro. De manera amable, guía a La Silla Rota en el predio de Ejido 6. 

El patio de su casa está lleno de ropa colgada, que ella lavó a las 4 de la mañana, ya que se mojó. “No hemos dormido, pero tengo que trabajar”. 

Presenta a su mamá, Romana Abonza Chavez, de 94 años, que recuerda que la calle seguido se inunda y por eso, cuando Avelino Méndez era jefe delegacional de Xochimilco, le regaló un refrigerador, cuando otro se le echó a perder. “El difuntito delegado me lo dio”. Esa vez además de perder su refri, se quedó sin alacena, y sus trastes estaban nadando en el patio, y ella ya no tenía fuerzas para recogerlos.

LA LLUVIA DEL 18 LO DEJÓ SIN COLCHÓN

Otro caso es el de José Alejandro, que en la lluvia del 18 perdió su cama, ropa, ropero, zapatos y mueblecitos que tenía en su pequeña casa, también de Ejido 6. En su patio se ve un colchón sobre un resto de despojos. 

(Foto: Marco Antonio Martínez)

José Alejandro recuerda que en esa ocasión no recibieron ayuda del gobierno. Sin colchón para dormir, debió pedir uno a un familiar suyo.

Algunos vecinos tienen compuertas en sus casas, para evitar el paso del agua, pues es común que cuando la precipitación es intensa se inunden, y la que cayó este 26 de septiembre así fue y duró alrededor de dos horas. 

Al mediodía de este 27, además de Arteaga, otros vecinos aseguraban que del gobierno nadie había pasado a preguntarles si necesitaban algo y con nostalgia recordaron al exjefe delegacional, Avelino Méndez, que por lo menos su administración sí ofrecía un kit de limpieza para lavar el piso y evitar el riesgo de infecciones. 

TRES VECES HAN CAMBIADO EL DRENAJE Y NO MEJORA

Brenda vive en otra casa del mismo predio y dice que siempre se inundan, por lo que el 26 improvisaron una compuerta de refuerzo con una puerta desvencijada. Se le dañó un poco la lavadora, y el agua se salió del baño. 

(Foto: Marco Antonio Martínez)

“Estas últimas lluvias han estado muy fuertes. Así es cada año, siempre sufrimos de lo mismo. Han cambiado tres veces el drenaje y esas tres veces sigue igual, no hay ninguna mejora”.

Al preguntarle si alguna autoridad les avisa que se avecinan lluvias, responde que no. “Ya sabemos que cuando empieza a llover es tapar hoyos y poner compuertas”. 

Otra vecina es Astrid, quien faltó a su trabajo como chofer, para quedarse a limpiar su casa, lo que implicó perder el ingreso de un día. Sus compuertas ya no sirven y ya no sabían de dónde salía el agua. 

“Ya van dos lavadoras que se me echan a perder en un año”.

OLAS

El colmo fue que cuando pasó uno de los camiones de desazolve de Protección Civil, en la madrugada, lo hizo tan rápido, que iba a hacer lo que no hizo la lluvia en la casa de Elizabeth Pineda, quien desde hace años puso compuerta para su zaguán y para su puerta principal, y su casa no se inundó más que una bodega. Pero cuando pasó el camión causó una ola que metió lodo a su casa. 

“Mi esposo le dijo hasta de lo que se iba a morir y le dijo ‘estás viendo hasta dónde está el agua y te quieres meter, qué poco criterio tienes”.

Otro vecino que sufrió los estragos de la lluvia fue José María Coss. Recibe en su casa a La Silla Rota. 

Asegura que el agua de la lluvia llegó a un nivel de 80 centímetros y que entró a su sala, llegó al comedor, y afectó los clóset de madera, los muebles del baño que se abrieron, las camas y se metió a los automóviles. Además, al abrir la puerta de la calle se le metió basura.

En una de las partes que aún no lava, aún hay agua y al caminar se oye el chacualeo de sus pasos. Incluso, ahí hay muebles apilados que se mojaron en la lluvia del 18 de septiembre pasado, y que estaba esperando a que se secaran para ver cuáles aún sirven, y ahora sumará otros.

En una cocina se ven unos tragaluces rotos donde se filtró ahí el agua. Los de Protección Civil del Gobierno Central ayudaron a sacar el agua, les reconoce.

Otra vecina es Argelia, en cuya casa la lluvia del 28 fue tan intensa que las compuertas de Argelia resultaron rebasadas. Dice que las tiene desde hace 10 años. 

“Fue insuficiente, todo sube, se nos rebasa, la mayoría tenemos de estas láminas pero no nos sirve de mucho”.

Como se les metió el agua, debieron subir la sala en las sillas, lo más que se pudo, “porque luego nos gana”. 

Pese a ello se les echó a perder la cocina, su trasterío, y la anterior vez, el 18 de septiembre, fue el mueble de la televisión y debieron hacer uno de concreto.

Entonces pidió a las autoridades mejorar el drenaje y hacer las banquetas en alto o lo que sea para mejorar.

“Si nos vienen a ayudar pero no es suficiente para el agua que viene de Santiago, de El Cerro y se nos acumula en esta parte baja”.

aemz