DAÑO AL MEDIO AMBIENTE

Yuhualixqui: el cerro que se hace pequeño por la extracción de tezontle

Desde hace décadas, el volcán Yuhualixqui en Iztapalapa ha sido destruido por la extracción de tezontle y arena, lo que ha reducido su tamaño, dañado el ecosistema, generado polvo y revelado irregularidades en permisos y control ambiental

Créditos: MARCO ANTONIO MARTÍNEZ | LSR
Escrito en METRÓPOLI el

Rosalba Cortés llegó hace 50 años a lo que ahora es la colonia Lomas de San Lorenzo, en Iztapalapa. En su calle Prolongación San Isidro, sólo había arena y, a unos metros, comenzaba el cerro, que en realidad es un volcán llamado Yuhualixqui, que significa “aquello que ensombrece” o “lugar donde se da sombra” en náhuatl.

Al paso de los años el volcán comenzó a ser rebanado para extraer tezontle y arena para usarlos como material de construcción. Donde comenzó a extraerse ahora hay casas. Los cortes son visibles desde el Metro de la Línea 12, en avenida Tláhuac.

“El cerro estaba más cerca, pero van quitando y van vendiendo”, dice doña Rosalba, quien abunda en sus recuerdos sobre el coloso que daba sombra y ahora luce mutilado.

Antes estaba entero, tenía un hoyo, ahí jugaban los muchachos futbol. Decían que era un volcán que explotó. Nosotros no vimos eso, era un solo cerro”, añade doña Rosalba, mientras señala a la disminuida formación geológica, detrás de las casas de sus vecinos.

Sobre los efectos de la extracción de tezontle y arena, dice que cuando lo rebanaban se formaban remolinos y entonces se hacía la polvareda, pero ahora con las casas que hay enfrente y que se extienden en cuadras disparejas hacia el cerro, ya no se percibe el polvo.

“Para qué le voy a decir que el cerro nos molesta”, expresa, como si el cerro fuera un ser vivo.

La extracción sigue del otro lado

La presencia del cerro ha tenido tal influencia, que hay una calle que se llama Cerrada Grava. En dirección al cerro hay una calle que está enfrente de él. Se llama Moras. Ahí se siente un polvillo que ingresa a la nariz y a la garganta y rápido causa irritación. Es una calle con casas, un taller mecánico y una pensión para transporte pesado, en las faldas del Yuhualixqui.

Algunos vecinos consultados dicen que sí se siente el polvo, pero ya están acostumbrados.

Foto: Marco Antonio Martínez | LSR

TAMBIÉN LEE: Baños improvisados y cubetas: la rutina de aseo de los docentes de la CNTE

TAMBIÉN LEE: Estudiantes toman el edificio administrativo de la UAEMex

Doña Rosalba dice que ahora sacan la arena del otro lado del cerro, a tres cuadras de donde vive, dando vuelta a la derecha por Avenida del Árbol, en la misma colonia, a unos cinco minutos en pesero, frente a una tienda de autoservicio.

Se refiere a un enorme predio que pertenece a Concretos Reciclados. Ahí salen camiones y se ve una montaña de lo que parece arena gruesa.

Pero también sobre la calle Providencia, del lado contrario, frente a la Universidad Autónoma Ciudad de México plantel San Lorenzo, hay calles de dónde salen camionetas con tezontle de calles sin pavimentar.

Foto: Marco Antonio Martínez | LSR

La Sierra Santa Catarina, zona sobreexplotada

El Yuhualixqui forma parte de la cadena montañosa de la Sierra de Santa Catarina. También se le conoce como volcán San Nicolás.

De acuerdo con información del gobierno de la Ciudad de México, es una de las partes más sobreexplotadas y deterioradas de la sierra.

Una empresa minera privada compró la colina hace más o menos 40 años. El cuerpo en general se ha reducido en aproximadamente un 60%. También fue muy afectada por el terremoto del 19 de septiembre de 2017, lo que provocó un importante deslave de tierra”, se lee en la página de Mexicocity, del gobierno capitalino.

Los residentes y activistas han exigido detener las extracciones en curso, ya que el pico es una fuente importante de agua subterránea capturada en el área y también es un hábitat para conejos y liebres locales, según el sitio.

Foto: Marco Antonio Martínez | LSR

Los peligros de la extracción

Carla Flores Lot es, junto con Manuel Llano y Carlos Carabaña, coautora del libro “Ríos y montañas en riesgo, una mirada crítica a la extracción de materiales pétreos en México”.

En entrevista con La Silla Rota, la estudiosa de fragmentación del paisaje explica que la actividad de extracción de material pétreo que se utiliza lo mismo para la construcción, vidrios o chips, se hace sin suficientes controles legales y gubernamentales, lo que pone en riesgo al medio ambiente y el entorno donde se desarrolla.

“Es algo como el cotidiano de abrir la llave del agua, el de reventar un cerro para sacar materiales de canteras. Aquí en la ciudad puedes circular por División del Norte y verlos en una venta intensiva (se refiere a equipo de baño y cocina que venden en esa avenida), pero además cada vez que están haciendo un camino, una carretera, construyendo un edificio, ves los camiones de acarreo y trasladar todo eso al territorio. ¿De dónde lo están sacando?”, cuestiona Flores Lot, quien es bióloga egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM.

Los impactos ambientales pasan por la pérdida de vegetación natural que conlleva también la del suelo fértil y la de seres vivos que viven en esos ecosistemas. Pero además esos lugares antes de ser arrasados brindaban una serie de servicios ambientales, como la infiltración de agua, que sirve para que los acuíferos no contengan turbulencias.

También hay emisiones de polvo que quienes son dueños de los bancos de materiales justifican como momentáneas y de muy corto alcance, lo cual no es verdad, asegura la experta.

Foto: Marco Antonio Martínez | LSR

Respecto a la regulación, en el caso de los bancos de materiales terrestres una conclusión es que la estatal es una maquinaria de capital político y de corrupción, critica la también investigadora de CartoCritica.

“Muchos de los dueños de los bancos son funcionarios públicos, son municipales o caciques. O sea, de familias bien de la zona. Entonces, tienen acuerdos y los vacíos legales permiten que estos sigan existiendo”.

Otra irregularidad es que no hay un registro público de bancos de material.

Crece actividad pero con subregistro

El estudio revela un crecimiento exponencial de la actividad extractiva en el país, que ha aumentado 619%, pasando de 10 mil 188 hectáreas en 2010, a 73 mil 287 en 2024.

En la Ciudad de México en 2010 había 8 bancos de materiales, con 159 hectáreas, mientras que en 2024 aumentaron a 14 y ocuparon 276 has.

Mientras los registros de la administración pública de la administración reportaron en 2024 solo 1,701 bancos de material, mediante imágenes satelitales se identificaron 6 mil 447.

Foto: Marco Antonio Martínez | LSR

Esto implica un subregistro significativo y evidencia la amplitud presumiblemente ilegal, lo que presenta un gran reto para la fiscalización y regulación del sector, se lee en el estudio, publicado por la Fundación Heinrich Böll y CartoCrítica.

Contexto: la página Atlas Materia Prima, elaborada con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (2021) documenta los saldos de la actividad extractiva en el paisaje en diversos puntos de la República Mexicana.

El sitio informa que la extracción de tezontle del Yuhualixqui se lleva a cabo desde los años 60 lo que cual ha reducido su estructura de manera alarmante y quien lo observa aprecia un cerro partido por la mitad.

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO

SÍGUENOS EN EL SHOWCASE DE LA SILLA ROTA DE GOOGLE NEWS

“Según el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Iztapalapa el uso de suelo del volcán Yuhualixqui estuvo marcado como área verde y concesionado como banco de material al año 1997, ese mismo año la Seduvi decretó parte del polígono de preservación ecológica”, pero la extracción de material continúa.

Foto: Marco Antonio Martínez | LSR

gph