CDMX

Así es el manantial de la CDMX ¿en qué afecta?

Este es uno de los destinos turísticos que podrías visitar en la Ciudad de México durante estos días de descanso con la familia

Son pocos los manantiales que hay en entornos urbanos como la CDMX.Créditos: LSR / ISTOCK
Escrito en METRÓPOLI el

En medio del ruido de los autos, el concreto y las prisas de la vida urbana, hay un fenómeno natural que parece sacado de otro tiempo: los manantiales. Estos nacimientos de agua subterránea, que brotan naturalmente a la superficie, son una fuente vital de vida, historia y biodiversidad… incluso en medio de las ciudades.

Un manantial es el punto donde el agua subterránea fluye de manera natural hacia la superficie. Esto ocurre cuando el nivel freático, es decir, el nivel del agua bajo tierra, se encuentra más alto que la superficie del terreno, lo que permite que el líquido brote espontáneamente.

Este proceso puede tardar años o décadas en formarse, ya que el agua de lluvia se infiltra por el suelo, se filtra entre rocas y capas de tierra, y finalmente emerge limpia y fresca a través del manantial. Son, en esencia, respiraderos de las venas subterráneas del planeta.

Manantiales en la ciudad: una riqueza ignorada

Contexto: Aunque muchas veces se asocian con zonas rurales o montañas, en realidad muchas ciudades cuentan con manantiales naturales que han existido desde antes de su urbanización. En lugares como Ciudad de México, Guadalajara, Puebla o Xalapa, aún sobreviven algunos de estos nacimientos de agua.

Por ejemplo, en Coyoacán, al sur de la capital, existen registros de antiguos manantiales que alimentaban canales y huertos desde la época prehispánica. Algunos, como el de Los Manantiales en San Ángel, aún siguen activos, aunque rodeados por avenidas, casas y comercios.

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Así es el manantial de la CDMX

Enclavada junto al Desierto de los Leones, en la alcaldía Álvaro Obregón, la comunidad de Santa Rosa Xochiac protagoniza un ejemplo de colaboración entre habitantes, científicos y autoridades para enfrentar uno de los retos más apremiantes de nuestra época: la gestión sostenible del agua.

Desde tiempos ancestrales, la población local ha dependido del manantial Ojo de Agua, cuyas aguas han sustentado tanto sus necesidades básicas como sus prácticas culturales. Sin embargo, la creciente extracción de agua subterránea en la capital ha disminuido significativamente su descarga, lo que amenaza la conexión entre el acuífero y el manantial, así como el modo de vida de quienes viven en esta zona de conservación.

Este esfuerzo colectivo ha promovido la autogestión del recurso hídrico mediante acciones de restauración ecológica y captación de agua pluvial. Entre ellas, destacan la rehabilitación de tinas ciegas, represas de mampostería, gaviones y estructuras de madera, todas diseñadas para retener el agua de lluvia e infiltrarla al subsuelo, favoreciendo la recarga natural del acuífero.

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Asimismo, en los hogares de la zona se han instalado sistemas de captación pluvial en techos, lo que permite aprovechar el agua de lluvia para riego, limpieza y otros usos no potables. Esto representa una reducción significativa en la demanda del suministro público, especialmente en épocas de escasez.

La comunidad también ha contribuido con testimonios históricos, registros y experiencias, que han sido fundamentales para comprender la relación entre el agua y la vida cotidiana, y para planear nuevas estrategias de distribución en zonas vulnerables de la Ciudad de México.

A pesar de los avances, el proyecto enfrenta retos importantes, como ampliar la red de captación en zonas con menor densidad poblacional, actualizar los equipos de medición y profundizar el estudio del comportamiento climático en la región.

ISTOCK

AJA